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el final de eta

Los presos etarras empezarán a pedir traslados tras la marcha del sábado

Interior no atenderá sus solicitudes hasta que se desliguen de la banda

Fernando J. Pérez
La etarra Inés del Río, en el acto del sábado en Durango.
La etarra Inés del Río, en el acto del sábado en Durango.Claudio Alvarez

La marcha hasta lograr que ETA se convierta en un mal sueño está señalizada por un conjunto de jalones bien visibles, y algunos ciertamente traumáticos para sus víctimas. Uno de los más significativos ha sido la comparecencia pública celebrada ayer en el Kafe Antzokia de Durango (Bizkaia) por los exreclusos de ETA liberados este otoño tras la derogación de los efectos retroactivos de la doctrina Parot, para mostrar su “compromiso total” con el “nuevo escenario político”; o sea, con el fin de la violencia. Los hombres y mujeres que ayer servían de disciplinado telón de fondo a la lectura del comunicado suman cientos de muertos y miles de años de condena. Quienes asumían su “responsabilidad” por las “consecuencias del conflicto” —ni una palabra de disculpa o arrepentimiento— no eran dirigentes políticos ni miembros de organizaciones satélites abertzales: era la gente que formó la almendra central del terrorismo en los años más crudos de la banda.

El acto de ayer buscaba dar un espaldarazo a la decisión del pasado 28 de diciembre de los miembros de ETA en prisión —unos 500 entre España y Francia— de rechazar la violencia, aceptar la legislación penitenciaria española y dar luz verde a los reclusos para acogerse a beneficios penitenciarios de manera individual, algo considerado hasta ahora como alta traición.

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En el Ministerio del Interior todavía no se ha recibido ninguna de las instancias suplicadas que han circulado por algunos medios de comunicación y que los reclusos irán presentando de forma individual para pedir su acercamiento a cárceles del País Vasco y disfrutar de permisos ordinarios. Fuentes del ministerio sostienen que estas solicitudes, basadas en el comunicado del 28 de diciembre, no tienen ningún valor, y que mientras los reclusos no se desvinculen claramente de la disciplina etarra o hasta que ETA se disuelva y entregue las armas, la política de dispersión se mantendrá vigente. En el Ejecutivo se tiene la convicción de que por mucho que se las instancias se presenten individualmente forman parte de una estrategia colectiva.

Fuentes de la izquierda abertzale indican que las peticiones comenzarán a llegar de forma escalonada a partir del próximo día 11, cuando está prevista en Bilbao una gran manifestación a favor de los derechos de los presos de ETA y del fin de la política de dispersión. Esta convocatoria ha sido organizada por el colectivo Tantaz Tanta (gota a gota, en euskera). Las peticiones no solo serán de acercamiento a Euskadi, sino también de progresión de grado penitenciario —para acceder a permisos hay que estar clasificado en segundo o tercer grado y todos los etarras están en primer grado—. Además, la izquierda abertzale también prepara la vuelta pública de un centenar de etarras huidos de España y que no tienen cuentas pendientes con la justicia.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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