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el final de eta

La Audiencia condena a 20 años a tres etarras que intentaron matar a un policía

Colocaron en el coche del agente una bomba-lapa, que no llegó a explotar El oficial condujo el coche con el artefacto explosivo durante varias horas, antes de ser detectado

La Audiencia Nacional ha condenado a 20 años de cárcel a tres miembros del llamado comando Otazua de ETA por colocar una bomba-lapa, que no llegó a explotar, en el coche de un policía en Bilbao el 16 de septiembre de 2008. El tribunal considera que Daniel Pastor, alias Txirula, Íñigo Zapirain, Aritza, y Beatriz Etxebarria, Kot, son autores de un delito de atentado terrorista con finalidad homicida en grado de tentativa, y les impone que indemnicen conjuntamente con 4.000 euros al agente contra el que intentaron atentar, por el daño moral que le causaron.

Los tres terroristas colocaron un artefacto explosivo tipo lapa sujeto a los bajos del coche del policía. La bomba tenía "capacidad letal", dice la sentencia, aunque no estalló "posiblemente por un mal funcionamiento del detonador, agotamiento de las pilas o error en la confección del dispositivo de movimiento". El oficial recorrió con ella en su coche varias horas: utilizó su vehículo por la mañana para ir a renovar el DNI y para llevar a su hija al trabajo. Solo cuando accedió al centro policial de Basauri la bomba fue detectada y desactivada.

El oficial condujo el coche con la bomba durante varias horas, antes de ser detectada

"No hay duda que la colocación de un artefacto en los bajos de un coche utilizado por un oficial de policía es un acto pleno de sentido en aquel momento y en Euskadi", sostiene la sala, que añade que una acción de ese tipo "siempre persigue, además de la consecuencia material (...), atemorizar a un sector de la población y de los funcionarios del Estado".

El tribunal, integrado por Manuela Fernández Prado, Nicolás Poveda y Ramón Sáez Valcárcel, condena a los etarras en base a las declaraciones autoinculpatorias de Zapirain y Etxebarria tras ser detenidos en marzo de 2011, el testimonio del policía, así como en lo incautado en los domicilios de los etarras, entre ellos una bomba-lapa idéntica a la del atentado.

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Sobre la bomba-lapa hallada en el domicilio de Zapirain y Etxebarria, el tribunal subraya que los informes químicos demuestran que sus características "lo hacían singular, no único o exclusivo, pero sí revelaban un estilo propio en la manera de hacer y ensamblar los elementos", lo que hace pensar que había "una identidad en la autoría, un sello o una marca de fabricación". A partir de esa conclusión, indica la resolución judicial, los peritos concluyen la "autoría común" de las dos bombas-lapas.

"La posesión de dichos efectos, de las armas, los explosivos, los materiales para confeccionar bombas y los documentos internos de la banda, sólo puede explicarse por la integración de un comando clandestino", concluye el tribunal.

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