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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Con contacto o sin el, ¡que lo hagan!

El Pacto de Ajuria Enea, suscrito por todos los partidos vascos, incluido el centro-derecha, defendía el diálogo entre el Gobierno y ETA solo para solucionar la situación de los presos y fugados de la banda

Luis R. Aizpeolea

Tras romper ETA su última tregua, la de 2006, el representante del Gobierno en aquel proceso, Jesús Eguiguren, aclaró al líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, que la banda terrorista había perdido su última oportunidad de final negociado, que solo le quedaba un cierre técnico, una salida para sus presos y fugados acordada con el Gobierno de turno, pero que se olvidaran de una negociación política.

A ETA y a la izquierda abertzale les ha costado asumirlo, pero lo han hecho. Ha sido decisiva la presión policial, judicial, internacional y social. Pero el hecho es que hoy ya no reclaman la negociación política para la disolución de ETA, inasumible para los partidos democráticos, y han aceptado un cierre técnico. Hoy se dan, como nunca, las condiciones para el final dialogado que fijó el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea de 1988, suscrito por todos los partidos vascos, incluido el centro-derecha, representado entonces por CDS y Coalición Popular.

Dicho punto 10 defendía el diálogo entre el Gobierno y ETA solo para solucionar la situación de los presos y fugados de la banda terrorista y permanece en la cultura política de partidos vascos como el PNV y el PSE como estuvo en el acerbo de la derecha vasca hasta que lo rompió Jaime Mayor Oreja avanzados los años noventa.

Por ello, al actual Gobierno del PP le resulta muy difícil asumir un cierre de paz por presos. Y porque en su etapa de oposición al Ejecutivo de Zapatero hizo del rechazo al final dialogado con ETA una bandera a la que sumó a asociaciones de víctimas del terrorismo y a otras plataformas. De tal modo que un giro en esa política le supondría la desafección de parte de su base y el riesgo de que el oportunismo en esta materia del partido de Rosa Díez —en su día defensora del Pacto de Ajuria Enea— lo capitalice.

Ciertamente, estamos ante la mejor oportunidad de la historia para que Gobierno y ETA sellen definitivamente el fin del terrorismo. Así lo manifestaron en mayo ante el Comité de Verificación Internacional del cese de ETA tanto el PNV como el PSE. Ni el PNV ni el PSE van a insistir en que el Gobierno se siente a hablar con ETA. Pero en lo que sí insistirá una amplia mayoría en el nuevo Parlamento vasco y el nuevo Ejecutivo del PNV es en exigir a ETA que se disuelva y que el Gobierno del PP flexibilice su política penitenciaria, con acercamientos de presos y con la agilización de la reinserción. Un contacto entre Gobierno y ETA lo facilitaría. Pero, con contacto o sin el, lo importante es que lo hagan.

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