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Aznar intenta marcar a Rajoy líneas rojas sobre el fin de ETA

El expresidente afirma: "Hemos dejado atrás el peor Gobierno de la democracia"

Rajoy y Aznar, tras la intervención del expresidente.
Rajoy y Aznar, tras la intervención del expresidente.EFE

El expresidente del Gobierno José María Aznar volvió a convertirse también en protagonista del 17º Congreso del PP, que se celebra en Sevilla. No solo envió mensajes de urgencia a su sucesor, Mariano Rajoy, sino que también volvió a poner al terrorismo en el centro del foco y se cebó con los socialistas.

Empezó bromeando — “mandáis tanto y sois tantos mandando que me llevaría demasiado tiempo saludar a todos”, afirmó—, pero fue la única concesión. A partir de ahí, y arropado por un público entregado, se amparó en su interpretación del sentido del voto en las últimas elecciones generales para reclamar reformas urgentes y contundencia con los terroristas.

Los primeros mensajes a su sucesor no se hicieron esperar y, tras admitir que el triunfo electoral ha llegado en “circunstancias muy difíciles”, afirmó: “Los españoles nos han votado para que nos enfrentemos a ellas sin dudas y sin retrasos”. Y lo aderezó con dos argumentos que repitió toda la mañana: responsabilidad y patriotismo, algo que calificó como “la determinación de hacer lo que España necesita”.

Aunque los sindicatos han llamado hoy a la movilización general contra las reformas del PP, y en especial contra la modificación de la regulación laboral, el expresidente no hizo referencia a ella. Pero sí aprovechó para atribuir legitimidad a las medidas adoptadas. “Nunca ha estado tan claro lo que se votaba. Nunca ha salido de las urnas un mandato tan nítido”, afirmó.

Pero cuando más respaldo obtuvo de los compromisarios del PP fue al referirse a los Ejecutivos del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. “Hemos dejado atrás el peor Gobierno la democracia”, afirmó para despertar la ovación del plenario que ayer abarrotaba el salón de actos, con capacidad para 3.000 personas.

“La historia dice que la incompetencia no es una virtud, que mentir sobre la crisis no es patriotismo, que la negociación política con los terroristas no es un acierto estratégico para la paz, que destruir la política exterior y primar las amistades peligrosas no es construir un nuevo orden internacional, sino dañar los intereses de España”, remató Aznar en su balance de la etapa socialista en el Gobierno.

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El expresidente admitió que la victoria del Partido Popular ha sido “histórica”, pero la utilizó para marcar a la actual dirección del partido otra línea roja: la relacionada con el terrorismo de ETA. Y como siempre, lo hizo de forma contundente. “Nosotros ganamos, ellos pierden. Sin confusiones”, afirmó.

Solo cuatro días después de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmara en el Parlamento que “el problema de ETA tiene una dimensión política”, Aznar terció para avivar la discusión interna. El presidente de honor popular le dijo a los compromisarios de su partido: “Los españoles nos han votado para que apliquemos sobre los verdugos (de ETA) todo el peso de la ley. Todo el peso de toda la ley. Ese es el camino correcto. No hay otro”.

Solo se permitió Aznar un mensaje optimista, teñido también de críticas al pasado, al asegurar que “hay motivos para la esperanza y razones para confiar”, entre los que destacó la “voluntad nacional inequívoca de salir de la crisis”, el liderazgo de un partido con un “respaldo abrumador” y la “decisión de los españoles de no rendirse”.

“No conozco ningún otro país del mundo capaz de soportar unido un nivel de desempleo de más del 20% durante tanto tiempo o un proceso de destrucción de su tejido empresarial como el sufrido o un ataque tan sostenido y contumaz contra sus instituciones y símbolos”, argumentó el expresidente del Gobierno.

R. LIMÓN / F. MANETTO

Sevilla

José María Aznar. / garcía cordero

 

Los discursos de Aznar siempre son un momento esperado en los actos del PP. Hace años sus palabras, siempre muy aplaudidas, retumbaban frente a un líder de la oposición con problemas internos como Mariano Rajoy. Hoy el presidente del Gobierno acumula todo el poder, y nadie le tose. Ni Aznar. Pero las palabras del expresidente siguen sonando como una lección a su sucesor. Él mismo ha arrancado con una broma para reconocer el poder de los suyos: "Mandáis tanto y sois tantos mandando que me llevaría demasiado tiempo saludar a todos", ha dicho mirando a la cúpula del PP. Pero después, tras reconocer el mérito de Rajoy y su "victoria histórica", el expresidente ha vuelto a ponerle deberes y a marcarle sus propias líneas rojas, sobre todo en el delicado asunto del final de ETA.

Aznar ha pedido a Rajoy que aproveche el "mandato claro" para llevar adelante las reformas cuanto antes. “Los españoles nos han votado para que nos enfrentemos a ellas [circunstancias muy difíciles] sin dudas y sin retrasos”. Con esta contundencia ha demandado Aznar el cumplimiento inmediato de los cambios en el modelo económico. Todo, por responsabilidad y "por patriotismo", concepto que ha definido como “la determinación de hacer lo que España necesita”. El expresidente ha evitado referirse a la reforma laboral o criticar a los sindicatos, tal vez una manera de no calentar el ambiente previo a la manifestación de hoy contra la reforma. Tampoco ha habido ni una mínima mención a la subida de impuestos o al abaratamiento del despido, que no iban en el programa del PP. Al contrario, Aznar ha reivindicado que la gente sabía lo que iba a hacer el PP. "Nunca ha estado tan claro lo que se votaba. Nunca ha salido de las urnas un mandato tan nítido".

Aznar siempre llena sus discursos de esa especie de lista de los deberes para su sucesor. Sin embargo, esta vez ha sido más suave y casi todas las frases incluían algún reconocimiento a Rajoy. En cualquier caso lo más aplaudido no ha sido eso. Cuando de verdad ha triunfado ante el auditoria es al critica a Zapatero y al PSOE. “Hemos dejado atrás el peor de la democracia”, ha sido su frase estelar. “La historia dice que la incompetencia no es una virtud, que mentir sobre la crisis no es patriotismo, que la negociación política con los terroristas no es un acierto estratégico para la paz, que destruir la política exterior y primar las amistades peligrosas no es construir un nuevo orden internacional, sino dañar los intereses de España”, ha rematado como balance de los Gobiernos socialistas.

En esa línea de marcar los límites a su partido, Aznar ha sido, como siempre, muy contundente en el asunto de ETA con mensajes como "nosotros ganamos, ellos pierden, sin confusiones". Este martes el ministro del Interior, Jorge Fernández, llegó a decir que "el problema de ETA tiene una dimensión política", lo que ha generado bastante discusión interna. Aznar ha recordado a su partido: "Los españoles nos han votado para que apliquemos sobre los verdugos (de ETA) todo el peso de la ley. Todo el peso de toda la ley. Ese es el camino correcto. No hay otro”.

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