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El chivatazo a ETA

El dueño del bar Faisán: “Pensé que la llamada era una tomadura de pelo”

Elosua no recuerda detalles de quien le dio el teléfono con el que se dio el soplo a la banda El comisario Carlos Germán explica los detalles técnicos de la vigilancia y seguimiento al dueño del bar de Irún

Joseba Elosua (izquierda) a su llegada este martes a la Audiencia.
Joseba Elosua (izquierda) a su llegada este martes a la Audiencia.EFE

Joseba Elosua, propietario del bar Faisán de Irún donde se produjo el chivatazo que en mayo de 2006 frustró una operación policial contra el entramado de extorsión de ETA, ha declarado esta tarde como testigo en el juicio sobre el soplo a la banda terrorista. Elosua, de 78 años, ha exhibido en su declaración flaqueza de memoria y ha ofrecido una versión distinta sobre la persona que le dio el teléfono con el que recibió la noticia de que se iba a producir la detención del recaudador de ETA Jose Antonio Cau Aldalur si cruzaba la frontera desde Francia hacia España

"Fueron seis o siete palabras lo que me habló. Tened cuidado que mañana cuando pase van a detener a Cau". Elosua negó que la persona al otro lado del teléfono le hablara de la posibilidad de que el proceso de paz -ETA estaba entonces en tregua- descarrilara si se arrestaba a Cau. "A mí no me dijeron nada, yo no soy político", contestó al fiscal.

"Me dicen por teléfono que ya saben como están las cosas, que iba a venir un amigo mío al día siguiente, Cau, que al pasar le iban a registrar. Me quedé completamente abobao, y yo pensé: ¿quién me llama y por qué y cuál es el fundamento?, esto es una tomadura de pelo", ha asegurado.

Según él, la persona que le entregó el móvil era de "unos 45 o 50 años, chaparro, bajito y con acento extremeño". "Puede ser que llevara peluca, chaqueta y pantalón negro", dijo.

Elosúa ha relatado que la visita y la llamada telefónica le dejó "grogui". "Me volví un poco tararí, y le dije a mi yerno [Carmelo Luquín] que me llevara a Bayona". El dueño de Faisán ha dado distintas versiones sobre la duración de la visita de la persona que le llevo el teléfono, supuestamente el inspector jefe José María Ballesteros, y sobre la duración de la conversación.

A preguntas del juez Alfonso Guevara, Elosua ha reconocido que "esa mañana no tenía pensado ir a Francia". "Decido ir porque la llamada telefónica me enrolla y no me aclaro y me fui a Baiona. Me reúno con Cau. Era más habitual que viniera él. Somos de pueblos cercanos, yo de Zumaia y el de Azpeitia", ha contado. El hostelero cruzó al otro lado de la frontera para dar aviso a Cau, el recaudador etarra. La explicación que ha dado es la siguiente: "Había muchos moscones [policías] alrededor, era mejor ir al otro lado para hablar tranquilo".

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El juicio del caso Faisán se ha reanudado esta mañana con la continuación de la declaración del comisario Carlos Germán, el policía que investigó el soplo. La defensa del principal procesado, el ex jefe superior de Policía en el País Vasco Enrique Pamiés, está interrogando al investigador –que también llevaba las fallidas pesquisas sobre las finanzas etarras-. El interrogatorio versa en estos momentos sobre los detalles del seguimiento policial a Joseba Elosua, dueño del bar Faisán, y receptor del mensaje en el que el 4 de mayo de 2006 le alertaba de que se iba a producir una operación policial y le sugería que avisara al recaudador etarra José Luis Cau Aldalur, en la clandestinidad en Francia, para que no entrara en España ese día, porque sería detenido.

En la sesión de este lunes, Germán aseguró que el soplo tuvo un “origen policial” y que revistió un móvil “político”. Germán apuntó directamente al entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, y ha señalado que los jueces antiterroristas Laurence Levert, de Francia, y Fernándo Grande-Marlaska, que coordinaban la operación contra el entramado financiero fueron “engañados vilmente”.

Previamente, el comisario Pamiés había negado su participación en el chivatazo -"Yo con Joseba Elosua no he hablado por teléfono en mi vida"- y rechazó haber recibido una orden política para abortar la operación Urogallo -" "Para nada, tampoco lo hubiera admitido", le dijo al fiscal-.

El interrogatorio a Carlos Germán versa sobre la cinta de vídeo en la que se grabó la puerta del bar Faisán el día de la operación Urogallo. Esta cinta contiene algunos cortes que Germán considera "irrelevantes". "Desde las 11.20 a 11.50 [la llamada del chivatazo se produjo a las 11.31] no hay ningún corte. Visionamos la cinta especialmente a partir de las 11.31, cuando dice el principal testigo (Elosua) que sale por la puerta y sale a la derecha".

Tras Germán ha subido al estrado Javier Ventas, un agente de la Brigada de Información de la Comisaría de San Sebastian que participó en la investigación del entramado financiero etarra. Este agente ha recordado la "sorpresa" de los investigadores al encontrarse con una flitración en un "asunto tan importante". Este policía escuchó la radiobaliza instalada en el coche de Joseba Elosua, en la que el dueño del Faisán relataba a su yerno, Carmelo Luquin, pormenores de la intervención policial. El compareciente ha rememorado que los interlocutores mencionaban detalles del dispositivo policial y que había "gente que no quería que se parara el proceso de negociación" abierto entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. "Lo primero que pensamos es que había habido una filtración por parte de un policía... No esperábamos una filtración en una operación tan importante", ha añadido.

Ventas recordó que en las pesquisas del chivatazo cribaron 63 llamadas sospechosas de la filtración. Tras entrevistar a todos los comunicantes y corroborar que las conversaciones no tenían nada que ver con ETA, los agentes advirtieron que había una llamadas entre dos policías: los acusados Pamiés y Ballesteros.

Respecto a la identificación del inspector jefe Ballesteros, Ventas ha corroborado que en la cámara de videovigilancia ubicada frente al bar Faisán el día del chivatazo, "no quedó grabada ninguna otra persona" que no fuera el supuesto enviado de Pamiés a la zona.

El ex jefe superior de Policía en el País Vasco Enrique Pamies y el inspector José María Ballesteros se enfrentan a hasta diez y nueve años de cárcel, respectivamente. La Fiscalía solicita para ellos dos y un año y medio de cárcel por revelación de secretos aunque el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, obligó a sus subordinados a incluir como alternativa una petición de cinco años por colaboración con organización terrorista.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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