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González pide un PSOE más al centro

Los socialistas rinden homenaje al expresidente a los 30 años de su llegada a La Moncloa “El partido ha perdido la vocación de mayoría”, afirma

Foto: overonaelpais | Vídeo: ULY MARTÍN

“¡Hay que escuchar a la base!”, gritó una mujer desde el patio de butacas. Felipe González llevaba ya más de una hora hablando de pasado y presente ante un auditorio entregado, reivindicando sus casi 14 años de Gobierno y extendiendo recetas para que el PSOE recupere “la vocación de mayoría” —que algunos interpretaron más tarde como una apelación al centro— y, con ello, el poder. Había pasado una hora, y quedaba otra, de un coloquio entre González y el actual secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, organizado por el PSOE el día en el que se cumplían 30 años de la llegada de los socialistas a La Moncloa. Un acto de agradecimiento incondicional a González y de autoafirmación en el momento en el que el partido atraviesa sus horas más bajas. La mujer gritó: “¡Hay que escuchar a la base!”. Y Felipe González contestó: “¡Yo soy la base!”

Entre dos veteranos

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La mujer más joven de la ejecutiva federal del PSOE y responsable de Redes e Innovación, María González Veracruz, de 33 años, fue la encargada de moderar el diálogo entre dos veteranos: Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba. El hoy secretario general formó parte de algunos de los Gobiernos de González y llegó a ser su portavoz..

El Palacio de Congresos de Madrid se llenó ayer de socialistas reunidos bajo el lema Gracias, Felipe para recordar su mejor momento —la mayoría absoluta de 1982— y darse ánimos ante el peor —el PSOE se desplomó en 2011 y no remonta—. Más de un millar de militantes, decenas de dirigentes y cerca de 40 exministros de los Gobiernos de González y de José Luis Rodríguez Zapatero acudieron a aplaudir a aquella generación, pero sobre todo al que fue su líder. No hubo lugar para reproches o autocrítica. No se habló de los casos de corrupción o los GAL. Los socialistas sienten que en 1982 se pusieron fundamentalmente las bases del Estado de bienestar —con la extensión de la sanidad y la educación públicas— que hoy el PP está “desmantelando”, según coincidieron en señalar González y Rubalcaba. “Vosotros tuvisteis que crearlo, ahora tenemos que defenderlo”, dijo el secretario general.

En primera fila escuchaba el ex número dos de González, Alfonso Guerra, y junto a él Zapatero (que solo tomó la palabra al final, para pedir un PSOE en el que no se pierdan “los afectos, la lealtad y la unidad”); también el primer ministro de Economía del felipismo, Miguel Boyer, recién recuperado de un ictus, y el que le sucedió, Carlos Solchaga; y José Barrionuevo, exministro del Interior condenado por el secuestro de Segundo Marey; y Javier Solana, que fue ministro de Cultura y de Educación y más tarde secretario general de la OTAN. Y muchos otros ministros de los ochenta y noventa, junto a prácticamente todos los que formaron Gobierno con Zapatero. En una butaca vacía, una rosa roja acompañaba el nombre de Ernest Lluch, ministro de Sanidad en 1982, asesinado por ETA en 2000.

“Es la primera vez que se reúnen todas las generaciones, todas las sensibilidades y todas las familias”, subrayaba un miembro del equipo de Rubalcaba. El exministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar había dicho a la entrada: “Esto no debe ser una exhibición de nostalgia sino una reconciliación con nosotros mismos”. Y a buscar las claves para volver a tomar impulso se dedicaron los dos oradores sobre el escenario.

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Empezó González. El expresidente del Gobierno y hoy consejero de Gas Natural Fenosa contó que él era de los pocos en 1982 que confiaba en ganar por mayoría absoluta: “En la ejecutiva me decían: un partido socialista no puede tener más del 35% de los votos en España, es una locura. Pero yo sí tenía vocación mayoritaria”. Ahí deslizó su principal consejo a los socialistas de hoy: “El PSOE ha perdido la vocación de mayoría y tiene que recuperarla. Tiene que hacerlo mirando a la sociedad y viendo sus necesidades. Si eso supone instalarse en el centro más que en la izquierda, no lo dijo; aunque varios dirigentes consultados sí lo interpretaron así.

Rubalcaba respondió que, con esa misma “vocación de mayoría”, lo que él pretende es más bien abanderar un “radicalismo reformista”. Afirmó, por primera vez, que el PSOE debe “reflexionar” ante la petición de los sindicatos de un referéndum sobre la política de Mariano Rajoy (una posibilidad que hasta ahora el secretario general había rechazado), consideró “pertinente” el debate sobre la “democracia directa” y llegó a sostener que el PSOE es hoy “totalmente anticapitalista”, porque el capitalismo “ya no crea riqueza” sino que solo “especula.

Rubalcaba abre ahora la puerta a apoyar un referéndum sobre la política de Rajoy

Ambos dirigentes trazaron un paralelismo entre la crisis económica que encontró González al llegar a La Moncloa y la actual, a la que ahora se suma una “crisis de la democracia representativa” por la pérdida de confianza de la ciudadanía en las instituciones. El PSOE, dijeron, debe tomar la iniciativa ante esa crisis múltiple. Proponer un auténtico proyecto para España, no un programa electoral más. El PSOE tiene que volver a servir a España”, planteó Rubalcaba. González, que copó el coloquio, deslizó ahí otra receta: para preservar el Estado de bienestar hay que empezar por admitir su reforma. Eso es lo que él hizo, aseguró, con la reconversión industrial de los años ochenta: “Me decían que estaba haciendo la política económica de Thatcher. Pero era imprescindible”.

El expresidente citó un “error” de su mandato: la decisión de convocar el referéndum de la OTAN (no el hecho de apostar por mantenerse en la OTAN contra las posiciones iniciales del PSOE, sino el referéndum mismo, que en su opinión fracturó al partido.

El reciente desafío soberanista de Cataluña y la propuesta federalista de Rubalcaba estuvieron totalmente ausentes del debate. Europa, muy presente —“Hace falta un consenso nacional para decir: nos plantamos”, dijo González entre fuertes aplausos dirigidos contra Angela Merkel—. Y, por encima de todo, la crisis de confianza en las democracias occidentales. Para afrontarla, el expresidente se planteó promover las listas electorales abiertas; Rubalcaba, “inventar una democracia 7.24”. “Los ciudadanos quieren que demos cuenta los siete días, las 24 horas, no cada cuatro años”.

Aunque reinó el espíritu de celebración, los dos se cruzaron algún dardo (González dijo que en su ejecutiva se discutía más que en la de ahora; Rubalcaba le recordó que en su primer Gobierno no hubo una sola mujer). Pero no reproches. González se despidió afirmando: “Temo que la debilidad del partido es la debilidad de España”. Se definió como un “triunfador” por haber tenido tanto apoyo para acometer su tarea y terminó entre el aplauso unánime: “Las gracias las doy yo. Como diría (Ramón) Rubial, mientras aguante el cuerpo, contad conmigo”.

Ovación para las políticas de igualdad de Zapatero

En un momento de acto celebrado esta mañana para recordar los 30 años del primer Ejecutivo socialista, el líder del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha recordado que en el primer Gabinete de Felipe González no había ninguna mujer. "Eso sería hoy imposible", ha afirmado Rubalcaba. En ese momento, ha aprovechado para ensalzar las políticas de igualdad de José Luis Rodríguez Zapatero. En respuesta, el auditorio se ha puesto en pie y ha obligado al expresidente a levantarse, con cierto pudor,  y a saludar.

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