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El chantaje de Bárcenas, de momento sin papeles, inquieta al PP

La dirección del partido se reúne esta mañana, pero está por ver si luego hay rueda de prensa Los populares ven al extesorero como un extorsionador que avisa Muchos creen que no tiene documentos que puedan implicar a la cúpula del partido

Carlos E. Cué

Ya lo avisó Mariano Rajoy el lunes: “Llevamos cuatro años con esto [el caso Gürtel] y aún queda un poco”. Ayer volvieron las estrategias para escapar de la prensa, las carreras, las preguntas sencillas sin contestar —¿Miente Bárcenas? ¿Ha leído la prensa, presidente?—, los nervios y la ebullición interna en el PP por la publicación en El Mundo de una larga conversación con Luis Bárcenas en la que, mientras confirmaba punto por punto los documentos publicados por EL PAÍS, aseguraba que ha habido financiación ilegal, sobresueldos no declarados entregados en mano a la cúpula —incluido Rajoy— y hasta comisiones por adjudicaciones en Castilla-La Mancha que implicarían a María Dolores de Cospedal.

Oficialmente, de nuevo, la respuesta fue el silencio, pese a la gravedad de las acusaciones. Cospedal ha convocado hoy a su dirección en la calle de Génova, pero está por ver si comparece luego en rueda de prensa. En privado, y después del primer golpe, los dirigentes se dividían en dos grupos. Los que creen que Bárcenas puede tener papeles que avalen sus acusaciones y los que creen que no.

Todo el PP estaba inquieto porque la tormenta, lejos de amainar, empeora. Pero muchos pensaban que, detrás del gran impacto de un extesorero contando las miserias de su partido, si no hay papeles no hay nada y el coste político que tiene esta historia ya está más que asumido.

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Lo que tenían claro todos los dirigentes es que Bárcenas se ha convertido ya sin tapujos en un chantajista. La única duda es si tiene material o no. “Es claramente una amenaza, dice que tiene papeles que pueden hacer caer un Gobierno. Que los saque o deje de jugar de farol”, resumía un dirigente.

Una versión muy extendida en el entorno de Rajoy señala que Bárcenas está en una deriva imprevisible, locoide, que lleva semanas —antes de entrar en la cárcel— reuniéndose con periodistas de todos los medios y a cada uno les cuenta una versión distinta, que está atrapado en sus propias contradicciones y que su palabra no vale nada. Esta versión incluye la convicción de que Bárcenas juega de farol, que no tiene papeles porque si los tuviera ya los habría sacado.

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La Moncloa no quiso tampoco responder ni confirmar o desmentir si es cierto que el presidente se puso en contacto con Bárcenas cuando negó los papeles publicados por EL PAÍS para recomendarle que estuviera tranquilo. La consigna oficial era el silencio. El entorno de Rajoy asegura que para entonces, cuando se publicaron los papeles, la ruptura entre el presidente y el extesorero, que siempre tuvieron muy buena relación —solo él podía autorizar que se le siguiera pagando un sueldo y que tuviera despacho y secretaria del PP— era absoluta.

Todos reconocen que a Bárcenas se le trató con mimo en el PP —pese a que por fuera se decía lo contrario— hasta enero de 2013, cuando aparecieron sus cuentas en Suiza. Pero desde entonces no, insisten.

Miembros del Gobierno y de la cúpula del PP consultados llegaban a la misma conclusión: las acusaciones son gravísimas y parecen el principio de algo más, pero si no salen papeles, Rajoy no tiene más que esperar a que pase el vendaval, como ha hecho siempre hasta ahora. Algunos aseguran que ven al presidente muy tranquilo, aunque su insistencia en evitar el asunto pudiera hacer pensar lo contrario.

Son pocos, pero existen, los que creen que se ha gestionado mal el caso desde los ministerios de Justicia e Interior y que el Gobierno debería haber controlado a través de fiscalía y policía el caso Gürtel para impedir que, como sucede ahora, la situación judicial sea peor que cuando el PP estaba en la oposición.

Además de los dirigentes que están preocupados y pendientes de lo que pueda salir y sobre todo de lo que pueda contar una persona que conoce el PP mejor que nadie y ha estado al tanto de todos los secretos del partido durante 20 años, hay otros que están prácticamente deseando que todo el escándalo reviente definitivamente de una vez por todas.

“Que vaya al juez y le cuente lo que sepa, que caiga quien tenga que caer y que nos deje en paz de una vez”, resume uno en una opinión muy extendida.

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