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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Rajoy ya controla el PP, pero nada más

Carlos E. Cué

El anterior Consejo de Política Fiscal, hace solo 15 días, desató la inquietud en La Moncloa y en el PP. Quedó claro que el Gobierno ya no controlaba ni siquiera a todas las comunidades en manos de este partido, la enorme mayoría. Mariano Rajoy decidió que eso no podía volver a suceder. Y puso toda la presión posible, convocó a todos sus barones, los encerró casi seis horas en la sede de la calle de Génova hasta que logró que volviera el bloque. Y lo logró. Uno tras otro, todos los consejeros del PP se olvidaron ayer de las duras críticas que lanzaron la semana pasada y fueron una piña.

Pero a Rajoy ya no le vale con controlar el PP. A Europa y a los mercados, su gran y casi única preocupación, según coinciden en su entorno, no le interesa quién gobierna en cada comunidad. Quiere saber que Rajoy controla a todas las autonomías, sean del color que sean. El presidente se ha concentrado en su partido pero se le ha escapado todo lo demás. Y el mensaje que se trasladó ayer, con las dos mayores comunidades españolas, Cataluña y Andalucía, dando un clarísimo portazo al Gobierno mientras en las cancillerías se están negociando las fórmulas para evitar o no un nuevo rescate de España, es un duro golpe para el Ejecutivo.

Cristóbal Montoro se esforzó, como hace siempre, por convencer a los mercados y los analistas de que no importa lo que vote cada uno porque todas van a cumplir. La idea que traslada el Gobierno a todos los inversores y a las demás cancillerías es que el Ejecutivo tiene la sartén por el mango, que con la nueva ley de estabilidad puede forzar a las autonomías, que no hay manera de que vayan a su aire. Pero el mensaje político de Cataluña y Andalucía es muy claro. Y no es fácil de gestionar para el Ejecutivo.

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