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Los duques de Palma eludieron el pago de 281.109 euros en impuestos

Ocho empresas abonaron a Urdangarin 700.000 euros por no hacer nada

Iñaki Urdangarin, antes de un interrogatorio en Palma de Mallorca.
Iñaki Urdangarin, antes de un interrogatorio en Palma de Mallorca.Uly Martín

Los duques de Palma, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, dejaron de ingresar a Hacienda 281.109 euros por el impuesto de sociedades desde su compañía familiar Aizóon. La suma corresponde a la diferencia entre las liquidaciones realizadas por la empresa y las que Hacienda cree que se deberían de haber presentado entre 2007 y 2010, según el último informe enviado por la Agencia Tributaria al juez que instruye el caso Nóos. Estas diferencias, sin embargo, no sustanciarían un posible delito fiscal, ya que en ninguno de los ejercicios la cuota supuestamente defraudada supera los 120.000 euros.

El documento entregado al juez José Castro, un análisis de 192 páginas, es una pieza más del retrato económico de la actividad del duque y en especial de Aizóon, la empresa cuyo capital comparte con la hija del Rey. En él se repasa una década (2003-2012) de actividad fiscal de Aizóon, aunque solo desde 2007 tiene posible relevancia penal, al no haber caducado el plazo de persecución del delito.

Las cantidades que señala Hacienda no sustancian un posible delito fiscal

Aizóon habría imputado en esos años gastos deducibles que no serían tales, a criterio del fisco. Gracias a ello habría eludido el pago de 99.787 euros en el impuesto de sociedades en 2007 y, un año después, de otros 91.101 euros. En 2009 la cantidad no pagada baja a 71.073 euros y en 2010 esa diferencia queda en 19.148 euros. En diversos ejercicios los duques de Palma declararon pérdidas, nula actividad o beneficios mínimos.

El informe también aclara que una gran parte de los ingresos provenían de supuestos asesoramientos que en realidad no eran más que humo. Los inspectores desmontan así las plantillas de empleados ficticios asignados a Aizóon y los auto-alquileres fingidos para generar actividad y reducir las obligaciones tributarias. En especial se centran en los negocios de Urdangarin como consejero, que quedan en entredicho.

En el dossier de los inspectores de la Agencia Tributaria se detallan los cuantiosos cobros, de hasta 700.000 euros, que percibió el esposo de la infanta en su condición de consejero, asesor, consultor de grandes firmas internacionales. “En ningún caso constan, se indica en la documentación judicial de Hacienda —ni se han aportado por la entidad a la Inspección—, resultados documentales de la actividad desplegada”, más allá de las “explicaciones vaporosas”, que ofrecen las empresas que contrataron los servicios del duque de Palma.

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Urdangarin era un fichaje en sí mismo, pero no hacía nada que se pueda probar por escrito. Para ello los inspectores destacan citas de los administradores y altos directivos de las ocho firmas pagadoras: Mixta África, Motorpress, Lagardère, Havas Sports, Perdon Ricard, Seeliger y Conde, Altadis y Aceros Bergara. Fichaje y pagos “íntima e indisolublemente vinculados con la personalidad del señor Urdangarin Liebaert”.

Se trata, por ejemplo, de los 220.000 euros anuales que la inmobiliaria internacional Mixta África abonaba a Aizóon por “servicios de consultoría al equipo directivo”, un trabajo que consistía en aportar “ideas interesantes”, según los altos directivos que declararon ante el juez y el fiscal. En Lagardère Ressources, el esposo de la infanta Cristina factura desde la firma Aizóon hasta 200.000 euros anuales por su labor en la “estrategia de negocio” y en la “comunicación para patrocinios”.

La firma Altadis y su sociedad pareja en Marruecos también contaron con los servicios del yerno del Rey, pero su consejero confesó al fiscal que no sabía “el motivo”, del contrato.

Hacienda desmenuza otros relatos judiciales de los administradores de grandes grupos que contribuyeron a la caja común de Aizóon. En Motorpress Ibérica le abonaban 209.000 euros como “retribución de los administradores” por “servicios de asesoramiento”, pero no figuran testimonios de “ningún documento, producto o resultado” de esas actividades. Lo mismo ocurre con la empresa vinculada al mundo del deporte Seeliger y Conde, que necesitaba desarrollar un proyecto en el área de los cazatalentos. “Lo que queríamos era que nos ayudara a definir la estrategia de cómo hacer ese despliegue comercial”, señalaron en la empresa, que lamentaron no haber recibido del duque “lo esperado”, pues no obtenía periódicamente informes acerca de las labores desarrolladas “ni tampoco había un canal fluido de comunicación”.

Los pagos estaban “íntimamente vinculados” con Urdangarin

El informe llega después de que el juez Castro reclamara a Hacienda que le desgranara las cuotas impagadas por la sociedad privada de la hija del Rey y su esposo. El juez apremió y reconvino este martes, en una providencia, a la Agencia Tributaria y al grupo policial de Delincuencia Económica por la gran tardanza que acumula en el cierre de la instrucción debido al retraso en la entrega de los informes que encargó a ambas instituciones, dependientes del Gobierno.

El fiscal Pedro Horrach, contrario a la imputación de Cristina de Borbón y Grecia, expresó indirectamente su inquietud por la dilación excesiva en la instrucción de este tramo final del sumario, que considera agotado.

El juez, sin embargo, busca acumular indicios para una posible tesis acusatoria de un presunto delito de blanqueo de capitales en la actividad económica privada de la hija del Rey, por el uso de los fondos de origen ilícito que acumuló su esposo a través del Instituto Nóos. Previsiblemente en las próximas semanas dictará una nueva imputación de la Infanta, como ocurrió la pasada primavera.

Sobre Aizóon, el conocido este martes no es el único informe emitido por Hacienda. La investigación constató que los duques de Palma facturaron a través de esa sociedad multitud de gastos personales como si fueran de empresa: estancias en el extranjero, vino, productos gourmet, carburante, noches de hotel, libros y hasta un viaje a África en 2008 que incluyó un safari fotográfico.

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