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El líder insiste en la necesidad de unidad en su segunda ejecutiva

Rubalcaba no mencionó ayer la bronca andaluza tras la dimisión del secretario general de Sevilla

Rubalcaba (centro), José Antonio Griñán, y Elena Valenciano, ayer en la Ejecutiva Federal del PSOE.
Rubalcaba (centro), José Antonio Griñán, y Elena Valenciano, ayer en la Ejecutiva Federal del PSOE.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Nueve días en el cargo tras una victoria apurada en el congreso federal del PSOE y Alfredo Pérez Rubalcaba ya sufre las primeras consecuencias de un partido muy dividido en su feudo más importante, Andalucía. En esta comunidad se celebrarán elecciones autonómicas en unas semanas, el próximo 25 de marzo, con una previsión de resultados pésima para los socialistas, que podrían perder el poder autonómico por primera vez en la actual etapa democrática.

Quizás por esa razón, el secretario general aludió ayer en su intervención durante la segunda comisión ejecutiva de su reciente mandato a la necesidad de mantener la unidad dentro del partido.

A nadie de los presentes le extrañó que Rubalcaba no citara la bronca andaluza después de reflexionar sobre la unidad que necesitan los socialistas.

Todos entendieron que su mensaje tenía que ver de alguna manera con lo que había pasado solo 24 horas antes en la agrupación sevillana, donde los socialistas se rompieron en dos tras presentar la dimisión del secretario general, José Antonio Viera.

El cambio que preconizaba Rubalcaba en el congreso federal del PSOE junto a la unidad que pedía en su discurso para alcanzar la secretaría general del partido, tiene su primera prueba de fuego en Andalucía.

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