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EL ACENTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Todo a 100

Esperanza Aguirre da otra vuelta de tuerca a la liberalización del comercio

A veces es difícil seguir los razonamientos de los políticos. Llevamos meses y meses obsesionados —y bien que tenemos que estarlo— por el desastre que significa la enorme tasa de desempleo. No sería excesivo decir, incluso, que esa ha sido una de las causas, junto con otras, claro, de la derrota de los socialistas y la consiguiente victoria del PP. Así que los españoles de a pie esperan ansiosos que quienes tienen capacidad de decisión propongan vías y abran túneles para que pueda vislumbrarse, allá al fondo, la salida a la tragedia. Y esperan, fundamentalmente, que esos ánimos les lleguen de quien ha recogido sus votos con la promesa de soluciones.

Nada de eso se ha producido aún, pero las fuerzas vivas que se mueven en el entorno del partido ganador ya han dicho unas cuantas cosas. Y no se entiende lo que dicen. A los 400 euros de la patronal, salario de lujo propuesto al desgaire, se ha unido la propuesta, también extraoficial, de congelar los sueldos de los trabajadores —naturalmente— durante cuatro años. ¿De qué creación de empleo hablamos?

Fiel a su pasión por la propaganda y los golpes de efecto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se suma a la jarana y da otra vuelta de tuerca a la liberalización del comercio para que madrileños y foráneos puedan comprar el arreglo del cocido o un bolso de Gucci, digamos a las tres de la madrugada de un domingo cualquiera. Un gran avance, sin duda, que ha encantado a las grandes superficies y aterrorizado al pequeño comercio. ¿Y al consumidor? Pues el consumidor quiere, lo primero, tener efectivo para consumir. En hora de reglamento o a la de recogerse en casa los juerguistas.

Es muy dueña la presidenta regional de presumir de su ultraliberalismo, pero menos lo es de hacer promesas falsas; 20.500 empleos ha dicho que se pueden lograr con esta medida. ¿Se combina esa apertura en festivos y noches con minisueldos, congelaciones salariales, abolición de los convenios por sectores y otros grandes avances liberales en beneficio de los asalariados? Si es así, no descarten que se puedan alcanzar los objetivos: es posible que en pocos años Esperanza Aguirre haya logrado colocar a 20.500 chinos.

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