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La realidad desborda los planes de Rajoy

Nadie se anima ya a descartar nada en una situación que empeora cada día

Carlos E. Cué
 El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Senado el pasado abril.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Senado el pasado abril.ULY MARTÍN

Si había un plan, ya no queda ni rastro de él. Todas las previsiones del Gobierno se han visto desbordadas. Hace solo unas pocas semanas, Mariano Rajoy prometía que no habría dinero público para los bancos. Solo en Bankia entrarán 23.500 millones. El lunes, la aportación extra iba a ser de 7.000 millones, según Luis De Guindos. El viernes a mediodía, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría decía que sería un préstamo y no quería cuantificarlo. El viernes por la tarde esa cantidad llegaba a 19.000 millones. Y ayer José Ignacio Goirigolzarri explicó que nada de préstamo: es una entrada de capital, no se devuelve nada, el Estado invierte en Bankia, y solo si sale muy bien recuperará su dinero, el de todos los contribuyentes.

Si hay algo a lo que le teme el Gobierno es a la sensación de improvisación. Es una de las cosas que mataron a José Luis Rodríguez Zapatero, analizan. Pero en privado varios miembros del Ejecutivo admiten que la situación se ha vuelto absolutamente imprevisible. Que todo cambia por horas. Y que aunque en público se trate de ofrecer una imagen de normalidad, en privado ya nadie se anima a descartar ningún escenario.

El Gobierno teme la improvisación porque cree que ‘mató’ a Zapatero

El más evidente de todos ellos es el de la entrada de dinero europeo en los bancos españoles. Rajoy insiste en rechazarlo —“a fecha de hoy”, aclaró el miércoles en París— y Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que se reunió tres horas el viernes, en pleno momento crítico, le respalda en ese rechazo. Ambos entienden que en este momento sería una intervención e implicaría una desconfianza definitiva de los inversores en España y someterse a las durísimas condiciones que han sufrido otros países. Las pensiones y el seguro de desempleo en sus actuales condiciones serían sin duda dos asuntos en cuestión.

Sin embargo, aunque Rajoy se niegue a plantearlo ni siquiera en privado, el asunto está encima de la mesa del Gobierno. Todos quieren evitarlo, y se está haciendo de todo, incluida la idea de que el agujero de Bankia se cubra directamente con deuda pública sin tener que salir al mercado, pero nadie lo acaba de descartar. La fecha clave es el 1 de julio, cuando entra en vigor el ESM, el nuevo fondo de rescate. Dos días antes se ha convocado una cumbre clave.

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De momento, el Gobierno mantiene la estrategia de presión al BCE para que le ayude a bajar la prima de riesgo, que el viernes cerró de nuevo en el nivel récord de 494. España no puede aguantar mucho tiempo en esas cifras, admiten en el Ejecutivo. El BCE de momento no responde, aunque el Gobierno sigue confiando en que lo haga. Es lo que ha venido haciendo desde agosto de 2011, y España cuenta con que lo vuelva a hacer para poder así esquivar el ESM.

El PSOE, que también oficialmente rechaza acudir al ESM, difícilmente podría negar el apoyo al Gobierno si llegara el momento. Ninguno de los dos sectores, Gobierno y oposición, aclara si Rajoy y Rubalcaba llegaron a discutir en serio este asunto en La Moncloa. Pero sí admiten que la situación de los bancos ocupó buena parte de la cita. Josep Antoni Duran, el portavoz de CiU, se mostró partidario de que Europa utilice ese mecanismo de rescate para los bancos si es necesario, aunque sea sin pedirlo los Gobiernos. Una prueba más de que el asunto está encima de la mesa.

Rajoy y Rubalcaba parecen haber acercado posiciones en la cita de La Moncloa, que se produjo a iniciativa del líder de la oposición. Ambos han compartido estrategias sobre la política europea.

La victoria de Hollande en Francia da mucho más papel al socialismo europeo. Rubalcaba tiene contactos en Francia y en el SPD alemán, que está en la oposición pero influye en las grandes decisiones alemanas. Rajoy está ahora concentrado en mover todos los hilos posibles para buscar la ayuda del BCE, y Rubalcaba puede empujar tocando los suyos.

Busca una forma para no tener que pedir a la UE dinero para los bancos

Aún así, y aunque en privado las cosas vayan mejor de lo que parece, Rajoy en público minimiza a Rubalcaba y no en vano le cita a las siete de la tarde de un viernes, a la hora de un partido muy seguido como la final de la Copa del Rey.

El presidente, sin embargo, tiene mucho interés en que el PSOE apoye la reforma financiera que se vota el jueves. Rajoy y Rubalcaba quedaron en que Luis de Guindos y Valeriano Gómez negociarán hasta ese día. No está claro qué sucederá. En un ambiente así, y después del escándalo de Bankia, los socialistas tienen muchas dificultades para apoyar la norma. Pero una oposición frontal también es delicada en un momento de crisis absoluta. Tal vez acabe en una abstención, que es lo que el PP votó en la última reforma financiera de Elena Salgado, después de apoyar las demás.

Lo que no ha logrado el PSOE es convencer al Gobierno de que después de que el Estado vaya a meter 23.500 millones de dinero público en un banco debe comparecer no solo el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sino también los gestores de esa entidad, entre ellos Miguel Blesa, que estuvo 12 años al frente de CajaMadrid, José Luis Olivas, al frente de Bancaja desde 2003, y Rodrigo Rato, hasta hace tres semanas presidente de Bankia. IU y UPyD piden una comisión de investigación, el PSOE solo comparecencias sueltas.

Rajoy tiene la última palabra sobre este asunto. A pesar de la presión, el presidente parece dispuesto a que no comparezca ningún responsable. Como mucho, el PP votará a favor de que acuda Fernández Ordóñez, aunque después podría retrasarse tanto la fecha que decayera su mandato. El presidente, según diversas fuentes, no parece especialmente preocupado por este asunto.

El Ejecutivo corre un alto riesgo con la comparecencia de Fernández Ordóñez, muy molesto con la gestión del Gobierno de la crisis de Bankia, desautorizado abiertamente y criticado por el PP, y con la de Rato, que ha trasladado ya en privado su enorme malestar con el Gobierno por lo que fue una destitución y no una dimisión. Aún así, Rajoy nunca decide hasta el último minuto y a veces sorprende.

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Todas las personas consultadas en los últimos días que hablan con Rajoy señalan que este tipo de asuntos no ocupan en absoluto su cabeza. Un político puro como Rajoy, explican miembros del Ejecutivo, que lleva 30 años dedicado a la política y nunca tuvo perfil económico, parece por primera vez en su vida muy poco interesado por la política.

Ni por la renovación del Tribunal Constitucional y de otros organismos, ni la crisis que vive el Poder Judicial con el escándalo de su presidente, Carlos Dívar, ni los conflictos que se avecinan por ejemplo con el nacionalismo catalán o vasco. Aún así, Rajoy y Rubalcaba sí pactaron renovar antes de junio el Constitucional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo. En RTVE está descartado ya cualquier acuerdo después de que el PP decidiera cambiar la ley.

Como le sucedió antes a Zapatero, Rajoy, según los suyos, solo está obsesionado con una cosa: la prima de riesgo y la amenaza de intervención de España. El presidente está tan concentrado en la economía —los suyos insisten en que en los últimos años ha aprendido muchísimo y ya elabora él mismo los discursos económicos— que todo lo demás parece muy secundario.

A pesar de las críticas que recibe, y las dudas que siguen existiendo incluso en el seno del PP, el presidente parece encantado con la decisión de no tener vicepresidente económico. Le satisface mucho presidir las comisiones delegadas de asuntos económicos, los jueves, donde se toman las decisiones clave.

El líder del PSOE puede tocar hilos en el socialismo francés y alemán

El Gobierno está satisfecho por el aumento de perfil internacional del presidente, que esta semana ha multiplicado su agenda. Hasta ahora, admiten, no ha conseguido ningún compromiso firme de Angela Merkel sobre la posibilidad de que el BCE ayude a España. Ese es su principal objetivo, y no lo logró con claridad en la famosa reunión en el barco de Chicago. Sin embargo, en La Moncloa insisten en que les llegan distintas señales que les hacen confiar en que Merkel está de su lado y se acabará moviendo.

El Ejecutivo corre alto riesgo con la comparecencia de Fernández Ordóñez

Si consigue eso, lo demás es secundario, señalan fuentes del Ejecutivo. Aún así, entre miembros del Gobierno y del PP sigue extendida la inquietud por la imagen de improvisación, descontrol y escaso relato público que ofrece el Ejecutivo. El último ejemplo se ha vivido este fin de semana. Los detalles de la mayor operación de nacionalización de la historia de España no los dio el Gobierno, sino José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, en una rueda de prensa ayer. La vicepresidenta no dijo prácticamente nada sobre este asunto el viernes. Nadie discute el poder y la eficacia en la gestión de Sáenz de Santamaría, pero muchos están empezando a echar en falta más mensajes políticos de la portavoz.

La mayoría de los consultados señalan que es muy difícil tratar de hacer política bien cuando nada de lo que haces sirve para rebajar la prima. Pero muchos empiezan a pensar en que hay que cambiar cosas. “El Gobierno tiene que decidir qué quiere hacer y salir a explicarlo con detalle”, explica un veterano. Pero para eso tendría que controlar la situación. Y no parece que haya llegado aún ese momento.

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