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Almuerzo blindado en Girona

Un empresario reúne en una comida solidaria a Mas, dos ministros, varios consejeros y miembros del PP y del PSOE

Agentes intentan tapar con paraguas el coche de Mas a su llegada.
Agentes intentan tapar con paraguas el coche de Mas a su llegada.R. TOWNSEND (EFE)

Una comida en una masía idílica del municipio de Fonteta, en la comarca del Empordà, en Girona, reunió ayer en una misma mesa al presidente de la Generalitat, Artur Mas y a dos ministros del Gobierno —José Manuel Soria, de Industria, y Ana Pastor, de Fomento—. En otras, se repartían consejeros del Ejecutivo catalán y dirigentes del PP y del PSOE. El artífice del aparente milagro es Luis Conde, el empresario de la firma Seelinger and Conde, el cazatalentos que hace un año fichó a Esperanza Aguirre, la presidenta del PP de Madrid, también presente en el almuerzo. Conde es el dueño de la masía Mas Anglada, rodeada de viñas, y ayer reunió a 260 invitados, en su inmensa mayoría empresarios (el 90%) y políticos. Sin duda, debatieron el conflicto soberanista.

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Bajo el lema El espíritu de Fonteta, Conde congregó a todas esos dirigentes en un acto solidario para reunir fondos para la fundación El Trampolí, de La Bisbal, dedicada al cuidado de personas con discapacidades y que coincidió casualmente con la convención del PP. Conde, que tiene una implicación personal en la fundación, organiza la cita desde hace años —en 2013 congregó a 200 personas— pero en este 2014 su repercusión ha desbordado. No es extraño: ayer se reunieron en una misma mesa quienes se acaban de lanzar graves acusaciones. Conde no tiene ninguna pretensión de solucionar el conflicto entre Cataluña y el resto de España pero quien le conoce dice que es amante del diálogo y la concordia y que aspira a recoger el testigo de Pere Portabella, el político del PSUC y cineasta que hace años reunía en su célebre Suquet a políticos tan opuestos como Santiago Carrillo y Adolfo Suárez.

Bajo una fina lluvia, los invitados, algunos en coches oficiales, fueron conducidos hasta el interior de la masía cobijados por paraguas de color amarillo. El servicio de seguridad impidió a los fotógrafos tomar imágenes del interior de la masía. El último en aparecer fue Artur Mas, que procedía de Calella de Palafrugell, donde había inaugurado una fábrica de corchos. Los invitados empezaron a comer a las 15.30 y se levantaron pasadas las 18.00 horas.

En la mesa principal, etiquetada con el nombre de Caubernet sauvignon, Mas se sentó junto al anfitrión y Susana, su esposa, con el Conde de Godó, Rodrigo Rato, Soria y Pastor. Los mismos ministros que dos horas antes, en el Palacio de Congresos, habían escuchado cómo Mariano Rajoy acusaba a Mas de fantasear sobre el futuro de una Cataluña independiente. El menú fue un cibet de jabalí, plato típico de la comarca, regado con un vino elaborado en las bodegas de Conde. De postre, degustaron el recuit (requesón) de Fonteta. La lista de invitados es interminable: desde el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol; el exministro Narcís Serra; el alcalde de Barcelona, Xavier Trias; las exministras Elena Salgado y Cristina Garmendia; Pere Navarro, líder del PSC; la senadora Alicia Sánchez-Camacho o el presidente de la CEOE, Joan Rosell. El soberanismo apareció en el almuerzo pero Conde no hizo en su discurso ninguna mención al conflicto. “Él no busca nada pero ojalá se entiendan”, dijo uno de los asistentes que si cuando menos apeló al espíritu de Fonteta: que los políticos se lo pasen bien, que se relajen y hablen. Y que sean solidarios: hace año se recaudaron 30.000 euros.

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