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Ninguna gran ciudad prevé evitar macrofiestas en espacios públicos

Los Ayuntamientos de Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla y Vigo defienden la seguridad en los eventos que se celebran en edificios municipales

Ninguna gran ciudad parece querer seguir la tesis de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que ha optado por descartar cualquier cesión o alquiler de edificios municipales para la celebración de macrofiestas como la del pabellón Madrid Arena, en la que una avalancha acabó con la vida de cuatro jóvenes.

Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Málaga o Santiago extremarán las medidas de seguridad en los eventos aplicando, en algunos casos, condiciones más estrictas que las que rigen el pabellón municipal de Madrid pero no prevé imitar a Ana Botella y evitar la celebración de macrofiestas.

Sí existe, sin embargo, un precedente parecido en Málaga. La única vez que el Ayuntamiento de Málaga cedió una de sus instalaciones para una macrofiesta fue hace más de 10 años con un resultado trágico. Dos jóvenes de 19 y 20 años murieron tras consumir éxtasis durante una fiesta ‘rave’ en el palacio de los Deportes José María Martín Carpena organizada por el conductor de un programa de Canal Fiesta Radio, la cadena musical del ente público autonómico Radio Televisión de Andalucía (RTVA). El gobierno municipal del PP justificó la cesión de la instalación deportiva para una fiesta de esas características, al tratarse de una ocasión especial para conmemorar el quinto aniversario del programa. El pabellón se cedió por acuerdo verbal, sin que se firmara ningún tipo de contrato.El suceso deparó un enfrentamiento entre el Ayuntamiento de Málaga y Canal Sur.

La Subdelegación del Gobierno en Málaga llegó a reconocer que en algún momento de la fiesta llegó a haber hasta 15.000 personas en el pabellón, cuando la capacidad teórica era de 8.000. Los propios organizadores reconocieron haber puesto a la venta 11.000 entradas. Hubo avalanchas que los guardias de seguridad no pudieron controlar, y una descontrolada oferta de productos estupefacientes a los jóvenes en la cola de entrada.

Barcelona

El Palau de Sant Jordi es uno de los escenarios municipales de Barcelona donde se desarrollan macrofiestas de música electrónica. Desde el Ayuntamiento de la capital catalana se asegura que la ciudad tiene “un alto nivel de exigencia con los requerimientos previos” a estas celebraciones, las cuales necesitan una autorización especial. En el caso de eventos especiales en la capital catalana, el visto bueno lo expide una mesa de trabajo compuesta por los servicios técnicos del distrito donde se encuentra el local, la Guardia Urbana y Protección Civil. La licencia se entrega después de que el recinto supere una inspección, donde se revisan las salidas de emergencia y otras condiciones de seguridad. Así mismo se determina el aforo posible y el número de agentes de vigilancia que ha de tener la fiesta. Una portavoz del Consistorio explicó que además, horas antes del evento, la policía barcelonesa realiza una visita de control.

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Barcelona tiene una tradición de macrofiesta en pabellones de L’ Hospitalet y Badalona y en las que nunca se han registrado incidentes. Sin embargo, la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades Recreativas Musicales (Fecasarm) se manifestó ayer en contra de este tipo de fiestas en pabellones. Joaquim Boadas, secretario general del gremio, pedirá a la Generalitat que las prohíba porque “estos recintos "no están diseñados" para acoger a grandes multitudes y son “competencia desleal”.

Valencia

El Ayuntamiento de Valencia alquila auditorios municipales como el velódromo Lluis Puig o el pabellón de la Fuente de San Luis para conciertos y otros espectáculos, aunque este último está sobre todo adaptado como pabellón deportivo. El Consistorio forma parte del patronato, pero Feria Valencia es un organismo autónomo a la hora de alquilar sus espacios. Precisamente en el recinto esta prevista el día 10 una macrofiesta, el Black Lotus Festival, con un aforo para 12.400 personas. Tras el trágico suceso de Madrid, han detallado en un comunicado público sus medidas de seguridad.

Un portavoz del Ayuntamiento de Valencia señaló ayer que el Consistorio seguirá exigiendo la aplicación de la ley cuando alquile sus auditorios. Será, como siempre, estricto. En cualquier caso, el Consitorio recuerda que los permisos para celebrar este tipo de eventos no dependen del ayuntamiento sino de la Generalitat.

Bilbao

Las instalaciones municipales de Bilbao no acogen macrofiestas. En el Bilbao Arena, inaugurado hace dos años, se han celebrado algunos conciertos en los que el aforo puede alcanzar hasta las 10.000 personas, como el protagonizado el pasado mes de febrero por el dj Juan Magán. En ese formato, la actuación debe finalizar a la 1.30 de la madrugada.

Sevilla

El Auditorio Rocío Jurado de Sevilla, de propiedad municipal y gestionado por una empresa privada, tiene capacidad para 8.000 personas cuando se usa con el escenario al aire libre y para 3.500, cuando se monta una carpa en la pista. “Este es un espacio proyectado para albergar espectáculos masivos y todos sus accesos y salidas de emergencia fueron diseñados para la cantidad máxima de público que puede albergar”, explicó ayer Francis Cuberos, responsable de programación del auditorio sevillano.

“Además de contar con una empresa de seguridad especializada en conciertos, nosotros siempre duplicamos. Por cada 1.000 personas, la ley te pide que contrates de cuatro a seis vigilantes. En nuestros conciertos, cuando se pone a la venta el aforo completo, tenemos entre 56 y 70 personas en seguridad”, añade Cuberos.

El otro gran espacio municipal que organiza espectáculos multitudinarios en Sevilla es el Palacio de Deportes San Pablo, con un aforo máximo de 10.400 localidades cuando se organiza un evento deportivo y de 9.000 cuando se trata de un espectáculo. “Nosotros alquilamos el pabellón para todo tipo de eventos pero, siempre, son los técnicos del Ayuntamiento los que supervisan el plan de seguridad y evacuación. Cuando se organizan conciertos, en la pista debe de quedar libre un 25% de la superficie”, afirma José Luis García, director del Palacio de Deportes, un espacio que funciona, sin incidentes, desde 1987.

 Vigo

En Galicia, la Xunta como principal responsable de una red de recintos feriales, alquila instalaciones para la celebración de eventos, normalmente ferias, pero también conciertos y espectáculos. El caso madrileño no ha despertado apenas reacciones que conlleven cambios en el uso de esos espacios. Ningún alcalde se ha manifestado al respecto esta semana.

En Vigo, por ejemplo, el principal recinto, el Instituto Ferial de Vigo, se gobierna con un patronato en el que están representados, entre otros, empresarios, Gobierno autonómico, la diputación de Pontevedra y el ayuntamiento. Sus normas son claras al respecto: cualquier empresa que realice la contratación de sus pabellones se obliga a cumplir una serie de normas específicas que garanticen el desarrollo del espectáculo. El ayuntamiento de esta ciudad no cede espacios municipales a empresas privadas para fiestas y los eventos que organiza (el último, la fiesta de ascenso del Celta a Primera División), se gestionan desde el propio Ayuntamiento.

Con información de Diego Narváez, Camilo S. Baquero, Cristina Vázquez, Margot Molina, Eva Larrauri y María Fernández.

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