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“La consejera recibía clientes como si siguiera siendo su asesora fiscal”

La declaración de la exdirectora de la Hacienda navarra contra Lourdes Goicoechea

“Mi primer contacto como gerente de la Hacienda de Navarra con la señora Goicoechea se produjo el 27 de septiembre de 2011, siendo consejera de Desarrollo Rural, Empleo, industria y medio ambiente. Atendí una invitación que me hizo para comer en un restaurante de la ciudad, en la sobremesa me pidió que le diera una copia del Plan de Inspección, con el fin de saber de antemano si entre los contribuyentes seleccionados para ser objeto de inspección se encontraban clientes de su asesoría fiscal. Ante lo insólito de su petición, advertí en ese momento a la señora Goicoechea de la absoluta imposibilidad de atenderla y le manifesté que toda la información tributaria de la Agencia Tributaria de Navarra es reservada y confidencial. Las injerencias de la consejera en competencias que no le corresponden han sido insistentes, si bien todas las ellas en grado de tentativa, porque la hacienda tributaria de Navarra ha sabido mantener el principio de independencia y los criterios objetivos.

Con respecto a determinados contribuyentes, la consejera, la primera semana de julio de 2012, intenta impedir que se realice una actuación que ya estaba prevista. Le indicamos que ella carecía de competencias para determinar a quien se revisaba y a quien no, y que si se había detectado la existencia de un riego fiscal, la agencia tributaria de Navarra tenía que hacer su trabajo. El 4 de marzo de 2013 con respecto a un contribuyente que había sido objeto de una inspección en el Impuesto de Sociedades por beneficios fiscales me instó para que le dijera al inspector actuante que cambiase la propuesta puesto que en su opinión, el incumplimiento de la empresa se debía solo a requisitos formales y la regularización ocasionada en estos tiempos producía perjuicios económicos para la entidad.

También me preocupó constatar que recibía a clientes como si siguiera siendo su asesora fiscal.

El 15 de abril de 2013, en una reunión semanal que mantengo con la consejera me pide una copia de las declaraciones de los modelos 190, declaración anual de retenciones del trabajo, y F50 0 347 declaración anual de operaciones con terceros de la caja de ahorros de Navarra, desde la fecha más antigua a la que podamos remontarnos. Estas declaraciones permiten conocer la retribución de todos los empleados y consejeros de la entidad así como los cobros y pagos realizados por todos los proveedores y clientes con importe superior a 3.005 euros que no deban ser informados en otros modelos. Solicité al servicio de fiscalidad un informe para que valorasen jurídicamente todas las posibilidades e implicaciones a efectos de la cesión de datos. El informe concluyó que legalmente no es posible acceder a esta información y que por lo tanto no se pueden dar copia de estas declaraciones.

El 1 de octubre de 2013 en la entrevista televisiva concedida en el programa Cara a Cara y ante el visionado de las palabras de Ángel Vizcay en la asamblea de compromisarios del club atlético Osasuna, la consejera dio a entender que hasta su llegada al departamento de Economía, Hacienda, Industria y Empleo, la actitud de Hacienda y de los responsables anteriores hacia este contribuyente había sido la contraria a la que ella había mantenido. Recibí quejas airadas de mis compañeros y de otras personas por el evidente perjuicio que la máxima responsable del departamento causaba hacia la imagen de la institución y de sus trabajadores. En aquellas fechas, 3 de octubre de 2013, elaboré un informe en el que se recogían pormenorizadamente todas las actuaciones que se habían realizado, al menos en los últimos seis años, para acreditar que la Hacienda navarra nunca miró para otro lado.

El 8 de noviembre de 2012, en una reunión del equipo económico del departamento, la hacienda tributaria plantea cuatro escenarios para retrasar las devoluciones. El elegido por la consejera fue el más beneficioso para el cumplimiento del objetivo de déficit de 2012, esto es, el que supone mayor importe de devoluciones retrasado: 67 millones de euros. Para la Comunidad Foral de Navarra, esta medida ayuda, junto a otras ya conocidas a cumplir el objetivo de déficit de 2012. Para los constribuyentes, lesionó todavía más la liquidez de las empresas en una situación muy delicada para obtener financiación de los bancos y afectó a la actividad económica.

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Tras haber meditado en diferentes ocasiones mi desacuerdos con las decisiones que se habían tomado, la manifiesta desconfianza y la ausencia de objetivos, decidí que había llegado el momento de poner punto y final a esta etapa profesional."

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