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Tormenta en las redes y negocios por la tarjeta azul del PP balear

Los descuentos comerciales que da la formación a sus afiliados con carné dispara la polémica

La targeta blava (tarjeta azul) estará agregada al carné del Partido Popular de Baleares y facilitará a los afiliados tener mejores precios en una red de comercios y empresas. Las rebajas van desde la compra de un coche hasta unas vacaciones internacionales pasando por un pen drive. Serán "ventajas" en un "programa único", reza en su folleto.

El "partido político sin ánimo de lucro" firma contratos de "colaborador" con más de 300 compañías para "beneficiar con descuentos y bonificaciones" a sus 22.000 militantes, que pagan como mínimo 36 euros al año. "Será igual que las de los sindicatos y tantos colegios profesionales", aseguran desde el PP, que rechaza que se genere "un privilegio o donación" al partido por parte de las firmas vinculadas.

La tarjeta disparó la polémica. Cientos de mensajes y comentarios pueblan las redes sociales desde las islas, la gran mayoría de denuncia y rechazo por lo que se considera una discriminación política y comercial entre la clientela. Y la portavoz del PP, Mabel Cabrer, tardó poco en responder para afirmar que la campaña recuerda la de los nazis que colocaban la estrella de David de las fachadas de las casas y comercios de los judíos.

Un empresario de Palma, Dani, de Foto Ruano, que apareció como adherido en el listado divulgado en la prensa local, rectificó mediante una declaración en vídeo en su página web. Anunció que no "daría beneficios por ser de un sitio u otro" y acabó llorando, pidiendo perdón por lo que consideró "un error".

Estimados clientes y amigos: Respecto a la polémica que se está levantando sobre nuestras tiendas en las redes...

Gepostet von Foto Ruano Pro am Freitag, 9. Mai 2014

Una cadena de propuestas de boicoteo y comentarios denuncias circula en Facebook, Twitter y WhatsApp, donde se señalan empresas o se adjunta el listado de tiendas adheridas. El manifiesto de Ruano acumuló más de medio millar de apuntes en una jornada y su vídeo fue destacado.

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El PP —hegemónico en Baleares— ha suscitado la aparición de un nuevo foco de resistencia opositora y, además, en tiempo electoral. La política de la mayoría ha generado en la sociedad insular distintos polos de movilización: bastante gente —educadores y padres— usa la camiseta verde para expresar su rechazo a los recortes y al trilingüismo. La exhibición de lazos con la bandera de las cuatro barras se ha extendido tras el veto legal y las multas por su presencia en los edificios públicos con una ley ad hoc del Gobierno balear. Los temas son recurrentes en los debates institucionales y medios insulares.

La tarjeta azul PP surge al tiempo que el presidente balear, José Ramón Bauzá, hace apología "de defender lo nostro", un mensaje localista frente a supuestas interferencias idiomáticas o culturales. "¿Quiénes son los nuestros y qué es lo nuestro? Los de la tarjeta; lo nuestro para los nuestros", manifiesta Jaume M.R. empresario mediano crítico con la propuesta comercial.

En la formación que ocupa todas las cúpulas de poder de las islas (menos Formentera) no se ve motivos de dudas éticas y de legalidad. Es una iniciativa de un partido "pionero e innovador". Miquel Vidal, secretario general del PP en Baleares, presentó a sus seguidores la tarjeta para dar valor añadido a la militancia y una forma de adaptarse a los “nuevos tiempos”, según la carta que remitió a sus bases. El PP quiere compactar a su militancia y además captar más adeptos con carné.

Llamada al boicoteo

“Yo pienso boicotearlos, a título personal, en la medida de mis posibilidades”, anunció en las redes Antoni Machado, senador por Mallorca del PSOE. “Me ayudas a difundirla (la lista)? Me ayudas a boicotearlos?”. Igualmente el exconsejero socialista de Turismo, Celetí Alomar, advirtió que se cambiaría de compañía de teléfono al ver su marca entre las adheridas.

Los socialistas y nacionalistas de Més en el Parlamento de Baleares ha cuestionado al Gobierno balear la legalidad de la tarjeta, al entender que las empresas adheridas harán “una donación” y contratarán con el PP lo que podría vulnerar la ley de contratos y partidos. La dirección balear consultó con la calle Génova sobre la oportunidad y legalidad de la iniciativa.

Una vecina de un pueblo de Mallorca, trabajadora social Catalina Mesquida, divulgó su carta remitida a la empresa donde compró su coche. “Prescindo de sus servicios por una cuestión de ética. Nunca más pondré los pies en un comercio que transgreda las normas elementales de no discriminación por razones de sexo, raza o ideología”. Mesquida cree que se ofrecerán precios distintos a los vecinos en función de la militancia en un partido.

Tarjeta azul del Partido Popular balear.
Tarjeta azul del Partido Popular balear.

El exsenador nacionalista Pere Sampol, de Més, abrió la caja de los truenos semanas atrás al reclamar la lista de adheridos para “no entrar nunca más” en las tiendas que harán descuentos a los militantes del PP. “Es antisocial. Podrían hacer descuentos a los parados" observó Sampol. El presidente Bauzá y del PP, en el Parlamento, lamentaron estas “actitudes de otra época, dictatoriales”.

En el Parlamento, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma, se han debatido mociones de rechazo a la tarjeta. El portavoz de Més en Palma, Antoni Verger cree que “la idea es una auténtica aberración inaceptable e intolerable? Abunda en el descrédito de la política y genera suspicacias y dudas sobre la objetividad de la administración. ¿No entienden que algunas empresas se verán forzadas a participar por miedo a no sufrir represalias?".

Descuentos para todos

Lejos de la militancia, unos jóvenes empresarios de Palma, del restaurante Beewi, han salido al paso, al creerse comprometidos por estar en la lista de la tarjeta del PP: “cualquier persona que nos visite con una tarjeta azul, roja, verde o amarilla disfrutará de un 10% de descuento”, aseguraron en su web. Explican que “la colaboración con el Partido Popular fue confusa y como en todos los casos no llegamos a acuerdos estrictamente formales, son más bien acuerdos de barra. Desconocíamos que se nos iba a identificar con corriente ideológica alguna.”

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