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El viaje frustrado de Artur Mas

El presidente catalán no logra celebrar ninguna entrevista política de primer nivel en Moscú La Embajada española se distancia al máximo de la visita

Miquel Noguer
 Artur Mas, durante la noche del turismo en Moscú.
Artur Mas, durante la noche del turismo en Moscú.Jordi Bedmar (Generalitat de Catalunya)

Artur Mas no lo tendrá fácil para internacionalizar la ofensiva soberanista que plantea su Gobierno. El presidente de la Generalitat finalizó este viernes su viaje oficial de dos días a Moscú sin haberse entrevistado con ningún político de primer nivel y con el convencimiento de que la diplomacia española no se lo pondrá nada fácil para establecer, a partir de ahora, contactos con mandatarios extranjeros. Sin grandes entrevistas políticas, Mas centró su agenda en el foro económico que buscaba poner en contacto empresas catalanas y rusas y del que no trascendió ningún acuerdo destacado.

A la vista de que el Gobierno central rechaza de plano abrir la puerta a cualquier tipo de referéndum de autodeterminación en Cataluña, Mas pretende comenzar la próxima legislatura con una tanda de viajes por Europa para explicar su proyecto y buscar complicidades. Es lo que en su día definió como “internacionalización del conflicto catalán” y que pretende hacer sonrojar al Gobierno central ante sus socios europeos por rechazar la celebración de un referéndum o consulta legal.

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El viaje de Mas a Moscú no formaba parte de esta agenda, porque ya estaba planificado desde hace un año y porque tanto el presidente como su equipo entendían que poca comprensión iban a encontrar a su proyecto en un país como Rusia. Con todo, el Gobierno catalán intentó, sin éxito, que el presidente se entrevistara con varias autoridades locales. Concretamente, y según consta en el programa provisional que la Generalitat envió a la Embajada de España en Rusia, Mas pretendía entrevistarse con el ministro de Desarrollo Regional, con el ministro de Energía y con el vicepresidente del Consejo de la Federación Rusa, además de mantener un contacto con viceministro federal de Desarrollo Económico. Ninguno de estos contactos se llegó a materializar. Oficialmente, el equipo de Mas calificó de “éxito” el viaje y desmintió ayer que hubiera solicitado estas reuniones, pero constan en el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS. Al final, Mas se tuvo que conformar con una breve entrevista con la viceministra de Cultura, Alla Yurievna, con la que concretó la apertura de una filial del museo Hermitage de San Petersburgo en Barcelona. También se entrevistó con el presidente del Gobierno Regional de Moscú, Sergey Shoygu.

Habitualmente, los viajes de los presidentes autonómicos al exterior son seguidos minuciosamente por las embajadas, que suelen colaborar para organizar los encuentros, algo que esta vez claramente no ha funcionado.

Fuentes diplomáticas admiten poca colaboración con el viaje oficial
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Aunque el objetivo del viaje era claramente económico, Mas tampoco ha podido exhibir ningún gran éxito más allá de fomentar las reuniones de prospectiva entre empresas catalanas y rusas. De hecho, centró su viaje en la participación en el foro empresarial Cataluña-Rusia que organizaban el Consorcio de la Zona Franca y el salón Barcelona Meeting Point. Eso sí, en un país tan difícil como Rusia, con innumerables controles aduaneros y múltiples restricciones, es imprescindible la actuación de las autoridades diplomáticas, algo que algunos empresarios han echado de menos.

Fuentes de los ministerios implicados admiten que, en esta ocasión y a diferencia de en otras ferias, el foro empresarial catalán no ha podido hacer uso del servicio de franquicia diplomática, que permite la entrada de productos de muestra ahorrando trámites aduaneros. Algunos de los empresarios consultados expresaron ayer su “frustración” por un evento que, pese a reunir a un centenar de empresas, no dio el resultado esperado y no concretó ninguna gran transacción salvo potenciar un sector consolidado como el turístico.

Próxima parada, Bruselas

La Embajada española en Moscú ha seguido al detalle el viaje de Artur Mas en Moscú. El presidente catalán fue recibido por el embajador, José Ignacio Carbajal, en la sede diplomática española. La embajada dispuso en todo momento a su personal para atender a los participantes en el evento, unos 200 empresarios, y la comitiva oficial, formada por una veintena de personas, entre ellas la esposa del presidente catalán, Helena Rakosnik. No ha habido ningún tipo de queja pública por parte de la Generalitat.

Con todo, los servicios diplomáticos intentaron prever cualquier situación políticamente complicada por el mal momento que pasan las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno por la escalada soberanista de Mas. Así, el desayuno que Mas ofreció a los periodistas fue seguido por el personal diplomático, consciente de que sería allí donde el presidente catalán reafirmaría su compromiso con el proceso de autodeterminación de Cataluña. Fuentes diplomáticas concluyen que “Rusia no es un país para lanzar mensajes soberanistas”. No gustó en la embajada que el foro empresarial catalán coincidiera con la feria del vino de San Petersburgo, con importante participación de empresas de toda España, también de Cataluña.

Mas continuará con su agenda internacional antes de arrancar oficialmente la campaña electoral de las elecciones catalanas el próximo jueves. Concretamente, el miércoles piensa hacer un acto eminentemente político en Bruselas para dar a conocer su hoja de ruta en la capital comunitaria. No está previsto que le reciba ningún representante político de primer nivel, algo que la Generalitat justifica por la cercanía de la campaña electoral. El presidente catalán ofrecerá una conferencia de prensa en la delegación de la Generalitat en Bruselas para, posteriormente, pronunciar una conferencia en el foro Friends of Europe.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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