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De tocar el poder a quedarse sin nada

La dirección federal del PSOE asume el fiasco de Ponferrada y confía en pasar página

El secretario general del PSOE de Castilla y León, Julio Villarrubia.
El secretario general del PSOE de Castilla y León, Julio Villarrubia.Ana F. Barredo (EFE)

El PSOE intentó hacerse con la alcaldía y se quedó sin representación en el Ayuntamiento. Ese es el resumen del fiasco de la operación de Ponferrada, que, además, ha costado a los socialistas un alto precio en su imagen y dado oxígeno a quienes cuestionan el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Un municipio leonés de 68.000 habitantes, donde el PSOE tiene apenas 200 militantes y menos de 9.000 votos, ha tenido en jaque a la dirección federal del partido. Todo se hizo “error sobre error”, como ha reconocido ahora el propio Rubalcaba. Y el fracaso final es considerable.

El entorno del secretario general se esforzaba ayer en subrayar que la orden última de Rubalcaba se ha cumplido y Samuel Folgueral, el alcalde aupado al cargo con el voto de un condenado por acoso sexual, ha dejado el PSOE. “No habrá nunca un alcalde socialista apoyado por un concejal condenado por acoso”, había dicho el secretario general el sábado, 24 horas después de desautorizar, a toro pasado y empujado por el revuelo mediático, una operación que Ferraz había respaldado hasta que se consumó.

“Es verdad, metimos la pata. Pero rectificamos, y lo importante era que el alcalde o dimitía o dejaba el PSOE. Ha dejado el PSOE”, insiste el entorno de Rubalcaba. Con Folgueral, sin embargo, se han ido del partido los otros siete concejales socialistas, de modo que el PSOE se queda sin voz en ese Ayuntamiento. “El balance es malo, pero esto ya era lo de menos”, se resignan estas fuentes. “El error grave, el importante, es el inicial”: promover un pacto con Ismael Álvarez, el exalcalde del PP condenado en 2002 por acoso sexual en el caso Nevenka; probablemente, uno de los casos más emblemáticos en España —al menos, el más célebre— de la presencia de patrones machistas en los ámbitos de poder.

El sábado, Folgueral intentó hablar personalmente con Rubalcaba, pero este no se puso al teléfono. Lanzó su ultimátum al alcalde primero con un comunicado y después durante una entrevista en televisión, algo que ha sentado muy mal en la agrupación leonesa y que la dirección federal justifica así: “El interlocutor siempre ha sido el secretario de Organización, Óscar López. El secretario general no conocía los detalles de esta moción”. López es quien sale más dañado de todo el proceso porque es quien ha asumido toda la responsabilidad; no obstante, Rubalcaba tiene máxima confianza en él y ayer no contemplaba la posibilidad de apartarlo del cargo.

Y queda por saber cuál será la actitud de la agrupación socialista local de Ponferrada: si será la voz de Ferraz o apoyará a los concejales, ya exsocialistas, capitaneados por Folgueral. En la dirección federal aseguran que no está sobre la mesa disolver la agrupación y montar una gestora, pero fuentes del PSOE de Castilla y León señalan que esa opción “no se descarta” si la agrupación no se compromete a desvincularse totalmente de los dimisionarios.

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