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No hizo “nada”, pidió “una ayuda” y le dieron 13.000 euros públicos

Un exedil de UM retornó “dinero malo” que pidió por sus trabajos para el líder de su partido

"No hice nada", confesó ante el tribunal el exconcejal de Unió Mallorquina (UM) de Sóller, Tomás Plomer. Sin embargo, le pagaron 13.080 euros públicos del Gobierno balear, tras pedir “una ayuda económica” al consejero de Turismo, a su líder Miquel Nadal, expresidente de UM, que fue detenido en febrero de 2010. Nadal se enfrenta por este caso a una posible condena de cuatro años y cuatro meses por un delito de malversación de caudales. Tiene otra pena anterior —no firme— de dos años y siete meses.

Este martes ante la Audiencia de Palma comenzó un nuevo juicio sobre las tramas de corrupción del que fuera partido bisagra UM. El edil Plomer retornó los fondos cobrados al ser encausado: "era dinero malo", dijo. Asumió que no realizó el estudio -ficticio- sobre pantallas táctiles para servicios de información turística por el que le retribuyeron. Por otro caso de malversación de 12.000 euros cumple pena firme de tres años de cárcel el ex secretario general de UM Tomeu Vicens.

La vista pública aportó una síntesis de cómo se extendió la corrupción en Baleares. UM, una minoría clave, con casi 30 años de poder, en alianza con el PP y el PSOE alternativamente, estalló en 2010 por el cúmulo de imputaciones y detenciones de sus cargos políticos y líderes, entre ellos Miquel Nadal. Los pinchazos judiciales y los interrogatorios del fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán y de la letrada de la Comunidad Mariángeles Berrocal, ayudaron a desvelar cómo se “trasladó la estructura del partido a la administración” con “mercenarios”, a través de prácticas de “amiguismo”.

Un clientelismo confeso que trababa, compraba, a “gente que debe favores, que tiene un vínculo de deuda” con la organización, según Toni Oliver, un ex director general de Turismo coimputado y colaborador de la Fiscalía Anticorrupción, también con otra condena, por otro caso, sin pena de ingreso en la cárcel.

“No me fiaba de ellos. Eran mis enemigos políticos, nunca despachaba a solas sino en grupo”. Así, vehemente, el exconsejero Miquel Nadal cargó contra quienes eran sus exdirectores generales en Turismo y compañeros de banquillo (el citado Toni Oliver, Joan Sastre y Lluïsa Tortella), cargos de teórica confianza que mantienen posturas contrarias a su exjefe Nadal. Todos los coimputados han pactado con la fiscalía y responsabilizan al exconsejero de ordenar el pago corrupto para ganarse la voluntad del edil de Sóller en las pugnas internas de familias en UM.

Nadal rechazó esta versión. "Jamás se me hubiera ocurrido" dijo, pero si asumió que el concejal Plomer le comentó que "tenía muchos gastos" y que la política "le estaba costando mucho dinero". El edil que recibió la dádiva de 13.080 -"pagué el IVA", dijo-, confesó a la presidenta de la sala de la Audiencia de Palma, Francisca Ramis, que "podría haber sido contratado como botones de un instituto de turismo" pero que para un cargo superior no está capacitado por falta de estudios. "Cobraría y no iría a trabajar, como muchos [de UM] estaría en mi casa", subrayó tras oír en el juicio muchos detalles sobre las prácticas corruptas.

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Las cuatro horas de interrogatorio al coimputado arrepentido Toni Oliver y a otros encausados ayudaron a desgranar las prácticas los “trabajos sucios”. La mayoría de contratos que adjudicó UM en Turismo “eran para gente del partido o afín. La excepción era que no lo fueran" dijo la gerente de un instituto, imputada y arrepentida Lluïsa Tortella. Los contratos grandes se aumentaban un 20%, para compensar a UM indicó el fiscal."Era un rumor", respondió Tortella, prima política de la exlíder de UM, Maria Antònia Munar.

UM trasladó a la política en las Administraciones las guerras y vendettas entre las tres familias del pequeño partido con tanto poder. Los tres frentes eran de nadalistas (por Miquel Nadal), munaristas (por la exlíder Munar, también condenada inicialmente a cinco años y medio, en otra causa con Nadal) y la Liga Norte, por la unión de alcaldes nacionalistas. En solo tres años, 2007-2010, UM tuvo tres consejeros de Turismo distintos, uno de cada facción del partido.

El concejal Plomer que cobró los 13.080 euros confesó no tener conocimientos de informática, ni correo electrónico, ni saber escribir el idioma cooficial, el catalán. Todo ello no se vio reflejado en el currículo con el que se intentó “vestir” su contratación.

A preguntas del fiscal, Nadal indicó que Plomer "era un buen concejal con muchas cualidades, pero de cámaras táctiles y de informática no tiene ni idea (…) no le hubiera contratado jamás". En su relato, el edil se afirmó seguidor de Nadal y dijo que le reunió a 70 u 80 militantes de Sóller a los que pidió el voto para él. “UM me compensaba el trabajo a favor del partido, las horas extras”, asumió el edil.

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