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Rajoy inclina la balanza contra Cospedal

La secretaria general queda más debilitada frente a Santamaría o Arenas Los cospedalistas aseguran que ella no tenía ningún preferido en Andalucía

Carlos E. Cué

Lleva años haciéndolo. A Mariano Rajoy le gusta tener a su alrededor el poder muy repartido. Siempre busca ese juego, como hizo cuando, contra la opinión de casi todos, no designó un vicepresidente económico y repartió la cartera entre Cristóbal Montoro y Luis de Guindos. Es su forma de garantizarse que nadie acumula poder, que solo manda él. También lo había hecho con Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. A una le dio el control del día a día de Gobierno —antes, en la oposición, del grupo parlamentario— y a otra del partido. “Es como si hubiera dado un ministerio más a Cospedal, el del PP; le deja hacer lo que quiere”, comentaban los dirigentes. Pero ese complejo de equilibrios se ha roto esta semana. Y la balanza se ha inclinado en contra de Cospedal.

“Lleva casi cinco años como secretaria general y ha tenido muchos altibajos, pero nunca se había llevado un golpe tan duro como el de esta semana. Y se lo ha dado su gran apoyo, el que apostó por ella y siempre la ha defendido: Rajoy”, resume un dirigente. La elección de Juan Manuel Moreno, una persona próxima a Javier Arenas, a Soraya Sáenz de Santamaría, incluso a Jorge Moragas, y muy alejada de Cospedal, para dirigir el PP de Andalucía, ha supuesto una clara desautorización de la secretaria general, a la que prácticamente todos veían decantada por José Luis Sanz.

Todos los consultados asumen que Cospedal se ha llevado un golpe muy duro, aunque nadie cree que Rajoy esté pensando en relevarla y algunos incluso aseguran que, conociéndole, en breve hará algún gesto claro para reforzarla, para compensar.

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Sin embargo, el entorno de Cospedal niega la mayor. Insisten en que no ha habido ninguna desautorización porque ella nunca tuvo candidato. Sanz no era su apuesta, aseguran. Nunca lo dijo ni en público ni en privado. Se limitó a señalar que ella quería el candidato que fuera “capaz de ganar las elecciones”. Por tanto, ella no se siente en absoluto debilitada.

Lo cierto es que la secretaria general, con la elección de Moreno —aunque es seguro que ambos intentarán mantener buenas relaciones— ha perdido la batalla por el control del PP andaluz, que como sucede en el PSOE es la clave para controlar el partido y cualquier batalla sucesoria. De la misma manera que en 2008 Rajoy se apoyó en el andaluz Arenas y el valenciano Francisco Camps para resistir los embates de quienes pretendían su dimisión, cualquiera que pretenda suceder a Rajoy algún día deberá contar con Andalucía. Por eso esta batalla no era menor, y es clara la derrota de Cospedal frente a un grupo heterogéneo en el que están Arenas, Sáenz de Santamaría y otros miembros del Gobierno. Baste señalar que ella ni siquiera ha llamado en toda la semana a Moreno. Fue Carlos Floriano, mano derecha de Cospedal y quien lleva ahora el día a día del PP con Esteban González Pons, quien le comunicó que era el elegido por Rajoy. Los suyos niegan esta soledad de Cospedal y hablan de normalidad. Pero otros muchos dirigentes señalan que lo sucedido no es tanto una victoria de Arenas y Santamaría —la vicepresidenta tuvo a Moreno como mano derecha en el PP, y el viernes dijo que su salida como secretario de Estado de Asuntos Sociales hace “un gran roto” al Ejecutivo— como un aviso muy serio de Rajoy a Cospedal. Un recordatorio de que en el PP, aunque no se ocupe mucho, sigue mandando él y solo él.

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De campaña con un comisario europeo

María Dolores de Cospedal sigue con su agenda ajena a todo. Ella mantiene su desenfrenada actividad, ya que acumula los cargos de secretaria general y presidenta autonómica de Castilla-La Mancha. Y ayer recibió en Toledo la visita del comisario europeo de Presupuestos, Janusz Lewandowski. Con él al lado aprovechó para hacer campaña europea. A falta de candidato, ella es la cara más visible de esta campaña, que dirige Carlos Floriano. “Europa se juega contar con una cámara donde decidan aquellos que tengan una visión de futuro de Europa y no podemos arriesgarnos a entregar ese futuro a organizaciones que están ensimismadas en sus intereses o que han surgido al albur de oportunismos”, aseguró en posible referencia a los rivales del PP en estas elecciones, como UPyD, Ciutadans o Vox.

Cospedal pidió fijarse “en aquellos que tienen una auténtica visión de Europa”, y aseguró que el PP está entre ellos, porque defiende que “creer en Europa no es una obligación, es una necesidad”. Cospedal reivindicó además la estabilidad política de España en el contexto europeo, precisamente ahora que Italia vive una nueva crisis.

Cospedal aprovechó para lanzar un aviso al PSOE por si tiene intenciones de presentar una moción de censura en Navarra con Bildu, aunque los socialistas lo niegan: “Los que apoyan el terrorismo no se pueden disfrazar ahora de aliados o de compañeros de viaje para posibles gobiernos. Un partido como el PSOE, que tanto ha luchado contra el terrorismo y que tanto ha sufrido también por el terrorismo, no se puede permitir el lujo de olvidar”.

En cualquier caso, el enfrentamiento entre Cospedal y Santamaría, que ambas niegan, es el centro de las conversaciones internas hace años. La tensión llegó al máximo al principio de la legislatura, cuando ambas fueron noticia por sus maridos. Uno, Ignacio López del Hierro, tuvo que renunciar al consejo de Red Eléctrica, una empresa pública, por el escándalo, y el otro, Iván Rosa, dejó la administración para fichar por Telefónica. Internamente llovieron los cuchillos. Y las algaradas siguen. Algunos atribuyen al entorno de Cospedal las especulaciones de que había una encuesta del PP que dejaba a Sáenz de Santamaría muy bien colocada como candidata a la alcaldía de Madrid, lo que la sacaría del Gobierno y le quitaría todo su enorme poder. Y la fotografía de López del Hierro sentado en primera fila al lado de Rajoy en la convención de Valladolid ha aumentado la tensión. La secretaria general acumula así cada vez más críticas internas que se multiplican cuando gestos como el de Rajoy con Moreno debilitan su autoridad.

Cospedal ha sufrido mucho desgaste, además porque Rajoy la ha colocado como parapeto en el caso Gürtel. Ella ha dado la cara y se ha dejado muchos jirones, aunque los suyos creen que es muy injusto, porque ella es la que rompió con Bárcenas.

En cualquier caso, muchos señalan que el problema de fondo no es Cospedal, sino el descontrol que se ha instalado en el Gobierno y en el PP por la inacción de Rajoy. Muchos esperan hace meses algún cambio que les permita recuperar impulso, pero el presidente ni siquiera ha sido capaz de elegir en Navidad, como prometió, al candidato a las europeas. Lo hará a última hora cuando vea, en Dublín, los juegos de equilibrios del PP europeo y qué puestos le pueden tocar a España en el nuevo poder de la UE. Muchos dirigentes confían en que al fin lleguen cambios que den un nuevo impulso. Nadie espera revoluciones, pero sí algo que les haga remontar en las encuestas, ya que cada vez hay más preocupación en el entorno de Pedro Arriola por la posibilidad de perder las europeas y abrir paso así a una recta final de las locales y autonómicas de 2015 muy complicada.

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