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CHOQUE DIRECTO EN LA RECTA FINAL DE CAMPAÑA

El miedo a los recortes del PP, último recurso contra la mayoría absoluta

Cospedal y Aguirre apuntan a un ajuste duro que el PSOE trata de rentabilizar

Carlos E. Cué
PERIDIS

Los últimos días de la campaña se parecen cada vez más a una película previsible. Todo el mundo parece conocer el final, pero nadie quiere hablar de ello con claridad. Y ahí está no solo la victoria del PP. También el durísimo ajuste de gasto público que Mariano Rajoy llevará a cabo. En el PP hablan —en privado— de más de 30.000 millones si el déficit de 2011 se dispara como temen. Rajoy no quiere hablar de eso, pero a su alrededor algunos de los suyos ya van apuntando. Y el PSOE trató ayer de sacar todo el partido a las frases de Dolores de Cospedal, Esperanza Aguirre o Alberto Fabra para movilizar a los abstencionistas o frenar el chorreo de votos que se le está marchando al PP —hasta un millón—.

Hace seis meses, Alfredo Pérez Rubalcaba arrancó la aventura política más difícil —casi suicida— de su dilatada carrera con un recordado discurso en el Comité Federal que contenía una idea fuerza: el PSOE no puede ganar solo con el miedo al PP, necesita un proyecto. Desde entonces se dedicó a construirlo, a lanzar varias propuestas de calado que eran una enmienda a la totalidad de lo que el PSOE había hecho en el Gobierno desde mayo de 2010. Pero nada pareció funcionar para frenar la sangría de votos que pronostican las encuestas.

Y ahora, en la recta final, cuando la única aspiración real del PSOE sería evitar una mayoría absoluta del PP —incluso eso parece casi imposible— el candidato ha vuelto a recurrir al miedo a los recortes de Rajoy como catalizador final del voto.

Dolores de Cospedal y Antonio Basagoiti pasean por Bilbao antes del mitin de ayer.
Dolores de Cospedal y Antonio Basagoiti pasean por Bilbao antes del mitin de ayer.ALFREDO ALDAI (EFE)

Cospedal dijo que la gente “va a protestar mucho cuando el Gobierno diga todo lo que hay que hacer”, dando a entender que hay un programa oculto. Nadie la desautorizó. Al contrario. Fabra, el presidente valenciano, sentenció: “Habrá que tomar decisiones difíciles y habrá personas que a lo mejor no lo quieran entender”. Y lo remató con una frase muy del gusto de Rajoy: “Lo que hay que hacer es lo que se debe hacer”. Aguirre fue más lejos: planteó que no todos los pensionistas reciban medicamentos gratuitos.

Rubalcaba intentó sacarle el máximo jugo posible: “Conforme se van sintiendo seguros porque tienen una gran ventaja en los sondeos y creen que lo tienen hecho, van contando lo que van a hacer”. Dijo que confía en que aún queda tiempo “para que los españoles se enteren de lo que quiere hacer la derecha y lo eviten en las urnas”. De paso también hizo un llamamiento a “no fragmentar el voto de la izquierda”. El PSOE está muy preocupado por la pérdida de votos por el flanco de IU, UPyD o Equo.

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Mientras, Rajoy de nuevo evitó entrar a estos asuntos que plantean sus rivales. No anticipó los recortes que tiene pensados y se concentró en rematar su mensaje de cambio: “Ahora se decide si seguimos arrastrándonos por el suelo o si vemos la luz al final del túnel”. Y empezó a avanzar ya lo que será su discurso en La Moncloa: “El Gobierno, por bueno que sea, no lo puede hacer todo”. “Podía haberlo dicho antes”, le contestó José Luis Rodríguez Zapatero desde Málaga.

Durante este tiempo, y especialmente en campaña, Rubalcaba ha tratado de alejarse de la imagen achicharrada de Zapatero. Pero ayer dio un giro de 180 grados en un mitin muy particular, casi un homenaje, que compartió con el aún presidente en Málaga. Fue su único acto conjunto de la campaña y sirvió como reivindicación de Zapatero, de su política social, de su trabajo para acabar con ETA. Pero sobre todo fue una defensa de la historia y el futuro del PSOE, en su peor momento, con tres generaciones en el atril: Rubalcaba, Zapatero, Patxi López y Eduardo Madina, cuya presencia generará rumores internos. Faltó Carme Chacón, que no pudo ir a ese acto clave porque está de campaña, pero hoy estará con Rubalcaba en Barcelona.

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