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Terror entre campos de golf indemnes

El mayor incendio de la historia de Málaga ha afectado unas 1.500 hectáreas

Fernando J. Pérez
Varios vecinos de Coín contemplan el resultado del paso del fuego por la cercanía de sus casas.
Varios vecinos de Coín contemplan el resultado del paso del fuego por la cercanía de sus casas. GARCÍA SANTOS

Una casa humeante llama la atención a mano derecha mientras se sube desde la costa hasta la urbanización marbellí La Mairena, una de las muchas zonas de Málaga en las que el infierno abrió una sucursal la noche del jueves y la madrugada del viernes. En medio de un alcornocal arrasado por las llamas y con el inmueble arrojando un humo blanco y picante desde el techo a los cimientos, policías nacionales y locales, bomberos y operarios de parques y jardines del Ayuntamiento de Marbella peinaban la parcela. Cubiertos con mascarillas, buscaban a los perros y gatos del devastado hotel para animales Royfonte. Una a una registraban las casetas individuales y comprobaban que estaban vacías. “Se los han llevado a todos y se han salvado”, afirmaba un operario con alivio.

Los perros y gatos del devastado hotel para animales Royfonte se salvaron 

El episodio de la residencia canina fue una de las escasas satisfacciones de una mañana en la que los primeros rayos de luz desvelaban los daños del mayor incendio de la historia de Málaga, con unas 1.500 hectáreas afectadas, según estimaciones provisionales nada científicas pero seguramente nada exageradas. En La Mairena, residencial de lujo a caballo entre Ojén y Marbella, el fuego ya no tenía un centímetro cuadrado vegetal que consumir. Nick, cocinero londinense de 27 años, observaba los estragos del fuego en su restaurante Altitude, que abrió hace cuatro años. El calor reventó los grandes ventanales del establecimiento, pero un oportuno cambio de decoración limitó los daños en el interior. “Moví el sofá de debajo de la ventana hace una semana. Si lo hubiera mantenido en ese sitio habría ardido y, con él, todo el local”, señalaba flemático.

Una lengua enorme de fuego pasó por encima de los bomberos cuando intentaban apagarlo, fue horrible

Los vecinos de las localidades afectadas por el fuego repetían casi con las mismas palabras el relato del terror vivido en la noche del jueves: “Las llamas eran enormes y hemos salido con lo puesto”, contaba Ramón, un residente en la urbanización Altos de Marbella, en el polideportivo Serrano Lina, donde se refugió en las primeras horas del siniestro con su familia.

Los propietarios del restaurante El Pelegrino, de Ojén, aseguran que lo vivido fue una pesadilla. “Una lengua enorme de fuego pasó por encima de los bomberos cuando intentaban apagarlo, fue horrible”. El local, situado en la carretera A-355 que une Marbella y Coín está decorado con más de 6.000 mecheros y una fotografía de un helicóptero arrojando agua sobre el tejado del establecimiento en un incendio de hace años.

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Como suele suceder en estas tragedias, las personas sacan su aspecto más solidario. Los taxistas de Marbella se ofrecían a transportar gratis a los desalojados de las urbanizaciones, y los empleados de limpieza regalaban mascarillas que les sobraban a los periodistas que se acercaban a fotografiar las llamas.

En una noche en la que miles de árboles fueron arrasados y decenas de casas —entre ellas la del cantante Julio Iglesias en Ojén— sufrieron algún tipo de daño, los campos de golf que jalonan Marbella y Mijas resistieron mejor que nadie el embate de las llamas. Los campos eran una mancha verde en un universo de ceniza.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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