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'CASO FAISÁN'

El policía que investigó el chivatazo dice que el móvil fue “político”

El comisario Carlos Germán afirma que tras el soplo “no quedó ni rastro del dinero” de ETA

El comisario Carlos Germán, que investigó la trama de financiación de ETA radicada en el bar Faisán de Irún y el supuesto chivatazo que desbarató la operación policial en mayo de 2006, ha asegurado que no le cabe duda de que el soplo tuvo un “origen policial” y que revistió un móvil “político”. Germán ha apuntado directamente al entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, y ha señalado que los jueces antiterroristas Laurence Levert, de Francia, y Fernándo Grande-Marlaska, que coordinaban la operación contra el entramado financiero fueron “engañados vilmente”.

En el juicio que se sigue por la supuesta delación contra el ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamiés y el inspector jefe José María Ballesteros, Germán recordó las consecuencias del chivatazo: “El 20 de junio [cuando finalmente se desarrolló la operación Urogallo] realizamos una veintena de registros y no encontramos absolutamente nada. Teníamos previsto encontrar 108.000 euros, 54.000 que entregaron unos empresarios navarros a Julen Madariaga y otros 54.000 que entregó Gorka Agirre [fallecido dirigente del PNV] a Joseba Elosua [dueño del Faisán]. No encontramos absolutamente nada, ni una simple pegatina de ETA ni del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV). Para más inri, en el domicilio de Ramón Sagarzazu [miembro de ETA] encontramos una botella de vino con la cara del general Franco”, ha rememorado Germán.

El investigador ha afirmado que tenía “clarísimo” que el chivatazo tenía origen policial por los detalles que Joseba Elosua relató a su yerno Carmelo Luquín y que han quedado recogidos en las grabaciones de la radiobaliza instalada en el coche del dueño del Faisán.

Germán ha calificado de “inverosímil” la coartada del comisario Pamiés de que las llamadas desde su teléfono móvil oficial tenían que ver con la intención de dar cobertura al confidente “Romano”, un etarra que colaboraba con el jefe superior policial. Esa excusa “no tiene sentido”, ha asegurado.

El policía ha afirmado que el antiguo número dos de la policía, el fallecido comisario Fernández Chico, le “amenazó” con rebatir su informe si en sus conclusiones hablaba de motivación política.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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