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Fernández pone a un duro en Policía y pide “inteligencia” con presos de ETA

Cosidó, ariete del ‘Faisán’, director de Policía; Fernández de Mesa de Guardia Civil

El nuevo director general de la Policía Ignacio Cosidó, durante la pasada campaña electoral.
El nuevo director general de la Policía Ignacio Cosidó, durante la pasada campaña electoral.BRÁGIMO (EFE)

La primera y segunda fila del Gobierno están ya prácticamente completas. Y ya se puede hablar de algunas líneas maestras. Mariano Rajoy ha tratado de contentar a todos los sectores del partido aunque sobre todo ha premiado a quienes le han acompañado en los últimos años.

Rajoy quiere jugar a dos cartas: por un parte, moderación, por otra, guiños para satisfacer al ala dura. Y Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, es el máximo ejemplo de esa estrategia. Un duro que ofrece un discurso moderado y gestos hacia el ala dura.

Este jueves llegó al extremo. Por la mañana, en Onda Cero —el único medio al que están acudiendo de momento los ministros— habló de “utilizar con inteligencia la política penitenciaria” para “contribuir a la desaparición de ETA”. Esto es, dejó la puerta abierta a posibles acercamientos de presos. Y por la tarde, se conocieron sus nombramientos. Entre ellos hay uno que destaca especialmente: Ignacio Cosidó, destacado miembro del ala dura, dirigirá la Policía. Arsenio Fernández de Mesa, un hombre del aparato cercano a Rajoy, dirigirá la Guardia Civil, ya que el ministro ha decidido acabar con el mando único que instauró el PSOE.

Por encima de ellos estará un secretario de Estado de Seguridad absolutamente desconocido en el PP y en todos los círculos consultados: Ignacio Ulloa, un letrado del Tribunal Constitucional, fiscal de carrera, que ha ejercido como magistrado en Cataluña, la comunidad del ministro. En 2005 fue delegado de una misión europea en Irak para el fortalecimiento del Estado de Derecho, y en el Constitucional trabaja con el magistrado conservador Ramón Rodríguez Arribas.

Por debajo estará el director general de Instituciones Penitenciarias, que será Ángel Yuste, quien ya ocupó este puesto en el Gobierno de José María Aznar. Yuste, entonces a las órdenes de Jaime Mayor Oreja, acercó a más de 100 presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco durante la tregua de 1998.

El diseño es claro. El Gobierno de Rajoy quiere evitar las suspicacias del ala dura del partido y de algunos medios de comunicación. Cosidó, con una larga trayectoria política vinculada a Interior y a Mayor Oreja, se ha destacado últimamente por sus durísimos ataques contra Alfredo Pérez Rubalcaba por el caso Faisán. Llegó a decir que al entonces ministro del Interior le nombró Zapatero “con la connivencia de ETA o de una parte de ETA” para gestionar “la paz sucia”. El día que ETA anunció el cese definitivo, mientras Rajoy hablaba de “gran noticia”, él dijo: “No nos podemos dejar engañar por ETA”. También ha tenido intervenciones polémicas para pedir que se sepa “toda la verdad” del 11-M. Algunos medios presionan para que se reabra el caso y se investigue desde Interior.

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Fernández de Mesa es un histórico del PP que ha acompañado a Rajoy, ha organizado sus actos y le ha apoyado en los momentos más difíciles. Tiene mucha trayectoria política y parlamentaria, como portavoz de Defensa. Antes fue conocido porque era el polémico delegado del Gobierno en Galicia en la época del Prestige, cuando fue muy criticada su actuación.

Los puestos de Interior son los que tiene más carga política en pleno proceso del final de ETA, pero el Gobierno sigue completándose también en otros ministerios. Juan Manuel Moreno, un hombre del partido, responsable de Política Autonómica, próximo a Javier Arenas y reconocido internamente, será la mano derecha de Ana Mato como secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Una parte clave de la estructura del PP se traslada así al Gobierno, lo que abrirá hueco para los cargos del partido en el congreso de febrero.

Tomás Burgos, otro joven político pata negra del PP, que como Moreno fue jefe de Nuevas Generaciones, será secretario de Estado de Seguridad Social. Con larga experiencia parlamentaria, ha sido el hombre del PP en la negociaciones para la reforma de las pensiones. El PP votó en contra, aunque ahora va a dejar la edad en 67 años y no tiene intenciones de revocar la reforma.

El Gobierno de Madrid fue un refugio de altos cargos cuanto el PP pasó a la oposición. Y ahora Esperanza Aguirre, que este jueves adelantó a la prensa varios nombramientos mientras Moncloa seguía en silencio, ha surtido con ocho personas al nuevo Ejecutivo. Además de los ya conocidos y Yuste, la más relevante es Engracia Hidalgo, que será secretaria de Estado de Empleo.

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