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“España tiene que respetar el derecho a decidir de sus naciones”

El "lehendakari" nacionalista aspira a una nación vasca, pactada y sin riesgo para el Concierto

El Lehendakari Íñigo Urkullu en la Lehendakaritza este viernes.
El Lehendakari Íñigo Urkullu en la Lehendakaritza este viernes. L. RICO (EL PAÍS)

El lehendakari, Iñigo Urkullu, es cauto al desvelar qué se propone con su aspiración de un nuevo estatus político. Como nacionalista, aspira a una nación vasca, pero, eso sí, pactada y que no ponga en riesgo el Concierto. “Cataluña es diferente”, dice.

Pregunta. ¿Si de usted dependiera, cuál sería la estación término de su estatus político?

Respuesta. Si dependiera de mí, el respeto a la bilateralidad, la proyección exterior de Euskadi en el mundo, en Europa, desde la participación en las tomas de decisión que correspondan a Euskadi y que configuren una relación entre esta comunidad autónoma y Navarra. Estamos viviendo la construcción de la Europa de los Estados, pero la evolución de la economía va a identificar otras realidades que harán trabajar en paralelo con respeto a las naciones sin Estado y a crear comunidades como la Eurorregión. Y el respeto al derecho a decidir de manera pactada.

P. ¿Cuál sería la figura jurídica de esta aspiración?

R. Ahora está en estudio, la posibilidad de la reforma de la Constitución, a debate entre los dos grandes partidos. Se tiene que asumir que España es una nación de naciones, igual que el Reino Unido, y que eso tiene su proyección en el respeto de cada una de estas naciones.

P. ¿Y si no hay acuerdo?

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R. Abogo por el acuerdo entre diferentes. Impulsaremos una metodología en el Parlamento para que lo busque.

P.¿La ponencia es una táctica dilatoria a expensas de lo que ocurra en Escocia o Cataluña?

R. No. Ya hice este planteamiento cuando era presidente del PNV. Nuestra realidad es propia. Estamos marcados por la lacra del terrorismo y significados a que como pueblo vasco tenemos nuestra implantación en tres ámbitos jurídicos distintos y, como nacionalistas, tenemos que plantear una metodología propia sin mirar a otros lugares.

P.¿Aflorará el plan Ibarretxe?

R. No es el plan Ibarretxe. Puede aflorar el contenido de lo que en 2004 fue un nuevo estatuto de autonomía, aprobado por mayoría absoluta. Eran circunstancias diferentes incluso en la composición del Parlamento y el juego de la izquierda abertzale.

P. ¿Se imagina como el lehendakari que convoca un plebiscito soberanista?

R. No, porque el compromiso con el que me presenté era presentar un procedimiento de que antes de caer en la tensión de las formulaciones de cada uno, y partiendo desde la pluralidad y el rigor jurídico, se llegará a un acuerdo en el Parlamento que sea refrendado por la sociedad vasca.

P. Cuando le aplauden porque ven sus aspiraciones distintas de las de Mas, ¿le agrada?

R. No me pongo en la comparativa. Hemos hecho un recorrido que ha tenido su correspondencia en las Cortes. Hemos hecho una ley de consulta que acabó en el Constitucional. Ya hemos tenido esa experiencia. A diferencia de Cataluña, tenemos que preservar lo que tenemos, una herramienta de Estado como es el Concierto. Los vascos de la Transición y dirigentes de varios partidos lo supieron trabajar. Eso tenemos que defender, es lo que nos diferencia. Cataluña vive otra circunstancia.

P. ¿Ha hablado con Mas?

R. Me crucé un mensaje el día de la boda de su hija hace ahora un par de meses.

P. ¿Mucho tiempo, no?

R. Ha habido reuniones entre delegaciones de PNV y CiU. Nos hemos enviado mensajes y no hay problemas en la relación.

P. ¿Usted prioriza la economía a la apuesta soberanista?

R. No. Priorizo las urgencias de la sociedad.

P. ¿Ha hablado con Rajoy sobre Cataluña?

R. No. He hablado exclusivamente de Euskadi, del Estado español, de la situación económica y de la Unión Europea.

P. ¿Su acuerdo con el PSE es por convicción o por necesidad?

R. Yo siempre he abogado por la solución entre diferentes. Es por convicción. Ya aspiraba a ello tras ganar las elecciones de 2009 y, como presidente del PNV, formulé al PSE el gobierno de coalición, con Ibarretxe de lehendakari, pero los socialistas tenían otra preferencia tomada.

P. ¿Ha visto en el abandono del PSE de la ponencia de paz un tacticismo de Patxi López?

R. No entiendo que se pueda hablar en los medios de comunicación lo que no se puede hablar en la ponencia. El punto de partida no es el acuerdo, el acuerdo es el punto de llegada. No entiendo cuando existe un compromiso de no modificar el suelo ético.

P. ¿Pero le ve a López mirando a Madrid?

R. No por esto. No sé si condiciona o está condicionado porque López esté mirando a Madrid por su pretensión o por la del PSOE. En legislaturas pasadas, los socialistas han sido capaces de atender la situación de una manera mucho más avanzada que la que tienen ahora. No sé por qué ha habido una regresión del PSE en la cuestión de paz y de la izquierda abertzale, cuando el PSE ha pactado con Bildu en las instituciones y no ha sucedido nada. No entiendo por qué ahora no puede haber una posibilidad de diálogo dentro de una ponencia.

P. Tras este acuerdo ha aflorado el espíritu Ardanza. ¿Es su referencia?

R. No, mi referencia es la de todos los lehendakaris del PNV, empezando por el lehendakari Aguirre, que supo tejer lazos de relación entre diferentes.

P. ¿Con este acuerdo se agranda la distancia con EH Bildu?

R. No. Tenemos como PNV una andadura que es propia. EH Bildu es una coalición de formaciones que todavía deberá aclarar cuál es su conformación definitiva tras la legalización de Sortu. La propia izquierda abertzale es quien en el ámbito socioeconómico ha marcado una diferencia radical con la situación actual y todavía no ha concretado cuál es su objetivo político institucional.

P. ¿Tanto le cuesta a la izquierda abertzale deslegitimar a ETA?

R. Parece que sí. Hay momentos en los que estamos como si fuera la yenka. Ha tenido posicionamientos públicos que indicaban una esperanza de compromiso claro en la revisión crítica del pasado y con respecto a ETA. Creo que van avanzando, pero la cultura dentro de ese mundo de no entender que la sociedad o los partidos hagan ver que esto ha sido una humillación de la izquierda abertzale les condiciona el paso que tengan que dar.

P. La ponencia de paz está inerte y su propio plan de paz no despierta adhesiones. ¿Qué le pasa a este país?

R. Pasa que la sociedad va por delante de los partidos. No creo que la sociedad haya pasado página de ETA ni que sea amnésica sino que necesita refuerzos de lo que han sido las víctimas, su resarcimiento, los derechos humanos. La sociedad vive una convivencia más normalizada, pero los partidos seguimos en el cálculo electoralista, en la utilización de las víctimas, en la política de trincheras.

P. ¿Sabe hacia dónde se mueve ETA?

R. Se mueve inexorablemente hacia el desarme. Estamos en un tiempo de incógnita sobre cómo puede ser el desarme antes de su disolución o desaparición. Desde la izquierda abertzale, hablan de constituirse en una organización civil...

P. ¿Les cuesta convencerles?

R. Estimo a los que están haciendo esfuerzos en la izquierda abertzale, pero no sé lo que es convertirse en una organización civil existiendo un partido como es Sortu. Es un debate para iniciados, aunque la exigencia del desarme y la disolución es clara.

P. ¿Por qué Rajoy le atiende tan poco?

R. No me atiende poco, me responde poco. No encuentro muchas respuestas, pero espero que cambie...

P. ¿Cuál sería la clave?

R. Las circunstancias que el propio Rajoy vive. La influencia de la opinión en Madrid de lo que pueda significar cesión de derechos históricos o de insulto a las víctimas. Yo le digo que soy consciente de esa presión, pero quien realmente vive la no normalización es Euskadi y merecemos poder avanzar en una relación política normalizada.

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