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La oposición aprovecha para recordar en campaña “los hilillos” de Rajoy

El BNG acapara la sesión con sus proclamas y pide la ilegalización del PP

Es la recta final de la campaña electoral en Galicia para los comicios del domingo. Y el inicio, este martes en A Coruña, del macrojuicio del Prestige, que tratará durante siete meses de determinar las responsabilidades penales, civiles y pecuniarias de la catástrofe de hace 10 años, caldeó un tanto el debate político. Pero más en Madrid que en la arena electoral gallega. Y en algunas formaciones fue por exceso, como el protagonismo que coparon los nacionalistas gallegos del BNG con grandes pancartas y proclamas pidiendo “la ilegalización del PP”. Lo hicieron a las puertas del recinto ferial donde se desarrolla la vista oral, en la concentración convocada por la plataforma Nunca Máis, en un intento de rememorar el clamor ciudadano de hace una década contra la gestión de la marea negra por el Gobierno de José María Aznar.

Su partido, que como en 2002 gobierna hoy en España y Galicia, mantuvo perfil bajo. El candidato a la reelección como presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, evitó mencionar al Prestige. El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, se limitó a reclamar “respeto” por “la investigación exhaustiva” de los jueces para dilucidar los responsables de la catástrofe, y defendió con ahínco la gestión que dirigía Mariano Rajoy, entonces al frente del operativo para hacer frente al desastre causado por el petrolero. “Diez años después se reparó el daño ambiental y se atendió los damnificados y afectados”, arguyó Alonso.

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Pero nada dijo de los “banquillos vacíos”, como denunció este martes Nunca Máis, en alusión a que nunca se adoptaron responsabilidades políticas y que solo en el último momento se incluyó entre los acusados al exdirector general de Marina Mercante, el hoy jubilado José Luis López-Sors. Él asumió toda la responsabilidad de la polémica decisión del Gobierno de alejar mar adentro el petrolero herido y vertiendo miles de toneladas de fuel.

“Las vueltas que da la vida”, exclamó el candidato del PSdeG-PSOE a la Xunta, Pachi Vázquez, en referencia a que protagonistas políticos del Prestige estén en primera línea política diez años después, como el ahora presidente Mariano Rajoy, o a que dirija la Guardia Civil el entonces delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa. O el propio Feijóo, que año y medio después de la marea negra fue aupado como vicepresidente de la Xunta de Manuel Fraga para sustituir al que hasta entonces era su delfín, José Cuiña.

En las filas socialistas se aprovechó el inicio del macrojuicio para “avivar la memoria” en estas vísperas electorales sobre “una etapa de engaño y fracaso”, incidió Vázquez. Hay que recordar, añadió desde Madrid la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, tanto “los hilillos de fuel” a que Rajoy se refería para “ocultar” el desastre ecológico “de dimensiones inimaginales” y cómo lo agrandó su denostada gestión. “No están los tiempos para triunfalismos ni para estar victoriosos, pero hay que recordar nuestra historia y prepararnos para que no vuelva a pasar nunca más”, remachó el candidato gallego en clave electoral.

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Entre bastidores de la campaña del 21-O en Galicia está en mente de todos los partidos de la oposición el hecho de que Fraga perdiese en 2005, tras 16 años en el poder, la presidencia de la Xunta. Para muchos, en las propias filas del PP, esa derrota fue consecuencia directa de la gestión política de la catástrofe del Prestige.

“Deberían estar sentados en el banquillo Rajoy, Cañete y Cascos”, reclamaron en A Coruña, a las puertas del juicio, los dirigentes de Izquierda Unida. Este partido, que concurre a las elecciones gallegas con Xosé Manuel Beiras de cabeza de cartel, está personado como acusación particular en el proceso del Prestige y fue, junto con Nunca Máis, el que posibilitó que al menos un representante de la Administración de Aznar, el ya jubilado López-Sors, esté entre los tres acusados. Ni Rajoy ni el ministro Arias Cañete —también lo era en 2002— deberán rendir cuentas por aquella gestión. Francisco Alvárez-Cascos solo comparecerá como testigo ante el tribunal en enero.

IU se queda sin abogado

La acusación contra el ex director general de la Marina Mercante José Luis López-Sors, el único mando del Gobierno sentado en el banquillo, se topó ayer en el arranque del juicio con un escollo inesperado. El abogado de Izquierda Unida, el único partido político personado en la causa, se quedó sin representación legal. El abogado de la coalición, que junto a la plataforma Nunca Máis posibilitó que López-Sors, ahora jubilado, esté imputado por su decisión de alejar el petrolero de la costa, no se presentó en el recinto ferial de A Coruña. El diputado de IU Gaspar Llamazares, que participó en la concentración convocada por Nunca Máis a las puertas del juicio, explicó que se trata de un "tema profesional" que no impedirá que su partido continúe ejerciendo la acusación durante los meses que durará la vista. "No retiramos nada, aunque es muy duro para una formación política o un abogado poder mantener durante diez años su representación para un juicio", esgrimió.

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