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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Necesita dinero?

Mejor ser escrupuloso en las medidas a tomar y disciplinado en ejecutarlas, fuera o dentro del programa de asistencia

“Sería estúpido pedirlo si no lo necesita”; de esta forma respondía el ministro de Finanzas alemán a una cuestión sobre la posible petición de rescate/asistencia financiera europea para el Gobierno español. En el fondo, dejaba en el aire la cuestión principal: ¿necesita España la ayuda financiera europea? Si la respuesta es afirmativa, podría ser un error no pedirla.

Todos, hasta el propio Gobierno, admiten que la economía española se enfrenta a importantes retos que pasan por un ajuste en el sector residencial (precios y cantidad), un proceso de reducción del crédito en el sector privado, más flexibilidad y competencia, ajustes (tamaño y eficiencia) del sector público y disminución del déficit. Y, naturalmente, profundizar en las medidas anunciadas en el sector financiero. Y todo ello con dos prioridades, una a corto plazo y la otra a medio plazo. La primera, normalizar la financiación de todos los sectores de la economía. La segunda, frenar y reducir el desempleo. Lamentablemente, lograr lo segundo pasa por resolver el problema de financiación y crear un caldo de cultivo propicio para la inversión empresarial. Esto es clave: las empresas deben tener acceso a la financiación y mejorar sus perspectivas a medio y largo plazo. Lograr buenas condiciones de financiación pasa por tomar medidas de ajuste convincentes que eliminen las incertidumbres sobre la economía… ahora también sobre las finanzas públicas. Pero es imprescindible reconducir la crisis del euro que acentúa los problemas de economías débiles, como la española. Y la italiana. Ambas medidas, domésticas y a escala europea, deben venir de forma conjunta.

Debo admitir que la decisión del BCE de comprar deuda soberana, condicionada a la petición de asistencia financiera o rescate, supone un paso significativo, uno de los más relevantes para reconducir la crisis. Es una medida monetaria, es cierto, pero que conlleva una cierta mutualización del riesgo como hasta el momento no habíamos visto. Una opción gratis, en mi opinión, para países como España, que por el momento se pueden beneficiar en términos de financiación de la amenaza implícita que supone.

Pero, pedir la asistencia (vamos a descartar el rescate), tiene condiciones. Estas condiciones irán probablemente desde ajustes fiscales (no creo que sean mayores a los prometidos ya por el Gobierno) y estructurales. El ministro de Economía español ya ha adelantado que a final de mes tomará nuevas medidas estructurales, que no fiscales. De alguna forma, el Gobierno se adelanta también a los requisitos que probablemente le pediría la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) para recibir la asistencia financiera. Quizás en un intento de evitar la oficialización de la petición de asistencia. ¿Cuál sería el punto débil de esta estrategia? Que las promesas del Gobierno no se cumplan. Dentro del programa de asistencia, obliga Europa. Fuera, es el mercado. Entre medias se mantiene el impasse. ¿Mi recomendación? Mejor ser escrupuloso en las medidas a tomar y disciplinado en ejecutarlas, fuera o dentro del programa de asistencia.

José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citibank en España

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