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Las advertencias de la canciller

Angela Merkel urgirá hoy al presidente Rajoy a que aclare cuanto antes su actitud dubitativa sobre los problemas del sistema bancario español

SCIAMARELLA

Angela Merkel aterrizará este jueves en Madrid con una petición urgente y una advertencia. La petición es que el Gobierno de Mariano Rajoy se apresure a aclarar los pormenores del rescate bancario que España solicitó en junio y del que aún no se ha pagado un euro. La advertencia será que la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para aliviar la presión sobre la deuda española no saldrá barata ni, menos aún, gratis.

La visita alemana coincide con una esperada rueda de prensa del presidente del BCE, Mario Draghi, que expondrá algunos detalles de su programa de compra de bonos. Hace un mes dio una clave: a diferencia de en 2011, el BCE no comprará deuda sin que los beneficiarios lo soliciten formalmente de los fondos de rescate europeos. Draghi se metía así en política, devolviendo la pelota a los políticos, que deberán negociar un nuevo Memorándum de Entendimiento para el país solicitante.

Pero Berlín tiene otras prioridades. Se percibe en Alemania que la actuación del Ejecutivo español en el saneamiento de sus bancos ha sido confusa, lenta y dubitativa. El insistente discurso público de reconocimiento a las “ambiciosas” reformas emprendidas por Rajoy tiene un contrapunto fuera de micrófonos. En círculos cercanos a la Cancillería se lamentan de que la falta de claridad en la gestión de la crisis bancaria merma la confianza de unos inversores que, según la doctrina oficial del Gobierno alemán, ya deberían estar volviendo a comprar bonos españoles. Así que en Berlín insisten en que lo primero es aclarar “sin asomo de duda” el calado del desastre bancario español. Con un punto de impaciencia, el Gobierno alemán apremia a que los resultados de las auditorías se conozcan “cuanto antes y sin tapujos”, para recapitalizar “de forma razonable” los bancos españoles en dificultades. Achaca a la lentitud del Gobierno español la tardanza en el pago de los primeros tramos del rescate bancario.

Pero fuentes europeas destacan también la falta de entusiasmo alemán por el desembolso. Si bien el Parlamento federal (Bundestag) aprobó en julio por goleada el rescate al sector financiero de España, el Gobierno alemán está obligado a consultar cada pago con la Comisión Financiera del Bundestag. Merkel siempre tiene las mejores cartas en todas las negociaciones de crisis con sus socios europeos, pero en casa prefiere convocar lo menos posible a su coalición de centro-derecha para hablar de dinero. Tanto en las filas democristianas (CDU / CSU) como en las de sus socios minoritarios del partido liberal FDP crece el número de descontentos con los multimillonarios pagos alemanes a los fondos y rescates europeos.

Apenas han pasado siete semanas desde que su Gobierno suspendió las vacaciones de los diputados para una sesión extraordinaria en la que aprobaron la contribución alemana a los 100.000 millones de euros del rescate al sector financiero español. Merkel obtuvo una mayoría holgada gracias al apoyo de la oposición de socialdemócratas (SPD) y Verdes. Pero, un año antes de las elecciones, no tiene singular interés en volver a pedirle al Bundestag que vote todavía más desembolsos multimillonarios. Cada pleno sobre los fondos de rescate y las ayudas a los socios del sur supone un rifirrafe con los conservadores de la CDU de Merkel, pero sobre todo con sus aliados liberales (FDP) y con los socialcristianos (CSU) del partido hermano de la CDU en Baviera. Con este panorama, Merkel dejará claro a Rajoy que una segunda petición de ayuda a los fondos europeos acarreará condiciones duras. Así que Merkel coincide con Rajoy: en este asunto, sin prisas.

En Berlín insisten en que “es demasiado pronto” para hablar de dichas condiciones. El mantra que recitan Merkel y su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble (CDU), es que España e Italia reducirán sus respectivas primas de riesgo a base de reformas y saneamiento bancario. Los portavoces del Gobierno esquivan el asunto apelando a la independencia del BCE. Las declaraciones de Mario Draghi en Fráncfort este jueves “no centrarán el diálogo” madrileño. Tampoco hay nada claro sobre las posibilidades de meter la tijera en España: ¿Pensiones? ¿Autonomías? Pero Alemania señala, en boca del vicepresidente del Grupo democristiano (CDU / CSU), que “España no tendrá un trato excepcional”. La solicitud a los fondos europeos permitirá que Draghi reactive el programa de compra de deuda en los mercados secundarios y relajará así la prima de riesgo, pero “no evitará las condiciones” que aceptaron otros países.

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Quedan más puntos oscuros, porque esos otros países salieron completamente de los mercados financieros gracias al dinero europeo. A cambio, la troika de acreedores (BCE, Europa y Fondo Monetario Internacional) supervisa las reformas impuestas en el rescate.

El caso actual es distinto, porque el FMI no tiene parte en los fondos europeos. La compra de bonos españoles quedaría en manos del BCE y de los fondos. Pero el economista alemán del BCE Jörg Asmussen sugirió recientemente que el FMI podría subirse al carro de la posible intervención en los mercados de deuda.

El Gobierno alemán no toma postura, pero recuerda que Merkel “abogó por que el FMI participara en los rescates” de Grecia, Irlanda o Portugal. Su implicación en un segundo rescate parcial de España podría servirle a Merkel para demostrar a sus críticos alemanes la seriedad de las condiciones impuestas. Pero, por ahora, se insiste en Berlín, lo principal es que España aclare la situación de sus bancos. Después, “veremos cómo un programa de recapitalización bancaria” repercute en el precio de los bonos españoles. Con la esperanza de que no necesite un nuevo rescate europeo.

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