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1.388 toneladas del Ágora de Calatrava, expuestas al deterioro y al pillaje

EU denuncia que hay 1.388 toneladas de material del arquitecto “abandonadas”

Lamas de acero de la futura cubierta móvil del Ágora de Calatrava, sometidas a la oxidación y al desvalijo de chatarreros.
Lamas de acero de la futura cubierta móvil del Ágora de Calatrava, sometidas a la oxidación y al desvalijo de chatarreros.

Las 163 lamas de la cubierta móvil que proyectó Santiago Calatrava para terminar de cubrir el edificio del Ágora, en el macrocomplejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, están en un solar en condiciones precarias y sin ningún tipo de seguridad. Así lo pudo comprobar sobre el terreno el miércoles pasado el diputado de Esquerra Unida (EU) en las Cortes Ignacio Blanco. Las piezas, que pesan en conjunto 1.388 toneladas, “están abandonadas a su suerte, cubiertas de maleza, oxidadas y, en algunos casos, siendo desvalijadas por chatarreros”, explicó ayer el parlamentario en rueda de prensa en las Cortes. Blanco aseguró que tuvo que esquivar a los chatarreros mientras se llevaban piezas desguazadas.

Junto a las lamas que rematan la cubierta, a las que cualquiera puede llegar para rayarlas, pintarlas o robarlas, crece la maleza y se acumulan vidrios rotos de considerable grosor, una grúa desvencijada y estructuras metálicas descerrajadas. Todo ello repartido a lo largo y ancho del solar, sin “ningún tipo de seguridad”, destacó Blanco.

Cristaleras abandonadas y rotas del Ágora.
Cristaleras abandonadas y rotas del Ágora.

El Ágora fue un proyecto aprobado por el Consell de Francisco Camps que se inauguró sin estar acabado en noviembre de 2010 para el Open 500 de Tenis. Más allá del torneo, la monumental “catedral”, como la calificó la alcaldesa Rita Barberá, solo se ha usado para varias ediciones de la Campus Party y algún acto más. Sin estar finalizado el edificio —falta precisamente la cubierta de lamas sobre un arco móvil—, la Sindicatura de Cuentas detectó en 2009 que el presupuesto inicial de 41,3 millones de euros prácticamente se había duplicado al alcanzar los 76,9 millones. “Es el 86% más del presupuesto inicial y no está acabado”, subrayó ayer Blanco.

“El dinero de todos los valencianos está abandonado en un solar sin vigilancia”

El solar está situado detrás del Centro de Investigación Príncipe Felipe, donde se iban a construir las polémicas Torres de Calatrava, por cuyo diseño Camps pagó 15 millones de euros. Según fuentes de la Ciudad de las Artes, el solar se usa para almacenar material de construcción propiedad de la UTE que construye el Ágora. “Las lamas están colocadas conforme a las condiciones que estipuló la UTE”, afirmaron.

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El mismo argumento empleó la portavoz del Consell, Lola Johnson. La consejera sostuvo que se trata de “una estructura metálica que pesa toneladas, que está en un solar perfectamente vallado y con seguridad, porque así lo decidió la dirección facultativa de la obra [que corresponde a Calatrava]. Están perfectamente cuidadas y en las condiciones que en su día se acordó”.

El arquitecto Santiago Calatrava proyectó un Ágora rematada por una “cubierta móvil” formada por una estructura independiente. Esta cubierta a modo de “cresta”, según se detalla en el proyecto, está compuesta por “163 elementos lineales de acero denominados lamas (82 a un lado y 81 al otro)”, que abiertas se apoyan en dos rótulas: una sobre la estructura fija y la otra sobre un arco tubular”.

La famosa cresta no solo tiene la función de coronar el complejo proyecto de ingeniería hidráulica, sino que, además, la ausencia de las 82 lamas que irían en la parte fija de la estructura podría ser uno de los motivos de las reiteradas inundaciones que el Ágora ha sufrido desde noviembre de 2010, según sospecha el diputado de EU.

Los chatarreros desguazan piezas amontonadas en el solar y se las llevan

La Generalitat, al menos sobre el papel, tiene otra versión. En la última respuesta a las preguntas parlamentarias de Ignacio Blanco sobre las goteras en el edificio, la portavoz del Consell, Lola Johnson, afirma que —contrariamente a lo que pueda parecer— “el edificio del Ágora se encuentra prácticamente ejecutado en su totalidad, quedando pendientes algunos elementos de la cubierta”.

Cuando Johnson se refiere a “algunos elementos de la cubierta” está hablando precisamente de las 163 lamas que están aparcadas en el solar que gestiona la UTE constructora del Ágora. Las obras permanecen paralizadas desde hace año y medio. Se trata de un total de 1.388 toneladas de acero expuestas a la oxidación, rotura y saqueo de los chatarreros, como se aprecia en las fotografías que aportó a su relato el diputado.

Las características tan “complejas” de la estructura móvil diseñada para abrirse hicieron que Santiago Calatrava se enfrentara a la empresa fabricante Augescon (filial de Ros Casares) por el grosor de las lamas. El arquitecto consideraba que unas 40 piezas no se habían ejecutado conforme a lo que se exigía en los planos.

Lamas diseñadas y pagadas a Calatrava, abandonadas.
Lamas diseñadas y pagadas a Calatrava, abandonadas.

La falta de vigilancia en el solar donde permanecen las piezas, que se revela con la incursión del diputado sobre el terreno, aumentan la incertidumbre sobre “si las condiciones de conservación pueden afectar a la seguridad que tendrán estos elementos móviles, si se colocan”.

La visita de Blanco al solar, que la UTE constructora usa como almacén de material de construcción, ilustra el “abandono” del material, que está rodeado de maleza y expuesto al pillaje de los chatarreros que, como se aprecia en las fotografías, han desguazado y robado piezas enteras. “El dinero de todos los valencianos está abandonado en un solar y ni siquiera sabemos cuánto dinero se lleva gastado el Consell en este edificio”, remató Blanco.

No obstante, para el Consell, “el edificio del Ágora continuará avanzando, siguiendo el cronograma constructivo pactado y según los planes de obra presentados por la UTE Ágora”, según informó Johnson por escrito en octubre en su respuesta a Ignacio Blanco.

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