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La detención y entrega de Aurore Martin a España indigna al País Vasco francés

Un texto firmado por todos los partidos pide el "regreso" de la exmilitante francesa de Batasuna

El líder del Frente de Izquierdas, Jean Luc Mélenchon, ha sido, como suele, el más claro. “La expulsión a España de la ciudadana francesa Aurore Martin es un escándalo. El Partido Socialista ha cambiado de bando”, ha escrito Mélenchon en su cuenta de Facebook. Sus frases indican que la tensión que vive el País Vasco francés ha llegado a París. Ahora es un asunto nacional, ya no regional. Comentarios similares al de Mélenchon inundan estos días los medios franceses: “Vergüenza”. “Represión”. “Amalgama” (entre Batasuna y ETA). Prácticamente todos los partidos del arco político, incluidos los socialistas vascos franceses, condenan la decisión del ministro del Interior, Manuel Valls, de arrestar y extraditar a Martin a España. Pero este ha explicado que la ejecución del mandato de arresto europeo "se aplica bajo la autoridad de la Fiscalía General de Pau".

Iparralde está indignada por la inesperada y espectacular detención, el pasado martes en Mauléon (Pirineos Atlánticos), de Martin, una exmilitante francesa de Batasuna, de 33 años, que se acercó a la izquierda abertzale tras una temprana encarcelación que consideraba injusta.

Un texto consensuado por todos los partidos, firmado también por tres parlamentarios socialistas, y dado a conocer el viernes, reclama el “regreso inmediato a territorio francés” de Martin. La nota afirma que Batasuna es un partido legal en Francia, y añade que el mandato de arresto europeo lanzado por Madrid se refiere a hechos “prohibidos en España pero permitidos en Francia”. La justicia española acusa a Aurore Martin de “pertenencia a organización terrorista” y de haber participado en diversas reuniones públicas en España como miembro de Batasuna, grupo que fue declarado ilegal por la Ley de Partidos. El viernes, Martin fue encarcelada en Madrid a la espera de juicio, y podría ser condenada a un máximo de 12 años de prisión.

Olivier Dartigolles, portavoz del partido Comunista Francés y concejal en Pau, cree que la detención de Martin es “una vergüenza” y que el Gobierno francés “ha escrito una página deshonrosa para el país”. Los comunistas planean interpelar al Ejecutivo en la Asamblea Nacional sobre el arresto y la extradición de Martin. La ira también toca al grupo Europe Ecologie-Les Verts de Aquitania y el País Vasco, socios del Gobierno socialista en París, que creen que Valls “ha puesto en marcha una represión que no se justifica por el clima actual”.

Durante una rueda de prensa en Bayona, Batasuna estimó el viernes que Valls había “violado un pacto tácito”, y uno de sus líderes, Jean-François Lefort, explicó que el antiguo ministro del Interior, Claude Guéant, nunca quiso responder al mandato de arresto de Martin bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy. Según Batasuna, el control en el que fue detenida Martin no fue fortuito, y había un “importante pelotón de la gendarmería” esperando en otro punto por el que ella debía pasar.

El malestar de muchos cargos públicos y ciudadanos del País Vasco francés con Valls había estallado ya el lunes pasado, cuando en una entrevista con este diario el ministro avanzó que París seguiría “al 100%” el camino que marque el Gobierno español, y sugirió que mientras ETA no deje las armas no será posible cumplir la reivindicación de los partidos de Iparralde de crear una colectividad o estructura administrativa vasca.

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Muchos alcaldes, concejales y parlamentarios vascofranceses de todas las tendencias confiaban en que, al tramitarse en los próximos meses la Ley de Descentralización, los socialistas iban a dar luz verde finalmente a la vieja promesa de François Miterrand. Valls decidió enterrar la idea desde un medio español y no francés, un detalle significativo y que algunos han considerado una ofensa.

A Valls, que es de largo el ministro más popular del Ejecutivo socialista y que no duda en exhibir músculo y firmeza en todos los asuntos que maneja, no parece importarle que los ánimos en el País Vasco francés se radicalicen cuando el proceso de disolución de ETA parece estancado.

Como explicó en esa entrevista, su visión del problema de ETA va más allá del País Vasco. España es un aliado esencial en la lucha contra todos los tipos de terrorismo, “sin confundir unos con otros”, y si ETA no abandona las armas París no hará la más mínima concesión, a no ser que el Gobierno del Partido Popular quiera hacerla.

España y Francia están más unidos que nunca en la defensa de sus intereses comunes en Europa, Córcega y Marsella son sendos polvorines, y Valls tiene muy presente la amenaza latente de los islamistas radicales franceses. Con tantos frentes abiertos, París no hará ningún gesto que perturbe a Madrid, y si esto supone que a Valls le acusan de colaborar con el Partido Popular, tampoco eso es tan grave. El ministro nacido en Barcelona en 1962 ha recibido tantas veces la etiqueta de derechista que ya no pierde un segundo en intentar rebatirla.

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