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Nadie cree que Aznar quiera realmente volver a la política

Varios dirigentes del PP creen que busca presionar a Rajoy para que acelere las reformas

Carlos E. Cué
Aznar, acompañado por la directora de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana; la periodista Victoria Prego y el director de La Razón, Francisco Marhuenda, momentos antes de la entrevista.
Aznar, acompañado por la directora de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana; la periodista Victoria Prego y el director de La Razón, Francisco Marhuenda, momentos antes de la entrevista.KIKO HUESCA (EFE)

La frase que más comentarios, preocupaciones, especulaciones e incluso burlas internas generó ayer fue la última de la reciente entrevista de José María Aznar, en la que dejó en el aire la posibilidad de volver a la política. Ninguno de los dirigentes consultados, de todos los sectores, cree que el expresidente esté realmente pensando en volver.

Aznar pasa dos tercios del año fuera de España, se dedica a viajar, a dar conferencias y a asesorar a distintas empresas —este es su principal ingreso— y no está moviendo a su gente ni hablando con diputados o dirigentes regionales como para sondear la posibilidad de un movimiento, aseguran todos. Sabe que volver para él es prácticamente imposible, que el PP es un partido absolutamente presidencial y de disciplina férrea —fue él quien promovió esa cultura— donde no hay golpes de mano, ni primarias, ni sorpresas como la de José Luis Rodríguez Zapatero en el PSOE en 2000. En el PP manda solo uno.

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Entonces, si no quiere volver, ¿por qué lo deja caer y con qué objetivo? A esta pregunta había varias respuestas, muchas de ellas relacionadas con el estado anímico del personaje, su rabia por ver su figura manchada por Gürtel; pero también varios dirigentes apuntaban una explicación política. Aznar representa de alguna manera, analizan, a un sector del PP no mayoritario pero sí importante, y también del entorno del partido, de algunos medios de comunicación, de empresarios, de banqueros, que están muy inquietos por la lentitud con la que, según ellos, se mueven las reformas de Rajoy.

Le piden más velocidad, más intensidad. Ahora viene, por ejemplo, el gran debate en el que está instalado el Gobierno: la reforma de las pensiones. Aznar, según este análisis, estaría haciendo público ese malestar para tratar de influir en Rajoy, meterle presión, y la amenaza de volver es la que más fuerza tiene para lograr ese objetivo.

Rajoy y su entorno dejan claro, sin embargo, que no van a aceptar esas presiones. El presidente concluyó la rueda de prensa en Bruselas defendiendo su ritmo de reformas y recortes: “Hemos bajado el déficit del 9% al 7% en 2012. Eso fue muy doloroso. La Comisión ha tomado una decisión justa y nos ha dado más margen. ¿Nos puede pedir más reformas la Comisión? Yo no lo veo. Todo lo que es sensato, se ha hecho o está en marcha. Se pueden decir muchas cosas del Gobierno, y se dicen, pero nadie puede decir que no hemos hecho reformas”, concluyó.

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