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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Urkullu se explica ante un atento Rajoy

Luis R. Aizpeolea

Iñigo Urkullu ha reafirmado ante el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su primer encuentro como lehendakari, su voluntad de hacer de la consolidación del final de ETA uno de los principales ejes de su mandato. También ha avanzado el instrumento, la ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento vasco, a la que ha pedido a Rajoy que participe el PP vasco junto con los demás partidos, incluido EH-Bildu.

Urkullu pretende alcanzar en esa ponencia un amplio consenso del que surjan iniciativas para flexibilizar la política penitenciaria de los presos de ETA, por un lado, y para que la izquierda abertzale y la banda terrorista hagan una revisión crítica del pasado y del reconocimiento del daño causado. Nada nuevo para Rajoy que conoce estas pretensiones de Urkullu desde que se las presentó en su encuentro anterior, en julio, y que resumió en siete folios y medio.

Pero de entonces a ahora han cambiado algunas cosas. Por un lado, Urkullu ya no es sólo el presidente del PNV sino el lehendakari y tiene por delante cuatro años para llevar adelante estas propuestas que cuentan, de salida, con el respaldo de su partido y del PSE.

Por otro, se ha consolidado un frente de rechazo en la derecha más radical, con la sorprendente participación de UPyD, y el respaldo de algunos medios de comunicación, que explota los sentimientos de algunas víctimas del terrorismo contra cualquier avance en la consolidación del final ETA.

Ese frente de rechazo critica hoy el nombramiento por Urkullu de Jonan Fernández como secretario general de Paz y Convivencia del nuevo Gobierno vasco porque hace 20 años fue edil de HB en Tolosa (Gipuzkoa) sin tener en cuenta su trayectoria posterior en favor de la paz. Unos días antes fue la crítica a dirigentes del PP vasco por defender el diálogo con representantes de EH-Bildu, elegidos democráticamente. Antes fue el ataque desmesurado al Gobierno de Rajoy por seguir el mandato de un juez que decidió excarcelar a un preso terminal de ETA, de acuerdo con le ley.

Este frente de rechazo defiende, con actitud inquisitorial, el inmovilismo, como si continuara el terrorismo; los comportamientos estancos en la sociedad vasca y el cumplimiento íntegro de penas de los terroristas frente a quienes abogan por un futuro de convivencia; por el diálogo entre ideologías opuestas, con la revisión crítica del pasado, sobre todo de ETA y la izquierda abertzale y por la reinserción social de los terroristas como defiende la Constitución. De esto ha hablado Urkullu a un Rajoy, muy atento.

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