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El Tribunal de Cuentas solo audita tres de cada diez euros de fundaciones políticas

Los partidos ingresaron 77 millones en sus entidades afines entre 2009 y 2011

María Fernández

Cuando Luis Bárcenas, extesorero el PP, acusó al empresario Juan Miguel Villar Mir (OHL) de haber querido financiar al partido con 300.000 euros, este reaccionó malhumorado: “Nunca he dado ni un céntimo a partidos políticos, y ni se lo daré nunca”. El constructor, que no se declara “ni del PP ni del PSOE”, es sin embargo un generoso colaborador de la fundación FAES, el laboratorio de ideas que preside José María Aznar, a quien entregó 280.000 euros entre 2004 y 2011. También lo fue de la fundación Manuel Fraga, a la que donó 273.635 euros entre 2010 y 2011 para pagar los gastos de rehabilitación de la casa familiar del político gallego fallecido. Esos actos de mecenazgo por parte de quien dirige una firma que tiene contratos millonarios con la Administración no están prohibidos por la ley.

Tras la última modificación de la norma de financiación de partidos, en octubre de 2012, se han relajado los controles sobre estas fundaciones hasta el punto de que los límites que regían hasta el 2011 para los donantes (161.706 euros) simplemente han desaparecido. Eso abre la puerta a un flujo ilimitado de recursos del sector privado hacia la política. Una vía que seguirá siendo legal, porque el Gobierno ya ha aclarado que la prohibición de donaciones de empresas solo afectará a los partidos, no a sus fundaciones.

El último informe del Tribunal de Cuentas, que fiscaliza las fundaciones políticas entre los años 2009 y 2011, está realizado bajo los parámetros más restrictivos de la legislación anterior. Aún así, el organismo lamenta el corsé de una ley que “limita las competencias fiscalizadoras a las donaciones percibidas, sin establecer la obligación de rendir ni las cuentas anuales ni documentación contable alguna”. Las conclusiones de Cuentas, además, son completamente estériles en lo que respecta a las posibles sanciones, que no puede imponer porque no están tipificadas en un reglamento.

El organismo no puede imponer sanciones porque no hay reglamento

Ese es el campo de juego del organismo frente a unas organizaciones que mueven cantidades ingentes de dinero. Entre 2009 y 2011 las fundaciones de los partidos ingresaron 76,9 millones de euros, pero solo 21 millones, los donativos, se sometieron al control de Cuentas: un 28% de los fondos. El resto —subvenciones públicas, convenios con la Administración, promociones, patrocinios o cuotas de afiliados— no se someten a ningún otro control público.

El órgano fiscalizador detectó que muchas donaciones no se identifican correctamente ni se consignan en una cuenta bancaria abierta expresamente para este fin. Además, los partidos y fundaciones que reciben dinero de empresas deben librar al Tribunal de Cuentas un certificado donde se refleje claramente la decisión de donar dinero, algo que en muchas ocasiones no sucede.

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Las fundaciones del PSOE ingresaron 26 millones de euros y las del PP, 18

En ese periodo las 11 organizaciones afines al PSOE tuvieron unos ingresos totales de 26 millones, de los que apenas un millón en forma de donativos. Ideas para el Progreso ha sido la mejor dotada del PSOE, y la más polémica. Cuentas la incluyó a la fuerza en su radio de fiscalización porque el partido no había comunicado que se trataba de una entidad con la que tenía una estrecha vinculación. La auditoría hizo que aflorasen otros dos millones de euros que se habían contabilizado como “convenios de colaboración”, pero que realmente tienen la consideración de “donaciones” por tratarse de ayudas “esencialmente gratuitas”, que no conllevan como contraprestación la realización de un servicio. La entidad no publica su balance en su página web, aunque de la escasa información que divulga Cuentas se derivan unas pérdidas en 2011 de 1,4 millones. Desde que el PSOE apartó al director de la fundación, Carlos Mulas, tras calificarlo de “golfo” después de que trascendiera que una colaboradora fantasma había facturado 60.000 euros a Ideas, el partido decidió terminar con esa organización y agrupar sus fundaciones. La fundación Pablo Iglesias y otra de nueva creación, que no ha sido definida, heredarán el trabajo de Ideas.

La legislación es más laxa desde 2012 y elimina el tope de donativos

Instrumentos de difusión del ideario y hábiles estructuras para captar fondos, las fundaciones vinculadas al PP (FAES, Estudios Vascos y Fundescam) ingresaron 18 millones en ese trienio. Sobre FAES se analizaron 4,3 millones en donativos, la gran mayoría procedentes de empresas (4,1 millones) y de ellos, 3,7 millones a través de 58 convenios “debidamente acreditados”, según Cuentas. Fundescam, que estuvo bajo el foco de la Agencia Tributaria dentro de la investigación de Gürtel por la emisión de facturas falsas, no declaró haber recibido en ese trienio ni un euro como donativos. Sin embargo, el órgano fiscalizador descubrió que hasta 375.000 euros por convenios merecían ese calificativo.

La falta de identificación de los donantes es un problema extendido

IU manejó en su fundación Europa de los Ciudadanos casi un millón de euros, pero solo ingresó 4.400 como donativos particulares que fueron “debidamente identificados”. La fundación madrileña del partido, Fundeste, logró incluso más fondos, 1,2 millones, de los que 425.000 fueron donaciones correctamente identificadas. Sin embargo, no apuntó como donación un convenio de 373.888 euros, por lo que en 2009 el dinero que recibió sobrepasó el límite legal.

Otra incumplidora fue la fundación de Convergència Democrática (CatDem): no documentó correctamente donativos de empresas que suman 624.000 euros y no entregó otros datos requeridos por Cuentas.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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