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Las claves del vuelco de Bauzá con la lengua y la cultura

Por qué el presidente balear diluye el tradicional peso público del catalán en la vida pública

El presidente balear, José Ramón Bauzá, en una foto de archivo.
El presidente balear, José Ramón Bauzá, en una foto de archivo.EFE

El Partido Popular y el presidente José Ramón Bauzá acogieron la sentencia del Tribunal Constitucional -que valida el puntuar pero no exigir el catalán para ser funcionario balear- igual que los submarinistas avistan la cámara de descompresión tras una profunda inmersión. El auto generado da oxígeno a la mayoría hegemónica para continuar con su estrategia política que diluye el tradicional peso público de la lengua catalana en la vida pública y la enseñanza, en aras del que llaman “equilibrio” real con el castellano. Los nuevos funcionarios -y médicos- se ven liberados de acreditar su dominio de la lengua autóctona aunque no los docentes y los empleados que atienden al público.

El Gobierno balear respira porque está afrontando desde hace tres semanas a un movimiento social -y de parte de la opinión pública balear- cómplice de la más dilatada y extendida huelga documentada en la historia contemporánea insular. El paro de profesores no universitarios se centra en el rechazo a la manera de imponer, sin consenso con la comunidad educativa, el trilingüismo en las aulas. El llamado Tratamiento Integrado de Lenguas TIL (inglés, catalán, castellano) merma el porcentaje de horas de enseñanza en la lengua propia de las islas y veta su uso exclusivo como idioma vehicular en la escuela. Bauzá se jacta de haber acabado, en aras de "la libertad" y "contra la imposición”, con la “inmersión lingüística” escolar, que es parcial y, además, es un concepto que no figura en ningún texto legal balear.

Político de nuevo cuño Bauzá llegó, en 2011 y una mayoría absoluta gruesa e inédita, con una idea central: desmontar el armazón de leyes en la Administración y en la Educación que establecían el bilingüismo y protegían al catalán, en minoría de uso oficial y social. Las normas y leyes que ha podado fueron aprobadas por el PP en el pasado, en consonancia con la oposición.

Bauzá tiene el castellano como lengua de relación privada habitual, aunque se expresa en la lengua autóctona en actos oficiales y en el Parlamento. Otros consejeros de peso en su Gobierno, -el vicepresidente Antonio Gómez; el consejero de Turismo, Carlos Delgado, o el de Economía, Joaquín García- no usan nunca la lengua catalana. El presidente balear defiende que las dos lenguas oficiales son “propias”, con lo que enmienda el Estatuto de Autonomía que confiere esta condición a la lengua de los insulares desde 1229 y evita mentar el catalán por su nombre. Alude el mallorquín, menorquín, ibicenco o formenterer, la referencia popular de las versiones dialectales de la lengua. Marca distancias con el catalán continental. Ve a los nacionalistas como "independentistas con careta" a lo que no se les puede hacer ni un centímetro de concesiones. Así lo repite.

Cierres y rupturas: Los países catalanes

El líder del PP hizo bandera de la libre elección de lengua de enseñanza en los primeros niveles, experiencia fallida por la respuesta de los padres en dos años ampliamente a favor de la lengua autóctona. El PP modificó la ley de la Función Pública -ahora bordada por el TC-, alteró ley de Normalización Lingüística y otras normas secundarias. Cerró por razones económicas y políticas, la radio y televisión del Consell de Mallorca, Ona y M, exclusivamente en catalán; propició que las películas de la televisión pública gubernamental IB3 se emitieran solo en castellano, sin la versión del doblaje en catalán de TV3. Bauzá retiró a las Baleares del Institut Ramon Llull, ente de promoción cultural que se compartía con la Generalitat de Cataluña y dejó sin subvenciones a las entidades e instituciones, que considera de oposición directa, en la órbita del ‘pancatalanista’, o simplemente catalanista, en expresiones del vicepresidente Antonio Gómez.

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El PP anunció este miércoles que emplazará en que el Parlamento al resto de grupos que se pronuncien contra la existencia de los llamados ‘Països Catalanas’, concepto cultural – y para algunos un ideal político confederal con Cataluña y la Comunidad Valenciana- que enmarca los territorios donde se habla catalán o sus dialectos. El PP gana siempre en la cámara. La moción es la respuesta a una decisión del Parlamento de Cataluña acerca de la unidad de la lengua catalana, crítica con los procesos de Aragón (con el Lapao) y el golpe de timón legislativo lingüístico en Baleares.

Bauzá repite estas semanas que defiende el uso de la lengua aprendida de los padres y abuelos y no del catalán de Barcelona. Y además redactó una ley de símbolos para vetar el uso de la senyera de las cuatro barras en las fachadas de las escuelas, bajo la amenaza de multas de hasta 10.000 euros para los docentes infractores.

La bandera catalana de las supuestas marcas reales en rojo sobre paño amarillo es exhibida por sectores no adictos al PP como código de identificación cultural con la lengua y culturas catalanas. Los lazos con esta bandera colgados en las escuelas y sobre el pecho de las personas, han devenido una manera de protesta simbólica, una resistencia al giro lingüístico del PP.

Las cuatro barras figuran desde la edad media en muros, escudos de pueblos y documentos medievales de Mallorca y otras islas, por la conexión histórica del archipiélago, ligado o relacionado con los reyes medievales de Aragón y Cataluña. Todas las banderas insulares y de oficiales de la comunidad fueron creadas sobre un fondo dominante, el mismo paño global de la senyera, con añadidos en azul o figuras de castillos. Los nacionalistas y la izquierda no han hecho suyas estos nuevos símbolos oficiales.

Bofetada al PSOE

Mabel Cabrer, portavoz parlamentaria del PP, cree que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley de la Función Pública “es una bofetada” a la líder socialista balear Francina Armengol, promotora del recurso. Cabrer, con la doctrina del PP y con palabras de su presidente Bauzá, dijo que Armengol “se radicaliza” y que lleva a su partido “a una deriva nacionalista” y extremista.

La portavoz del Gobierno Núria Riera atizó al PSOE asegurando que pretende suplantar la voluntad del pueblo", y acusó al principal grupo de la oposición de "ir en contra de la tarea del Gobierno" con intención de "boicotearla". Armengol sostiene que José Ramón Bauzá está en “una cruzada contra la lengua propia de Baleares”, supone que la detesta y que milita en “en una radicalidad extrema”.

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