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La policía golpea al clan de los Vélez y decomisa tres toneladas de cocaína

La droga, oculta en el cuarto de maromas de un mercante, iba rumbo a Galicia

Mónica Ceberio Belaza

Un grupo de 13 agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) de la policía se acerca a SV Nikolay, un descomunal carguero de 124 metros de eslora y 25 de manga. Han comenzado la aproximación tras la puesta de sol del pasado lunes. En el buque mercante, sin bandera, a 50 millas de Cádiz y cerca de la línea de tráfico con el estrecho de Gibraltar, descansan 21 tripulantes. Son búlgaros. Algunos duermen; otros pasan el tiempo en sus camarotes; solo hay un puñado en cubierta. Los 13 agentes toman el barco desde lanchas sin que los búlgaros hayan escuchado cómo se acercaban. Cuando los tienen encima, ya no pueden hacer nada.

Dentro del carguero, aparentemente, no hay nada. Solo tanques de agua para ganar o perder flotabilidad. Ninguna caja de fruta u otro producto para disimular. Los agentes llegan a proa. Finalmente, en la sala de maromas, cerrada con un candado lleno de óxido, aparece la carga: 108 fardos de cocaína de al menos 25 kilos cada uno. Casi tres toneladas de droga. El mayor alijo incautado por la policía este año. Más de 100 millones de euros si se coloca en el mercado.

Los 21 detenidos búlgaros, dedicados al transporte marítimo de la droga, eran tan solo una de las tres patas de la Operación Espartana, dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Había otras dos. Una, la organización española asentada en Galicia, donde fueron arrestadas cuatro personas que presuntamente iban a recibir la droga y distribuirla. Una de ellas es un agente de la Guardia Civil, un sargento primero destinado en Ponferrada (León) que estaba en comisión de servicios en Navarra.

Los fardos de cocaína decomisados frente a la costa de Cádiz.
Los fardos de cocaína decomisados frente a la costa de Cádiz.

La última pata era una red colombiana que opera en España. Seis ciudadanos de este país fueron detenidos en Madrid y otro en Asturias. Y no eran cualquiera. Dos de ellos eran Vélez, un clan bien conocido por la policía al que habían conseguido descabezar en 2007.

Ese año, y tras una larguísima investigación, fue arrestado Jorge Vélez, el jefe de la red, una de las que más cocaína ha introducido en Europa durante los últimos años y una obsesión para la policía. En estos momentos está en prisión. Pero dos de sus hermanos, Eduardo y Diego, han sido arrestados en la Operación Espartana. Los Vélez seguían metiendo —o tratando de meter— cantidades ingentes de cocaína en España. El jefe de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) central de la policía, Eloy Quirós, indicó ayer en Cádiz que el cargamento podía provenir de un intento de reorganización del clan.

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El SV Nikolay se había cargado con la cocaína en algún punto del Caribe, ya en aguas internacionales. Allí comenzó la ruta típica de los mercantes hacia Europa, pasando por África, por el golfo de Guinea. Cuando se llevó a cabo la operación, estaba todo preparado para transportar la droga a la Península un día después. El carguero se dirigía a Galicia, donde, a una distancia prudencial de la costa, lanzarían los fardos a pequeñas embarcaciones desde las que llegaría a tierra firme y sería distribuida por la organización.

En la sala de maromas, cerrada a cal y canto, estaba todo preparado: varios sacos con unos cuantos fardos de cocaína en cada uno que iban a ser lanzados con unas boyas caseras que habían fabricado llenando bolsas de botellas de litro de agua vacías marca Belaqua para que la carga flotara si caía al mar y había algún problema con la recepción. Las boyas improvisadas descansaban ayer en el muelle de Poniente de Cádiz junto a la droga decomisada.

La Operación Espartana, coordinada por la UDYCO central, contó además con la colaboración de la Armada —que marcó a los GEO el punto exacto en el que se encontraba SV Nikolay—, la policía búlgara y un avión de la Guardia di Finanza italiana. Cinco años después, el Cuerpo Nacional de Policía, tras ocho meses de investigación, ha vuelto a poner freno a los Vélez.

El Chapo y la ayuda humanitaria

M. C. B.

La operación de ayer se suma a otras dos recientes que han supuesto, por distintas razones, un duro golpe al narcotráfico. La primera es la que, hace 10 días llevó a cabo la Policía Nacional contra el poderosísimo cártel de Sinaloa, liderado por el Chapo Guzmán, que trataba de implantarse por primera vez en Europa a través de España. En este caso la cantidad de cocaína incautada no era muy grande (373 kilos), pero los agentes frustraron, en una operación con el FBI estadounidense que acabó con cuatro arrestados, el intento del cártel de establecer una red en España que le permitiera introducir importantes cantidades de droga para distribuirlas después por distintos países europeos.

Además, la Brigada Central de Estupefacientes interceptó el domingo en el aeropuerto de Gran Canaria un reactor con matrícula de Malta que transportaba 1.588 kilos de cocaína camuflada como ayuda de una organización humanitaria internacional. Sus tres tripulantes fueron detenidos. El Gobierno venezolano había advertido a la Interpol de que un reactor había partido sin autorización del aeropuerto Arturo Michelena, en Valencia (centro del país).

El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, interrumpió sus vacaciones y se desplazó ayer a Cádiz en avioneta (acompañado de un grupo de periodistas, incluido uno de este diario) para felicitar a los agentes por la Operación Espartana y ofrecer una rueda de prensa. Cosidó resaltó que en las tres últimas operaciones se han intervenido casi cinco toneladas de cocaína, más de la incautada durante 2011.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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