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El rescate del pesquero se retrasa al romperse un cabo de Salvamento

Salvamento trata de estabilizar el barco por segunda vez la tarde de este jueves

Amigos y familiares de los pescadores desaparecidos observan los trabajos de los equipos de rescate.
Amigos y familiares de los pescadores desaparecidos observan los trabajos de los equipos de rescate.EFE

La tragedia del barco pesquero gallego Santa Ana, hundido a las cinco de la mañana del lunes a 900 metros de litoral asturiano, en cuyo interior se cree que permanecen aún seis de sus nueve tripulantes, y la espera angustiada para las familias de los desaparecidos se mantiene en la tarde de este jueves. El primer intento para tratar de estabilizar el pesquero esta mañana ha fracasado al romperse el cabo con el que una embarcación de Salvamento Marítimo pretendía cambiarlo de posición, para facilitar la entrada de los buzos a su interior.

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Los buzos de Salvamento y de la Guardia Civil volverán a sumergirse a las cinco de la tarde para repetir la maniobra, pero esta vez con una cadena de mayor resistencia. En el siniestro perecieron dos de los ocupantes del arrastrero, cuyos cadáveres fueron recuperados una hora después del naufragio. Solo uno de sus marineros fue rescatado con vida.

La dificultad del rescate y el riesgo que entraña son muy elevados. El barco, de 30 metros de eslora, está prácticamente hundido en su totalidad y en posición vertical, apoyado por la zona de popa tras zozobrar por colisión con las rocas del islote Erbosa, frente al cabo de Peñas (Asturias). Sobre el mar apenas emerge ocasionalmente una ínfima parte de la proa.

La disposición del barco dificulta el intento de acceso al interior del arrastrero. Y aún hace más compleja y arriesgada la operación la inestabilidad del Santa Ana, golpeado y zarandeado por el oleaje, que en esa zona de la costa es intenso. Las fuertes corrientes de agua dominantes en el área de Peñas —de Oeste a Noreste— y los embates del mar contra las rocas dificultan la estabilización del pesquero. Agrega riesgos adicionales para los equipos de rescate que el barco se haya enredado en sus propios cabos, aparejos y redes de pesca. Tampoco ayuda que la visibilidad dentro del agua se haya reducido desde el lunes y sea muy limitada.

Un equipo de submarinistas se sumergió este martes por vez primera durante 25 minutos para explorar el lugar y hacer un reconocimiento del pecio del Santa Ana, de la situación y zonas de apoyo del barco. También evaluó los riesgos en caso de intervención y de análisis de las vías alternativas de actuación para entrar en la embarcación.

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Un equipo de seis buceadores de Salvamento Marítimo prevé hacer este miércoles dos nuevas inmersiones para seguir estudiando la situación y evaluar las acciones posibles. Se han barajado el acceso directo al interior y también remolcar el pecio a una zona de abrigo de la costa donde se reduzca el riesgo para los submarinistas.

Foto: atlas | Vídeo: atlas

De ambas posibilidades, parece cobrar fuerza la eventualidad de una intervención en el mismo lugar del siniestro. Este miércoles llegarán a Asturias 14 buceadores experimentados en intervenciones en espacios confinados bajo el agua. Y, según Salvamento Marítimo, el jueves posiblemente intervendrán con los buceadores que ya están desde el lunes en el lugar del siniestro. La posibilidad de esta demora se había manejado desde el mismo lunes, ya que las previsiones ya apuntaban entonces que el mar no amainaría en la zona de Peñas y de Erbosa hasta el jueves. Una calma temporal que se pretende aprovechar para intentar acceder al barco.

Mientras tanto, continúa el dispositivo de rastreo por mar y desde el aire. La supervisión se hace en un área con un radio de 10 millas náuticas (18,52 kilómetros) a partir del punto en que se produjo la tragedia por si aparecieran supervivientes o cadáveres. En la búsqueda participan cinco embarcaciones y dos helicópteros.

El pesquero gallego Santa Ana, aunque con bandera portuguesa, zarpó en la madrugada del lunes del puerto de Avilés, donde operaba con frecuencia, para faenar en un caladero de xarda (caballa) frente a la costa de Asturias. Del puerto salieron al mismo tiempo otros arrastreros, entre ellos otro del mismo patrón. Desde la bocana de la ría de Avilés, y una vez doblado el cabo y faro de San Juan de Nieva, las embarcaciones trazaron un rumbo rectilíneo en diagonal con sentido noreste. De ellos, el Santa Ana fue el que mantuvo un rumbo más próximo a la costa y al cabo de Peñas, lo que resultó fatídico cuando se encontró en su trayectoria con Erbosa, el mayor de los islotes existentes en la zona

Los seis tripulantes desaparecidos son los gallegos Manuel Indalecio Mayo Brea (cocinero) y Lucas José Mayo Abeijón (marinero), ambos de Muros (A Coruña); el asturiano Marcos del Agua Chacón —alumno en prácticas, de 28 años, natural de Oviedo y estudiante de segundo curso del módulo de grado medio de Pesca y Transporte Marítimo en la Escuela de Formación Profesional Náutico Pesquera de Gijón—; el contramaestre portugués Víctor José Farinhas Braga y los indonesios Suherman (mecánico) y Wasito (marinero).

Los dos fallecidos, cuyos cadáveres fueron rescatados a las seis de la mañana del mismo lunes son Francisco Gomes Fragateiro, de nacionalidad portuguesa, y Manuel Indalecio Mayo Brea, de Muros (A Coruña). El superviviente es el técnico de pesca Manuel Simal Sande, vecino de Abelleira, en Muros (A Coruña).

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