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Mas presiona al PP para que apoye el copago en las recetas

Los populares piden reciprocidad a Duran en el Congreso

Miquel Noguer
Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PPC, habla con el president Artur Mas. EFE/Archivo
Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PPC, habla con el president Artur Mas. EFE/ArchivoEFE

Si las aguas de Convergència i Unió y el Partido Popular en Cataluña no bajaban ya suficientemente revueltas por el no de los nacionalistas catalanes a la investidura de Mariano Rajoy, ambas fuerzas afrontan ahora un nuevo problema a cuenta del copago farmacéutico que impulsa la Generalitat. CiU quiere que el PP apoye unos Presupuestos autonómicos que prevén recaudar 100 millones de euros a base de cobrar un euro por receta médica. El problema es que Mariano Rajoy dijo claramente en campaña electoral que no llevaría a cabo el copago y que rechazaba esta fórmula. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se reunió este miércoles con la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, para intentar convencerla de que esta medida será flexible para evitar que alguien se quede sin medicamentos por problemas de dinero.

El argumento de CiU es que cobrar un euro por receta no puede calificarse de copago porque no es una medida recaudatoria sino más bien un elemento para desincentivar los “abusos” sobre el sistema público. Insiste además el Gobierno catalán en que por copago entiende el cobro de una tarifa para sufragar parte de un servicio “y con un euro no se sufraga nada”, aseguran.

Medida suavizada

Estos argumentos no convencen para nada al Partido Popular. “Lo que plantea el Gobierno catalán es copago para todos, sin distinción de rentas ni nada, y esto es inaceptable”, explicaron ayer fuentes de este partido.

Pero los contactos de ayer entre Sánchez-Camacho y Mas comenzaron a dar sus frutos en forma de flexibilización de las posiciones de la Generalitat. Si inicialmente se planteaba que el pago de un euro por receta afectara a todo el mundo por igual, el departamento de Salud comenzó a anunciar medidas de flexibilización: exenciones parciales para los enfermos crónicos y un posible tope de 60 euros por persona y año, entre otras. “Todo es negociable, lo estamos hablando con la oposición”, explicaron fuentes de la Generalitat.

Estas mismas voces hicieron hincapié en que la previsión de ingresos por el copago farmacéutico es “muy conservadora”, puesto que en Cataluña se emiten 170 millones de recetas cada año y “solo” se habían presupuestado cien millones de euros. O sea, que ya se prevé que muchos usuarios no acabarán pagando.

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El PP, si bien no pide la retirada total del copago farmacéutico, sí exige que se revise a fondo. Este copago le molesta tanto como la decisión de instaurar una tasa sobre las pernoctaciones hoteleras con la que sufragar la promoción turística: se cobrará entre 1 y 3 euros por persona y noche, dependiendo de la categoría del alojamiento.

Más allá de los problemas técnicos, el PP y CiU tienen un problema político que los primeros se esforzaron en visualizar ayer repetidamente en el pleno del Parlamento. Desde primera hora de la mañana, Alicia Sánchez-Camacho mostró el malestar del PP con el voto contrario de CiU a la investidura de Mariano Rajoy. Los populares quieren la “correspondencia” de CiU en Madrid a sus apoyos en Cataluña. La presidenta regional del PP tuvo un encontronazo en los pasillos del Parlamento y ante las cámaras con la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega. La primera le reprochó el no de los nacionalistas a Rajoy. La segunda la conminó a “separar” la política catalana de la española.

En el hemiciclo siguieron los reproches, pero las dos partes dejaron claro que la sangre no llegaría al río y que la colaboración continuará. Artur Mas dio un “margen de confianza” al nuevo presidente del Gobierno y le ofreció “colaboración leal” siempre que “respete” a Cataluña. Sánchez-Camacho le respondió con la promesa de mantener una actitud de “responsabilidad” en la política catalana. Mas, sin mayoría absoluta, se ha apoyado en el PP durante su primer año de legislatura. Ahora está intentando acercarse al PSC o a Esquerra Republicana, pero de momento las exigencias de estos partidos han impedido cualquier acuerdo.

Por esta razón, Mas se apresuró ayer a cerrar heridas con el PP por la actuación de CiU en el Congreso. El presidente se reunió durante una hora y media con Sánchez-Camacho en el Parlamento catalán, en un gesto poco habitual por el escenario y la duración del encuentro. A la salida todo fueron sonrisas. “Seguiremos siendo responsables”, reiteró Sánchez-Camacho. Por la tarde quedó claro que si hay heridas profundas estas se quedan, por ahora, en el ámbito privado. El PP votó buena parte de las tres leyes ómnibus de simplificación administrativa que se debatían ayer en el Parlamento y que modifican la nada despreciable cantidad de 80 leyes. En CiU respiraron tranquilos.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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