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Las claves: el maquinista

El conductor superó todas las pruebas y llevaba más de veinte años en la compañía pública

Francisco José Garzón es empleado de Renfe desde 1992. Obtuvo la habilitación para la línea Ourense-Santiago en febrero de 2012 y el permiso para conducir la serie Alvia 730 en noviembre de ese mismo año. Superó las pruebas de aptitud psico-física que Renfe realiza a su personal y en el momento del accidente llevaba ocho horas y 48 minutos de jornada laboral, de las cuales poco más de dos y media al mando del Alvia. Una llamada del revisor a su móvil corporativo —de poco más de un minuto de duración— pudo ser la causa de su distracción. Los análisis no detectaron más tóxicos que la cafeína en su cuerpo. Era un operario experimentado que había hecho ese recorrido más de 60 veces. El presidente de Renfe detalló que su teléfono profesional “tiene restringido el uso de llamadas al exterior y debe llevarse en modo silencio”, pero no aclaró si esa llamada estaba autorizada. Este móvil sólo se puede emplear “en determinadas circunstancias para sustituir el teléfono tren-tierra”, que lleva la máquina para comunicarse con el centro de control.

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