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Los dos PP exhiben unidad en público tras el ingreso de Bárcenas en prisión

Aznar recibe a Cospedal en FAES y Rajoy se reúne con todos sus barones

Foto: reuters_live | Vídeo: EL PAÍS-LIVE
Francesco Manetto

El estallido del caso Bárcenas, a mediados de enero, además de sumir a la dirección del PP en un laberinto, demostró mejor que nunca que el partido mayoritario es una organización dual. Existen dos PP, aunque la disciplina de la inmensa mayoría de los dirigentes en los momentos de crisis siempre acaba trasladando la imagen de una formación fuerte y unida, preparada para cerrar filas con Mariano Rajoy cuando él o el Gobierno lo necesiten.

Existen dos PP, según reconocen, con matices, muchos cargos, y queda claro en la forma de afrontar el escándalo del extesorero Luis Bárcenas. Ahora, cuatro días después de que el que fuera responsable de finanzas durante casi dos décadas ingresara en la cárcel, hay una parte del partido, sobre todo en algunos sectores autonómicos, que cree llegado el momento para una “catarsis”. “Los militantes están asqueados”, manifestó sin medias tintas la líder de los populares vascos, Arantza Quiroga, la semana pasada. “Estamos profundamente abochornados por este tipo de noticias”, aseguró el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Mucho más prudente, la dirección nacional trata, en cambio, de pasar página de forma discreta.

Hay dos PP, que reflejan dos maneras de gestionar el partido. Un PP que gobierna y otro que ya no gobierna pero intenta marcar el rumbo de las decisiones del Ejecutivo. Dos generaciones. Y barones o presidentes regionales que defienden los intereses de sus autonomías a veces en abierto desafío con la cúpula o el Ejecutivo central, como el valenciano Alberto Fabra o el extremeño José Antonio Monago.

El presidente sacará la primera foto fija del partido con el exsenador entre rejas

Estos dos PP, cuyas fronteras son a menudo difuminadas, se cruzan hoy en un día clave para la formación. Un día de balance antes del verano. El día de Rajoy, de José María Aznar y de la número dos de los populares, María Dolores de Cospedal, que ayer reclamó “honradez y honestidad” al hacer balance desde Toledo de dos años de su gestión al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha.

El expresidente del Gobierno recibe esta mañana a la secretaria general en Guadarrama (Madrid) para inaugurar el campus de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES). El hecho en sí no es nuevo. También ocurrió el año pasado. Pero en esta ocasión, todos en el PP están pendientes de la foto de Cospedal y Aznar, que hace un mes, atacó abiertamente el proyecto político del Gobierno. Una imagen especialmente simbólica, pues el exjefe del Ejecutivo y la mano derecha de Rajoy al frente de la formación representan las caras de los dos partidos: el pasado y el presente.

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Bárcenas ascendió y empezó a amasar su fortuna, que llegó a los 48 millones de euros, precisamente durante la etapa de Aznar. Cuando Rajoy nombró secretaria general a Cospedal, según la versión más extendida, esta se encargó de forzar su salida y de renovar el partido. No obstante, ahora Cospedal, igual que los otros miembros de la cúpula nacional, ha evitado salirse del guion. El primer día la dirección emitió un comunicado de dos líneas, que se limitaba, sin ni siquiera mencionar al extesorero, a manifestar “respeto” por las decisiones judiciales. El viernes, fue el propio Mariano Rajoy quien trató de dar por zanjado el asunto desde Bruselas. “Tengo que decir que no, ni ahora ni en ningún otro momento eso se ha producido”, aseguró al ser preguntado por si se siente preocupado o amenazado por una posible venganza de Bárcenas desde la cárcel. Rajoy y Cospedal, los dos máximos dirigentes de la formación, intentan trasladar mensajes de distensión. El sábado, la secretaria general mostró su tranquilidad en una conversación con periodistas y comentó: “No conozco a ningún partido que haya hecho un esfuerzo de estriptis como el PP”.

Los dos PP son también los dos sectores que, ante la noticia del ingreso de Bárcenas en Soto del Real, reaccionaron de forma distinta. Los que aplaudieron aliviados y los que no ocultaban su inquietud, porque entienden que ahora se puede abrir una nueva etapa. Mientras, desde La Moncloa, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, recurrió a una estrategia muy propia de Rajoy: dejar pasar tiempo y esperar a que escampe.

Hoy el presidente del Gobierno verá a todo el mundo. Después de la intervención de Cospedal en FAES, el jefe del Ejecutivo reúne en Génova, 13, la sede central del partido, al Comité Ejecutivo Nacional. Este cónclave, convocado antes de que el juez Pablo Ruz decretara cárcel para Bárcenas, ya tenía un orden del día repleto de asuntos que han generado y siguen generando diferencias dentro del PP. Los líderes territoriales escenificarán su pulso a cuenta de la financiación autonómica, una cuestión que hace un mes dio pie a un durísimo enfrentamiento a puerta cerrada entre el valenciano Alberto Fabra, el murciano Ramón Luis Valcárcel y el extremeño José Antonio Monago. Sobre la mesa estarán también el acuerdo alcanzado en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera de elevar hasta el 1,3% el objetivo de déficit, la recién presentada reforma de la Administración, que depende en buena medida de que las comunidades cumplan las recomendaciones del Gobierno, y la última cumbre europea.

Pero, sobre todo, Rajoy asistirá a la primera radiografía del partido desde el ingreso de Bárcenas en la cárcel. Y, en este contexto, el cruce de los dos PP en Guadarrama y en Madrid se quedará con toda probabilidad en una imagen de cohesión y los principales dirigentes se emplearán en transmitir, al menos públicamente, que, pese a las diferencias, solo existe un Partido Popular.

“Honradez y honestidad”

De forma indirecta, sin mencionar a Luis Bárcenas, María Dolores de Cospedal quiso lanzar ayer desde Toledo un mensaje eminentemente político contra la corrupción. Al hacer balance de su gestión al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha, la secretaria general del PP afirmó que “la política no es el mal necesario” para gobernar, por lo que, en su opinión, “puede ser un bien real” si se ejerce con “los referentes éticos de honestidad, honradez, conducta ejemplar y buena gestión”, informa EP.

Ante cerca de mil personas, la número dos de los populares consideró que, a pesar de las críticas, "lo que hay que hacer es seguir mirando hacia delante". En este contexto, frente a las críticas formuladas por la oposición en Castilla-La Mancha y el cuestionamiento por la gestión del caso Bárcenas, Cospedal aseguró que los miembros del PP se dedican a la política "para servir a los ciudadanos".

Cospedal, que hoy inaugura el campus FAES junto a Aznar y más tarde preside con Rajoy el Comité Ejecutivo Nacional, pidió, además, a los cargos del PP que no dejen que nada les distraiga del objetivo de luchar por la recuperación económica y la creación de empleo y, con unas palabras de tintes casi épicos, se mostró convencida de que con “las más altas cotas” de “dignidad, justicia y libertad”, se logrará “conquistar el mañana”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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