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Dívar, a un pie del abismo

El presidente del Supremo tendrá que dimitir si el fiscal actúa contra él, y del Consejo se haría cargo De Rosa, del PP

Carlos Dívar.
Carlos Dívar.ULY MARTÍN

Las próximas dos semanas son cruciales para el presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, y para los dos altos organismos que preside. Sometido a investigación por la fiscalía del Tribunal Supremo por una veintena de viajes a Marbella con alojamiento en hoteles de lujo y cenas para dos cargadas al presupuesto del Consejo, si la Fiscalía actúa contra él tendrá que dimitir de sus cargos, según aseguran fuentes del Supremo consultadas por este periódico. Y si Dívar dimite, el vicepresidente del Poder Judicial, Fernando de Rosa, propuesto por el PP, quedará al frente del organismo como presidente en funciones, pero no podrá presidir el Tribunal Supremo, a cuyo frente quedaría el presidente de Sala más antiguo. En definitiva, un destrozo institucional de consecuencias imprevisibles y una seria preocupación por el desprestigio añadido que un episodio así causaría a la magistratura.

La decisión sobre el futuro de Dívar corresponde al teniente fiscal del Supremo, Juan José Martín Casallo, a quien el fiscal general, Eduardo Torres-Dulce, ha encomendado una investigación en la que ya ha abierto diligencias informativas y empieza a acumularse la documentación.

Si la primera denuncia del vocal del Poder Judicial José Manuel Gómez Benítez, relativa a seis viajes de Dívar a Marbella que generaron un gasto cercano a los seis mil euros, no parecía en principio de suficiente gravedad como para hacer caer a la primera autoridad judicial del país, la ampliación de la denuncia a un total de 20 viajes a Marbella empieza a tener otro cariz.

La documentación correspondiente a estos últimos 16 viajes estaba siendo ordenada el pasado viernes en la Secretaría General del Consejo para entregársela mañana al vocal denunciante, José Manuel Gómez Benítez, y será remitida también a la fiscalía, donde Martín Casallo ya ha examinado los primeros expedientes de gastos. Es previsible, según las fuentes consultadas, que el fiscal pida un informe a la Intervención del Estado sobre si las justificaciones de gasto son acordes con los usos de los organismos que preside Dívar. A partir de ahí, la decisión de actuar o no contra Dívar es de la fiscalía del Supremo.

Las fuentes consultadas en el Tribunal Supremo afirman que si la fiscalía decidiera actuar contra Dívar, éste no tendría más remedio que dimitir, dado que, a su vez, la Sala de lo Penal tendría que admitir a tramite una eventual querella por malversación de fondos públicos.

En ese escenario, el Consejo del Poder Judicial pasaría a ser presidido en funciones por el vicepresidente Fernando de Rosa, propuesto por el PP, de perfil extremadamente conservador y político. De Rosa seguiría en el cargo hasta que los 20 vocales eligiesen un nuevo presidente. Lo que no está claro es si, con un presidente en funciones del PP, y para año y medio de mandato que le queda a este Consejo, los vocales se pondrían de acuerdo en alcanzar la mayoría de tres quintos (13 votos) que se precisa para elegir nuevo presidente y vicepresidente. Y dado que De Rosa no podría en esas circunstancias presidir el Tribunal Supremo, la presidencia en funciones del alto tribunal recaería en el presidente de la Sala de lo Civil, Juan Antonio Xiol, un progresista de gran prestigio como jurista entre sus compañeros.

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En el Tribunal Supremo los magistrados se mantienen “a la expectativa” sobre lo que está sucediendo. Dívar no tiene la categoría de magistrado del Supremo, ni reconocimiento como jurista de prestigio y sus notas definitorias de juez muy católico, conservador y deferente con el poder político, le llevaron a ser recibido con “horror” como presidente del Supremo. Pero desde entonces, “dado su talante institucional y que no se mete en el funcionamiento de las Salas”, aunque sigue sin gustarles, se han adaptado a la situación. No obstante, lo que ha llamado la atención en el Supremo ha sido la falta de apoyos en el Consejo hacia Dívar, lo que ha llevado a algunos a pensar en una situación “que se puede estar buscando”. “Dívar había cortado algunas amarras y empezaba a volar solo”, dice un magistrado del Supremo, que asiente cuando se le pregunta si dichas amarras eran las que podían ligarle a la vocal Margarita Robles.

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