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Ulloa: “Sobre la seguridad del ciudadano Garzón no quiero hacer declaraciones”

El secretario de Estado de Seguridad rechaza en una rueda de prensa contestar al exjuez El ministerio ignora la carta abierta de Garzón en la que le hace responsable de lo que le ocurra

Ignacio Ulloa (derecha), junto al ministro Fernández Diaz.
Ignacio Ulloa (derecha), junto al ministro Fernández Diaz.LUIS SEVILLANO

Interior no se reunirá con Baltasar Garzón para explicarle los motivos de que, tras la condena en el caso Gürtel por la que perdió su condición de magistrado, se haya reducido su protección personal a dos escoltas que trabajan por turnos. Ningún responsable del ministerio le llamará por teléfono para darle información adicional. No se le va a mostrar su informe de evaluación de riesgo ni ningún documento en el que se expliciten las razones por las que se considera que en estos momentos su seguridad corre un riesgo mínimo. Y su guardaespaldas seguirá sin disponer de coche oficial.

El secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, ha decidido no entrar a valorar la carta abierta que el exmagistrado le ha dirigido y que fue publicada el jueves en EL PAÍS, pero hay algo claro: el ministerio no le dará lo que pide en ella. Ni quiso hacerlo ayer, no lo ha hecho hoy en una rueda de prensa en Barcelona, en la que se le ha preguntado por el asunto: "Sobre la seguridad del ciudadano Garzón no voy a hacer declaraciones", ha afirmado.

En el texto, Garzón criticaba unas recientes declaraciones del número dos de Interior a Europa Press en las que este amenazaba con retirarle la escolta si hacía un “mal uso” o un “abuso” del servicio de protección, dijo que este no era un “servicio de mayordomía” y aseguró que el juez no corre riesgo por los terroristas sino “con respecto a la ciudadanía”. Con anterioridad, el exmagistrado se había quejado públicamente de que no había sido informado oficialmente de por qué ahora dispone solo de un escolta y había lamentado que su único guardaespaldas, al no disponer de vehículo —se le retiró también el coche oficial— se veía obligado a seguirle en transporte público y con una maleta a cuestas —la del escolta, no la del propio Garzón— si tenían que salir de viaje, lo que impide que pueda hacer su trabajo en condiciones.

La carta del exjuez no tendrá ninguna respuesta. Desde el ministerio se señala que no ha sido enviada al secretario de Estado, sino solo a un medio de comunicación, por lo que consideran que si Garzón hubiera querido hacer alguna reclamación concreta la habría remitido directamente al ministerio. Un portavoz del departamento de Jorge Fernández asegura que, cuando decidieron reducir el número de escoltas al exmagistrado, trataron de avisarle por teléfono y no lograron contactar con él porque en ese momento estaba en Colombia. Señala que lo intentaron por deferencia hacia él, porque en la gran mayoría de los casos no se ha avisado personalmente de la reducción a las personas protegidas y estas se han enterado de los cambios a través de algún escolta. En todo caso, consideran que ahora que Garzón conoce ya su situación, no hay nada más que deban decirle; que ninguna persona protegida tiene acceso a los informes de evaluación de riesgo; que hay mucha otra gente con escolta y sin coche oficial; y que el exjuez está recibiendo el “trato habitual” en estos casos. Garzón, en su dura carta a Ulloa, le hacía directamente responsable de su seguridad y de que su decisión pueda “revertir en perjuicios irreparables” para su integridad.

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