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El pulso de Bárcenas atenaza al PP

El extesorero, que guarda pruebas documentales de supuesta financiación ilegal del PP, demanda a su partido por despido improcedente y robo de dos ordenadores

EL PAÍS reconstruye los principales titulares, viñetas, y reacciones de miembros del PP y de la oposición generados por la publicación de las cuentas del extesorero del PP.

Acorralado por una investigación judicial que ha destapado su fortuna suiza no declarada al fisco, con el pasaporte retirado y la prohibición de viajar fuera de España, Luis Bárcenas, dueño de 20 años de secretos financieros del PP, ha decidido pasar al ataque redoblando las amenazas contra su propio partido, al que ha denunciado ante la policía y ante los tribunales.

Esta ofensiva del extesorero, según interpretan significados dirigentes del PP, persigue lograr el auxilio del Gobierno de Mariano Rajoy para salir bien parado del proceso judicial que le persigue desde julio de 2009 por cohecho, delito fiscal y blanqueo de capitales.

En los últimos siete días de su particular calvario, Bárcenas ha demandado a su partido por “despido improcedente”, desbaratando así la versión dada por la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, sobre un despido pactado con el extesorero en 2010; y ha denunciado el supuesto robo de dos ordenadores que tenía en la sala Andalucía, un espacio de la tercera planta de la sede del partido, en Génova 13, que le habilitaron para su uso exclusivo tras ser imputado en el caso Gürtel. A esa sala acudía Bárcenas de vez en cuando, hasta que Suiza destapó su fortuna.

Anotó detalles de almuerzos con constructores para recaudar dinero

Pese a estar imputado por graves delitos de corrupción, el PP mantuvo a Bárcenas en nómina desde abril de 2010, cuando cesó de senador, con el sueldo más alto de toda la organización (casi 250.000 euros al año) por una supuesta asesoría que ahora nadie puede justificar. El PP le dio de baja en la Seguridad Social el pasado 31 de enero, el mismo día que EL PAÍS publicaba los cuadernos secretos donde el extesorero registraba donaciones empresariales por encima de las permitidas por la ley y anotaba pagos periódicos, trimestrales o semestrales, a toda la cúpula del partido, incluido Mariano Rajoy. Los empresarios citados en los apuntes contables de Bárcenas y los miembros de la dirección popular, supuestos receptores de los fondos, han negado los hechos anotados por el extesorero.

Ahora, la rebelión de Bárcenas contra su partido provoca pánico en la dirección del PP. Aunque Cospedal ha declarado que el presidente Rajoy no teme los chantajes del extesorero, otros miembros de la Ejecutiva del partido cruzan los dedos para que Bárcenas no abra la carpeta donde guarda los secretos financieros de la formación conservadora entre 1990 y 2009.

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El extesorero nacional del PP sacó un sábado por la mañana nueve cajas de documentación de la sede del partido cuando estaba a un paso de ser imputado por el Tribunal Supremo, en julio de 2009. Desde entonces, Bárcenas guarda a buen recaudo supuestas pruebas documentales de la financiación ilegal del PP que él mismo controlaba directamente, porque formaba parte de su gestión diaria en Génova, 13, o indirectamente, porque se trataba de operaciones hechas por otras organizaciones territoriales del partido que él conocía.

El extesorero dispone de documentación bancaria sobre movimientos de dinero en distintas cuentas que acreditarían, junto a otras pruebas, donaciones utilizadas con fines distintos a los permitidos por la Ley.

Bárcenas conserva algunas anotaciones de almuerzos en los que participó junto a otros dirigentes del partido y distintos empresarios del sector inmobiliario o de la construcción para la financiación de campañas electorales con fondos no declarados al Tribunal de Cuentas.

Su última declaración ante el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, donde aseguró que su fortuna llegó a rondar los 38 millones de euros —casi el doble de lo que había descubierto la comisión rogatoria que investigó sus cuentas en Suiza— ha conseguido aumentar la preocupación entre la cúpula del PP. “Puede ser un aviso de Bárcenas de que ese dinero no es solamente suyo”, explica un alto cargo popular.

Pendientes del próximo movimiento del extesorero, los dirigentes del PP llevan un mes desconcertados, temerosos de que las cartas que Bárcenas pueda jugar en los próximos días o semanas acaben por arruinar la honra del partido, sobre el que pesa ya una sospecha de grave corrupción extendida en el tiempo.

Mientras tanto, una nueva inquietud se ha instalado en el PP. Una querella presentada en la Audiencia Nacional contra históricos dirigentes populares en relación con los papeles secretos de Bárcenas ha llegado al juzgado de Javier Gómez Bermúdez, el magistrado que presidió el juicio del 11-M, y desmontó en su sentencia todas las pruebas falsas que había jaleado el PP sobre la teoría de la conspiración y la participación de ETA en los atentados de los trenes. El magistrado ha incoado diligencias aunque aún no ha decidido si admite a trámite la denuncia presentada, en cuyo caso sería el primer juez en investigar la contabilidad secreta que manejaba el ex tesorero del PP.

La investigación abierta ahora por la Fiscalía Anticorrupción, que está pendiente de interrogar a los empresarios que figuran como donantes en los papeles de Bárcenas y de recibir información sobre las cuentas del PP, pasará a manos del primer juzgado que decida admitir a trámite las denuncias presentadas por estos hechos.

En la actualidad hay dos juzgados de plaza de Castilla y otros dos de la Audiencia Nacional, que tienen distintas peticiones, en forma de querellas o recursos, para abrir la causa.

El juez Pablo Ruz, que instruye el caso Gürtel, había rechazado hasta ahora abrir una pieza separada sobre los papeles secretos de Bárcenas al entender que de momento no había elementos suficientes para conectar esos hechos con la trama corrupta de Francisco Correa. Pero el viernes hizo una consulta a la policía que puede cambiar esa opinión, lo que vincularía directamente a la trama Gürtel con la contabilidad secreta del extesorero. Bárcenas lo niega y rechaza que el juez investigue sus papeles.

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