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El 7% de accidentes con víctimas se produjeron en rotondas en 2012

“Las glorietas reducen accidentes pero los conductores no saben usarlas”, dicen los expertos

Patricia R. Blanco
Rotonda con 19 semáforos, sobre la M-30 de Madrid.
Rotonda con 19 semáforos, sobre la M-30 de Madrid.Luis sevillano

“Prueba a circular por el carril derecho de una rotonda y a obligar a alguien que va por el carril interior a frenar cuando quiere salir, ya verás cómo te pita”. La anécdota de Roberto Ramos, experto en seguridad vial de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), pone de relieve “los problemas de los conductores cuando circulan” en una glorieta.

“Las rotondas reducen accidentes y situaciones de riesgo pero la experiencia demuestra que los conductores no saben usarlas”, añade Alfonso Perona, asesor de movilidad de Fesvial (Fundación Española para la Seguridad Vial). Según Perona, “los conductores suelen respetar las entradas”, pero en el interior de la rotonda se “producen conflictos”.

Estos “conflictos” supusieron en 2012 el 7% del total de accidentes de tráfico con víctimas, en concreto, 6.156 siniestros —3.801 en vías urbanas y 2.355 en interurbanas—, según datos de Tráfico. Además, causaron la muerte a 42 personas —24 en carretera y 18 en ciudad—, es decir, un 2% del total de los 1.903 fallecidos de tráfico. Otras 8.409 personas (7%) resultaron heridas.

¿Cómo circular entonces correctamente por una rotonda? Según Ramos, los conductores no pueden elegir a su antojo el carril, puesto que las glorietas son “vías de sentido único”. “Hay que transitar por la vía de la derecha y utilizar las interiores para facilitar las incorporaciones o para adelantar”, explica el experto. La infracción más cometida y que más riesgos puede crear es salir de una rotonda desde el carril interior. “El problema es que muchos creen que están haciendo lo correcto”, advierte Ramos.

Pero los peligros no son siempre atribuibles a los errores de los automovilistas. “Las rotondas han de estar bien planificadas”, aclara Alfonso Perona. Y en cambio, “a veces se construyen sin estudios previos”. “Son útiles en cruces o en las entradas de las ciudades para reducir la velocidad, pero en otras ocasiones basta con semáforos”, explica el experto de Fesvial. De hecho, si hay que instalar semáforos para gestionar el tráfico de una glorieta, “se puede decir que el concepto de rotonda ha fracasado”.

Según este asesor de movilidad, un documento de 2008 de Fomento recomienda glorietas de dos carriles. “Se tienen que diseñar para que soporten una intensidad de 25.000 vehículos diarios, porque si la intensidad es mayor los conductores encuentran dificultades”, aclara. Así sucede en las “macrorrotondas, de tres o cuatro carriles”. Por fortuna, agradece Perona, “el gusto de los políticos por las glorietas faraónicas” se ha terminado. Aunque sea consecuencia de la crisis.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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