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El jefe del CNI garantiza “al 99,9%” que Rajoy no fue espiado por EE UU

El jefe del CNI asegura que la colaboración con la NSA se limita al extranjero Félix Sanz: “Los datos de los españoles no los comparto con nadie”

El general Félix Sanz Roldán (segundo por la izquierda) con los portavoces parlamentarios.Foto: atlas | Vídeo: LUIS SEVILLANO / ATLAS
Miguel González

El director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el general Félix Sanz, se esforzó este miércoles en el Congreso por convencer a los diputados de que los espías españoles actúan dentro de la legalidad. Si ese era su empeño, salió airoso del lance, pues la mayoría de los portavoces se dieron por satisfechos con sus explicaciones e incluso Cayo Lara, de Izquierda Unida, a priori el más escéptico, admitió sentir “más inquietud por [la actividad de los servicios secretos] americanos que por [la de] los españoles”. Lo que no despejó el general fueron las dudas de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) haya realizado prácticas de espionaje masivo —e incluso seguimiento a líderes políticos— en España, como se deduce de los documentos filtrados por el exanalista Edward Snowden. Si lo ha hecho, vino a decir Sanz, habría sido en todo caso sin la ayuda del centro que él dirige.

Los datos que tengo de los españoles no los comparto con nadie

El jefe del servicio secreto llegó con media hora de adelanto a la cita con los portavoces parlamentarios —solo faltó Josep Antoni Duran Lleida, de CiU—, pertrechado con un PowerPoint y abundante documentación. A lo largo de casi dos horas y media y a puerta cerrada, desgranó una pormenorizada exposición sobre las técnicas de espionaje y las relaciones entre los servicios de inteligencia, y contestó cuantas preguntas se le formularon.

Pero no tuvo respuesta para la cuestión principal: ¿Le consta al CNI que la NSA haya cometido alguna ilegalidad en España? “Ellos se rigen por sus propias leyes”, contestó. Es decir, los espías estadounidenses actúan en el extranjero de acuerdo con su legislación —como el Acta Patriótica, aprobada tras el 11-S— que les permite realizar actos que en España constituyen delito.

Con la misma cautela, dijo estar “en condiciones de asegurar, al 99,9%, que no se han intervenido directamente comunicaciones del presidente Rajoy”. Otra cosa, matizó, es que Rajoy llamara a alguien que tuviera el teléfono intervenido; como la canciller alemana, Ángela Merkel.

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El general explicó que el 97% de las comunicaciones internacionales circulan por cables de fibra óptica y reconoció que “si alguien pincha un cable fuera de España, el CNI no lo puede saber”. El Columbus III es un cable de 9.900 kilómetros que parte de Sicilia, pasa por Conil (Cádiz), y concluye en Florida.

Más tajante se mostró al ofrecer garantías de que, desde junio pasado, la Embajada de EE UU en Madrid no dispone de ningún equipo que permita interceptar comunicaciones en España. No aclaró si los tenía antes de esa fecha, ni qué sucedió entonces que le permita hablar con tanta rotundidad, pero en junio pasado fue cuando estalló el escándalo del caso Snowden.

Sin confirmar, ni desmentir, la veracidad de las noticias sobre el espionaje de la NSA en Alemania, explicó que la proximidad de la Embajada estadounidense en Berlín al Reichstag (edificio del Parlamento) y a varios organismos oficiales facilita que desde dicha sede diplomática se pudieran interceptar comunicaciones, lo que no sucede en España, donde los palacios de La Moncloa y La Zarzuela están aislados. Con todo, recomendó al presidente del Congreso, Jesús Posada, la instalación de un sistema antiescuchas, “por seguridad”.

Sanz reconoció —tal como dijo el director de la NSA, Keith Alexander, en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes— que los 60,5 millones de metadatos recolectados en España entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de 2013, que figuran en un documento filtrado por Snowden, fueron facilitados por el CNI a la agencia estadounidense. Pero relativizó esta cifra, asegurando que cada llamada telefónica, correo electrónico o SMS contiene entre una docena y 40 metadatos, por lo que el número de comunicaciones rastreadas sería muy inferior.

Lo más importante es que todos estos datos habrían sido recolectados fuera de España y no afectarían a ciudadanos españoles, según Sanz. “Los datos que tenemos de españoles no los compartimos con nadie”, aseguró.

El jefe del CNI detalló las relaciones del espionaje español con el estadounidense; estrechadas tras el 11-S con la firma de una serie de acuerdos de colaboración en materias como lucha contra el terrorismo, crimen organizado, inmigración ilegal, ciberseguridad y mantenimiento de equipos de interceptación de comunicaciones facilitados precisamente por la NSA. Según Sanz, esta colaboración implica el intercambio de bloques de metadatos en bruto, pero siempre recopilados en zonas calientes (como el Sahel), mientras que en España solo se facilita información elaborada sobre casos concretos.

El juez autoriza al servicio secreto un millar de escuchas y registros al año

El CNI “no sale de caza, ni utiliza atajos” y actúa siempre dentro de los límites que le marca la Constitución y el respeto a la intimidad de los ciudadanos y la privacidad de las comunicaciones, aseguró el jefe de los espías españoles. Todas las intervenciones telefónicas, registros domiciliarios o recogida de metadatos en territorio español se realizan con autorización del juez del Supremo encargado de controlar al servicio secreto, añadió. “Las solicitudes deben estar justificadas y documentadas; y si el magistrado dice que no, es que no”. Sanz aseguró que entre los objetivos del CNI no hay políticos ni empresarios y reveló que el juez concede un millar de autorizaciones al año; una cifra que, en su opinión, “no es exagerada”, teniendo en cuenta que en España hay 67 millones de líneas de comunicación.

Ofreció garantías sobre la legalidad de las actividades del servicio secreto español, pero no puso la mano en el fuego por nadie más. Reconoció que en España actúan clandestinamente agentes de países aliados y reveló que nueve han sido expulsados en los últimos años, aunque no concretó el periodo ni su nacionalidad. Con todo, solo se permitió una crítica hacia la NSA: “No ha cumplido con su obligación de custodiar la información recibida”. Es decir, ha dejado que Snowden filtre datos procedentes del CNI.

El presidente del Congreso, Jesús Posada, se confesó “tranquilizado” por las explicaciones de Sanz. La portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, solo a medias. “La inteligencia española ya ha hablado, ahora hay que exigir explicaciones a EE UU”, dijo. El Gobierno las sigue esperando.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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