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300 alcaldes con un dilema gordo

Los regidores recibieron de una empresa de eventos participaciones de Lotería premiadas Algunos pedáneos han decidido quedarse con el premio y otros lo han entregado al municipio

Julio Espinosa, alcalde de Ruerrero, en el bar del pueblo junto a sus vecinos.
Julio Espinosa, alcalde de Ruerrero, en el bar del pueblo junto a sus vecinos.David Hojas

A Vicente de la Fuente le tocó el tercer premio de la Lotería de Navidad. Cinco millones de euros. Pero Vicente, el empresario que organiza las fiestas de casi todos los pueblos del sur de Cantabria, del norte de Burgos y alguno de Asturias, no está contento. Las participaciones de dos, tres o cinco euros que Vicente Producciones Artísticas repartió entre los alcaldes de más de 300 municipios y pedanías han planteado un dilema que la Ley de Administración Local no resuelve: ¿quién debe quedarse con el dinero, el alcalde o el municipio? El futuro político de tres centenares de cargos públicos pende de la respuesta que den a esa pregunta.

Julio Espinosa, regidor de Ruerrero (PP), lo tiene claro. Camino de su campo, donde cultiva patatas, asevera: “Todo será para mi pueblo”. Sonríe con una mueca y saca de la chaqueta el boleto premiado con 12.500 euros, aunque lo agarra con fuerza para evitar que se lo lleve el viento o que lo capture el perro que no deja de revolotear por la plaza. Espinosa es un alcalde veterano. Calcula que llevan 16 años trabajando con Vicente y que siempre les ha dado la lotería. El de Ruerrero ha sido uno de los primeros alcaldes en decir públicamente que el dinero acabaría en las arcas municipales. Apenas llega al medio centenar de vecinos que viven orgullosos del queso local. El premio triplica lo que se gastan anualmente en festejos, pero Espinosa no tiene previsto gastarse todo en pirotecnia. “Habrá que destinar algo a las personas mayores”. Merche es una de ellas. Y está indignada porque ha oído que otros regidores van a quedarse con el dinero del premio.“Ahora es cuando se ve la casta de cada uno”, dice pensando en el alcalde del vecino Valderredible.

Valderredible es el municipio más grande del último valle de Cantabria. A él pertenece la pedanía de Ruerrero y también Polientes. Aquí, la lotería llena la tertulia del bar La Parra. La camarera, María Ángeles Díaz Caballero, que es también alcaldesa de Arantiones, otra pedanía de la montaña, prescinde por un momento de la expresión jovial de su rostro: “Dichosa lotería”, repite frustrada. Y suelta su discurso tras lavarse las manos: “Yo me lo gastaría en lo que me diera la gana. Nosotros no cobramos nada por nuestro cargo y para una vez que tenemos una alegría...”. Pero Díaz solo puede exponer lo que ella hubiera hecho en el caso de haber recibido una participación porque Vicente aún no lleva orquestas ni atracciones a su pueblo.

Un hombre de barba grisácea y mejillas coloradas escucha atento mientras empina una copa de vino. El dilema le afecta de lleno. Rubén Saiz es el alcalde pedáneo de Ruanales. Él ha decidido dar los 12.500 euros de su premio al pueblo, pero defiende a quienes no lo han hecho.

Una asociación vecinal ha denunciado el caso ante la Fiscalía para que dicte a quien corresponde el premio

Los alcaldes culpan de la polémica a Xavier Murgui, presidente de la asociación vecinal Valcampoo, que el martes pasado denunció el caso ante la Fiscalía para que resuelva a quién pertenece el premio. Murgui no cae en gracia. En el bar de San Martín de Elines, otro pueblo del valle, ni siquiera le mencionan por su nombre, prefieren usar algún apelativo poco cariñoso. El pueblo está regido por Manuel Navarro, que, como su colega de Valderredible, Fernando Fernández (PRC), ha anunciado que usará el premio para asuntos propios. Ninguno de los dos quiere explicar el porqué. Pero algunos de los vecinos defienden la decisión. En Ruerrero explican que el problema es que estas pedanías funcionan por una cadena de favores. “Si los habitantes no defienden al alcalde igual al día siguiente le sueltan el ganado o le queman las tierras”, cuenta una vecina.

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En el bar La Olma de Ponientes conocen bien a Vicente de la Fuente. Le describen como un hombre amable y campechano. Él y sus representantes se mueven por todo el sur de Cantabria. Su empresa y otra llamada Prones se reparten la tarta municipal que supone organizar cientos de festejos. Bernardo Lucio, exalcalde de Valderredible, se acerca a la barra de La Olma.

—Yo también tengo un boleto.

—Pero usted ya no es alcalde.

—Ya, pero soy amigo de Vicente.

El camarero del bar interviene en la conversación y recuerda que “a la del banco” también le dieron un boleto. La sombra de Vicente Producciones Artísticas se extiende por todas partes. Su calendario 2014 reposa encima de la barra. “Venía junto al boleto en un sobre”, excusa el exalcalde. Y su hijo rompe a reír.

José Manuel Seco, alcalde de Naveda, que donará el premio al pueblo.
José Manuel Seco, alcalde de Naveda, que donará el premio al pueblo.David Hojas

A los pies de la estación de esquí del Alto Campoo, la niebla esconde la diminuta pedanía de Naveda. Su alcalde desde hace 27 años, José Manuel Seco, asegura que no es cierto que las participaciones se hayan dado a título personal. “La relación que establecen los alcaldes con la empresa es gracias al cargo que ocupan. Por lo tanto, se lo tienen que dar a su pueblo”.

Seco dice que él no conoce “al tal Vicente”. Su zona la gestionan sus representantes. Naveda pertenece al municipio de la Hermandad de Campoo de Suso (PP), donde las tres participaciones que supuestamente mandó la empresa, premiadas con 37.000 euros, no aparecen. Su alcalde, Pedro Luis Gutiérrez, confiesa que Vicente ha confirmado que se las mandó, pero no las encuentran. “Hablé con él por teléfono. Es un caballero. Me ha dicho que tomemos un café, porque yo todavía no lo conozco en persona”. La empresa ha declinado hacer declaraciones.

En Asturias y Burgos también hay pedanías agraciadas. Aunque el revuelo ha sido menor. El alcalde de Peñamellera Baja (PP), Manuel Fernández Díez, en Asturias, también dará los 12.500 euros a su pueblo. Díez confiesa que es costumbre que esta clase de empresas mande un calendario junto con una participación de lotería. “Al final lo que se regala son solo dos o tres euros. Es algo mínimo que forma parte de la cortesía”. Pero el azar ha querido que la “cortesía” se haya convertido en un problema.

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