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EL ÚLTIMO RECURSO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El arenque rojo y los vuelos de la CIA

La ONG Reprieve no aporta nuevos datos de los agentes secretos

Jaled al Masri (izquierda) en la Audiencia Nacional 9 de octyubre de 2006.
Jaled al Masri (izquierda) en la Audiencia Nacional 9 de octyubre de 2006.CLAUDIO ÁLVAREZ

Sun Tzu, el mejor estratega chino de todos los tiempos, ya sostenía hace la friolera de 2.500 años que el principio fundamental de la guerra es la tromperie, el engaño.

¿Saben qué es el arenque rojo? Pues en la terminología policial británica ha quedado como una evidencia de pista falsa. La expresión procede de la caza del zorro. Para entrenar a los perros para que siempre siguieran la pista verdadera, aunque fuera más débil, se utilizaba el arenque rojo que, macerado y ahumado, desprendía un fuerte olor muy característico. Primero se hacía seguir a los sabuesos un rastro de la presa, pero luego, cuando ya se habían habituado al olor, se les obligaba a seguir buscando después de haber pasado por la zona con arenque rojo. El olor del pescado era la pista falsa que tenía como finalidad confundir a los perros que tenían que dar con el rastro verdadero.

Y una suerte de arenque rojo es lo que parece que utilizaron los espías de la CIA al camuflar sus verdaderas identidades en la guerra sucia que desplegaron contra ciudadanos a los que se etiquetaba de terroristas y a los que se torturaba y enviaba a cárceles y destinos secretos en países poco escrupulosos con los derechos humanos. Decía Nietzsche: “Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos”, y alguna razón debía de tener.

El caso es que en España no hubo detenciones ni torturas por parte de espías de la CIA a supuestos sospechosos de terrorismo, ni consta que se utilizaran las bases para traslados de detenidos en la Operación Libertad Duradera, como ocurrió en otros lugares. Sin embargo, está acreditado que un vuelo de la CIA, un avión Boeing 737 con matrícula N313P, hizo escala en Palma de Mallorca el 22 de enero de 2004. Ese vuelo recogió en Skopje (Macedonia) al ciudadano alemán Jaled el Masri, que que había sido secuestrado durante la Nochevieja de 2003 en la frontera entre Croacia y Macedonia y al que habían confundido con el terrorista de Al Qaeda Khalid al Masri. Los secuestradores lo entregaron a la CIA, que el 24 de enero lo trasladó de Skopje a una cárcel clandestina en Kabul, donde fue interrogado y torturado. Tras advertir el error, cinco meses después, Jaled el Masri fue trasladado de nuevo a la frontera entre Macedonia, Serbia y Albania donde fue liberado. El 29 de mayo viajó de Tirana a Francfort.

Parece que el Boeing 737 antes de aterrizar en Mallorca había trasladado de Rabat (Marruecos) a Kabul al supuesto miembro de Al Qaeda Binyam Mohamed y desde allí habría embarcado a otros tres prisioneros que habría conducido hasta Argelia.

Todo indica que la tripulación de esos vuelos estaba integrada por 13 personas que estuvieron alojadas en el hotel Marriot Son Antem, de Llucmajor (Mallorca). Según un informe elaborado por la Guardia Civil, los dos pilotos eran James Richard Fairing y Eric Matthew Fair, y los tripulantes Jason Franklin, Michael Grady, Lyle Edgar Lumsen III, Charles Goldman Bryson, Kirk James Bird, Walter Richard Greensbore, Patricia O'Riley, Jane Payne, James O'Hale, John Richard Deckard y Héctor Lorenzo. La fiscalía de la Audiencia Nacional solicitó la detención de todos ellos por utilizar documentación falsa, ya que no se puede acreditar que la tripulación participara en los secuestros. Además colaboró con los fiscales de Alemania, que también reclamaron las detenciones de los tripulantes en el proceso que se sigue en aquel país.

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A pesar de la falsedad de las identidades, la ONG británica Reprieve, defensora de los derechos humanos, tras cruzar datos en bancos de la aviación de Estados Unidos y comparando los teléfonos a los que los pilotos llamaron desde España, dedujeron que Fairing era en realidad James Kovalesky y que Fair no era otro que Eric R. Hume.

La Fiscalía trató de aquilatar más las identidades reales de los tripulantes, y a través del juez Ismael Moreno pidieron a Reprieve pruebas de sus deducciones. Reprieve ha contestado señalando que se trata de cruces de datos de registros públicos en Estados Unidos, pero no tienen otros medios de certeza. De nuevo, el gozo en un pozo, porque las autoridades de Estados Unidos se niegan sistemáticamente a colaborar en este y en todos los casos en que sus ciudadanos están implicados en crímenes de guerra o contra la humanidad.

De momento seguimos con el arenque rojo, pero como decía Isaac Newton: “Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento”, así que no se desesperen que el partido todavía se está jugando.

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