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Excelencia, le investigan

De Iñaki Urdangarin se dijo que era el yerno perfecto: guapo, rubio, de buena familia, vasco de origen, catalán de adopción y estrella del deporte. Ahora una investigación judicial por corrupción amenaza con alcanzarle. Esta es la historia de los negocios del marido de la infanta Cristina

El duque de Palma, Iñaki Urdangarin, durante su intervención como representante de Telefónica en el congreso CTIA, dedicado a la telefonía móvil en 2010 en Las Vegas.
El duque de Palma, Iñaki Urdangarin, durante su intervención como representante de Telefónica en el congreso CTIA, dedicado a la telefonía móvil en 2010 en Las Vegas. Isaac Brekken

Cuando la Casa del Rey anunció el 22 de abril de 2009 que los duques de Palma se trasladaban a Washington, hacía algún tiempo que las actividades privadas de Iñaki Urdangarin habían terminado. O, al menos, se habían difuminado. Aquella decisión, ¿fue un traslado por motivos laborales o un alejamiento? Algunos sucesos del año 2009 comienzan a explicarse en 2011. Es la consecuencia de los tiempos de la justicia, además del lenguaje de La Zarzuela —donde una separación conyugal es un “cese temporal de la convivencia”—. ¿Alejamiento? Desde entonces, una investigación judicial sigue los pasos de Iñaki Urdangarin. Llegado el momento de una posible imputación judicial, otras consecuencias se derivarían del caso: ¿qué pasos podría dar la infanta Cristina, séptima en la línea de sucesión al Trono, para que la imagen de la familia real no quedara afectada? ¿Y si finalmente hay condena?

En abril de 2009 no hubo comunicado de La Zarzuela, sino filtración. Primero a la revista ¡Hola!. Luego, al resto. Oficialmente, los duques de Palma iban a continuar en Washington con sus “cometidos profesionales”, actividades de ambigua descripción pero bien pagadas al fin y al cabo en Telefónica y La Caixa. La Casa del Rey cerraba así el círculo y terminaba por imponer el criterio de que la actividad de sus miembros se limite a empleos huecos pero bien remunerados. Antes, desbarató un intento de la infanta Elena, recién separada de Jaime de Marichalar, de entrar en el mundo de la asesoría. Con la experiencia de Urdangarin había sido suficiente.

¿Dónde está la frontera entre la pertenencia a la familia real, el lucro personal y las finanzas públicas? En ese territorio donde se hace necesario un delicado equilibrio entró muy pronto Iñaki Urdangarin. Y además lo hizo en el mundo del deporte, donde todas las piezas encajaban a la perfección: ex medallista olímpico casado con una infanta, deportista también y miembro de una familia real en la que casi todos han sido olímpicos alguna vez. De Urdangarin se había dicho en su tiempo que era el yerno perfecto en una casa donde el heredero parecía empeñado en mantener una larga soltería: Iñaki era guapo, rubio, de buena familia, cuerpo de atleta, vasco de origen, catalán de adopción y estrella del deporte. Lo que no se dijo es cómo sería su vida después del enlace: ¿un adorno con buen aspecto? Su actividad en el mundo del deporte podía tener dos vías: la puramente representativa o la de los negocios. Y eligió la última. ¿Cuántas puertas podría abrirle su título?

Iñaki Urdangarin (cartera marrón) con Pepote Ballester (en el centro) y Diego Torres (corbata roja y gafas) a la salida de un restaurante de Palma de Mallorca, en una imagen de 2003.
Iñaki Urdangarin (cartera marrón) con Pepote Ballester (en el centro) y Diego Torres (corbata roja y gafas) a la salida de un restaurante de Palma de Mallorca, en una imagen de 2003.TOLO RAMÓN

Urdangarin dedicó un tiempo a su formación poco después de la boda: estudió en ESADE, una de las mejores escuelas de negocio de España, donde se especializó en Business Administration. Fue un alumno aventajado: poco tiempo después de acabar sus estudios aparece vinculado a quienes fueron profesores suyos, fundamentalmente Diego Torres y Mario Sorribas, en una serie de empresas. Sus primeros años como duque y exdeportista los dedica a la actividad privada en empresas como Motorpress y Octagon Ese dos sociedades limitadas, dedicadas fundamentalmente a la organización de eventos, la representación de deportistas y esa actividad difusa conocida como asesoría. Paralelamente a su actividad privada, Urdangarin ingresa en el Comité Olímpico Español en abril de 2001 de la mano de Alfredo Goyeneche, un hombre procedente del mundo hípico, aristócrata y muy bien relacionado con el rey Juan Carlos. Parecía un puesto perfecto para él.

Pepote Ballester, director de deportes del gobierno Matas, forma parte del círculo íntimo de los hijos de los Reyes
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El fallecimiento de Goyeneche en un accidente de tráfico provoca un desplazamiento de cargos. José María Echevarría ocupa de forma transitoria la presidencia y nombra a Urdangarin vicepresidente del COE en 2002. Visto que las elecciones a la presidencia podrían celebrarse como muy tarde en 2004, se especula entonces con la posibilidad de una candidatura de Urdangarin a la presidencia. Formalmente, eso no era posible antes por cuanto los estatutos obligaban a una antigüedad de tres años para ser candidato. La especulación dura un tiempo y, de hecho, Urdangarin llega a celebrar alguna reunión con presidentes de federaciones. En una de esas reuniones fracasa: llega con mucho retraso y acompañado de una parafernalia de escoltas y gente que nadie conocía. A los presidentes no les gusta. Ese detalle, unido a los rumores sobre sus intereses privados le resta muchas posibilidades. De hecho ninguno de los dos candidatos que finalmente optaron a la presidencia, Alejandro Blanco y Mercedes Coghen, le ofrecieron un puesto en su junta directiva, ni antes ni después de la elección.

Para entonces, 2004, Urdangarin ya estaba en otros proyectos donde actuaba como intermediario. Y no le iba mal, sobre todo en algunas plazas, hasta el punto de que en círculos deportivos se daba por sentado que las empresas de Urdangarin hacían negocios con el PP, sobre todo en Valencia y Baleares aunque también exploraban el mercado de Madrid. Había organizado unas jornadas en Valencia sobre Turismo y Deporte. Tanteaba la posibilidad de organizar unos denominados Juegos Europeos muy al gusto del entonces presidente, Francisco Camps. “Está conmigo Urdangarin, ¿te lo pongo?”. Así se manifestaba Camps ante un presidente de una federación. Pero aquellos Juegos Europeos quedaron en nada. No tenían mucho sentido.

Los negocios en Baleares dieron más fruto gracias a las estrechas relaciones entre Urdangarin y Pepote (José Luis) Ballester y a los delirios de grandeza del entonces presidente, Jaume Matas. Ballester era el director general de Deportes, había sido regatista olímpico y había navegado con la infanta Cristina y el príncipe Felipe. Era un hombre del entorno de la Casa del Rey. A partir de esa relación surgen oportunidades de negocio en Baleares. Detrás de Urdangarin está la celebración de una semifinal de la Copa Davis en Palma de Mallorca (2004) y la gestión para que el equipo ciclista Banesto comparta patrocinio y pase a llevar el nombre de Illes Balears: son las empresas de Urdangarin las que llevan el marketing y la comunicación del equipo. En la contabilidad incautada aparecen pagos de 170.000 y de 140.000 euros, entre otros, por estos servicios. No hubo más congresos: en 2007, Matas perdió las elecciones.

La compra de una mansión en Pedralbes destapó la buena marcha de los negocios del duque de Palma

Ese equipo ciclista, liderado en aquellos años por José Miguel Echávarri y ahora por Eusebio Unzue, ha pasado a denominarse Movistar desde hace un año. Urdangarin trabaja en Telefónica. Y el responsable de mercadotecnia y comunicación del equipo ciclista Movistar, Juan Pablo Molinero, estuvo en Illes Balears (además del Valencia CF). Consultado por este periódico a través de terceras personas, considera que no es el momento de hacer declaraciones “por respeto a Urdangarin”. Su nombre aparece en el auto del juez. Fue compañero de viaje de numerosos proyectos de aquella época.

Época de dinero fácil al abrigo de la expansión urbanística. Sobre todo en los lugares costeros. El presidente Matas sueña con megaproyectos: un metro, un gran palacio de Congresos, un palacio de la Ópera diseñado en el mar por el arquitecto Santiago Calatrava y un gran palacio de Deportes, el Palma Arena. Gusta de rodearse de estrellas del cine y del deporte (Michael Douglas, Claudia Schiffer, Kurnikova, Nadal, Boris Becker) y se moviliza para traer competiciones a las islas, como la Copa América de vela o una exhibición de la Fórmula 1. Pero gana Valencia.

Mallorca ha de conformarse con organizar un Fórum sobre Turismo y Deporte que monta la sociedad de Urdangarin. Su objetivo es “posicionar a Baleares como referente turístico y de reflexión estratégica acerca de sus posibilidades a nivel mundial”. Demasiadas palabras para no decir nada. Es un evento menor, breve (dura dos días) y además muy caro: el Gobierno balear paga 1,2 y 1,1 millones de euros, respectivamente, por los años 2005 y 2006. Hay más ingresos: por asistir al congreso el precio es muy alto también, 60.000 euros. “Es una buena oportunidad para hacer contactos, para conocer a gente importante”, les decían a los potenciales clientes. A todos se les hacía saber que Urdangarin era el promotor. El Forum no se celebra en 2007. La razón es bien simple: Matas pierde las elecciones.

El dinero de la mayoría de estas actividades se ingresaba en el Instituto Nóos de Investigación Aplicada. Una denominación limpia, como corresponde a una sociedad sin ánimo de lucro. Al igual que esta otra: Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, a cuyo domicilio se dirigió la policía hace unos días para hacer un registro. Los investigadores llevaban tiempo sospechando de estas sociedades de nombre tan respetable y otras (Aizoon, Virtual Strategies, Shiriaimasu, Intuit Strategy Innovat, De Goes Center For Stakeholder Management...) que compartían domicilios, socios y empleados. En definitiva, la típica red de sociedades que pueden servir para muchas cosas.

La investigación sobre pagos sin justificar de un fórum de turismo y deporte lleva hasta un paraíso fiscal

Por ejemplo, Aizoon SL, aparentemente una empresa inmobiliaria, pero también un vehículo para realizar ciertas inversiones. Aizoon entró en el accionariado de Mixta África, una empresa cuyo objetivo era la construcción de viviendas sociales en el continente africano, con proyectos iniciales en Marruecos, Mauritania y Senegal, países donde han edificado más de 7.000 viviendas. Uno de los principales accionistas de Mixta África es un fondo de inversión propiedad del príncipe saudí Al Waleed bin Talal. Otros inversores españoles entraron a través de la firma Renta Corporación.

Los investigadores entienden que unas sociedades le hacen el trabajo a las otras. Unas cobran como empresas sin ánimo de lucro y las otras se van llevando el beneficio a otros lugares. Según los fiscales, el Instituto Nóos cobraba demasiado por sus servicios. El problema es que no ha podido justificar los presupuestos presentados por ese Forum de Turismo y Deporte financiado en parte con fondos públicos: faltan al menos 1.000.000 de euros por justificar. Y algunas partidas se han ido al exterior, a un paraíso fiscal donde se ha encontrado un depósito de 500.000 euros. Los investigadores han tratado de extremar las comprobaciones al máximo. Encontraron una factura de un gasto de 4.000 euros por la contratación de la cantante Teresa Berganza. Y la llamaron para confirmarlo.

Las sociedades Aizoon y Nóos adquirieron cinco inmuebles en Palma de Mallorca, según fuentes de la investigación. Y en 2005 se hizo público el traslado de los duques a una lujosa residencia en el exclusivo barrio barcelonés de Pedralbes, valorada en 6 millones de euros , de 1.200 metros cuadrados de estancias y 1.300 metros cuadrados de jardín. La casa era la constatación de lo que ya era vox populi en el mundo del deporte: que los negocios de Urdangarin iban viento en popa.

La caída de Matas impidió la celebración de nuevos congresos en las Baleares, así que buscó otras fuentes de negocio. En junio de 2006, además, Iñaki Urdangarin era nombrado consejero de Telefónica Internacional y presidente de honor del Foro Generaciones Interactivas, un organismo creado por Telefónica, la Universidad de Navarra y la Universidad Iberoamericana. Los ingresos que le producirían estos cargos se mantuvieron en lo que podría denominarse un discreto secreto: nadie preguntaba para no molestar.

Durante esa época y en la nueva casa de Pedralbes, la familia disfrutó de sus mejores años a juicio de los ecos de sociedad. Y los más prósperos también. La casa era un centro de reunión que frecuentaban tanto la familia de Urdangarin como doña Sofía y su hermana Irene de Grecia. Allí también acudieron don Felipe y Letizia Ortiz durante su noviazgo. El príncipe y su cuñado mantenían una estrecha relación personal, tanto es así que Iñaki fue quien compró en una joyería de Barcelona el anillo de pedida de Letizia. Urdangarin era el perfecto yerno, simpático, educado, con don de gentes, cariñoso con los niños, con la Reina y un cuñado comprensivo y atento con la infanta Elena cuando ella decidió dar el paso de separarse. Este marco de relaciones se enfrió con el paso del tiempo por los roces entre las cuñadas. Fuera de los actos oficiales, los duques de Palma se mostraban en público como una familia feliz que montaba en bici por la ciudad, tomaba el aperitivo en los bares del barrio, hacía deporte e iban a misa todos los domingos.

Los miembros de la familia real coincidieron por última vez en público hace un mes, en el desfile del Doce de octubre

Nada parecía enturbiar los proyectos de los duques de Palma hasta el año 2009, cuando llegó la hora del traslado a Washington. La casa de Pedralbes fue, tiempo después, puesta en alquiler. El precio hacía honor a su empaque: 30.000 euros al mes.

Coincidencia o no, aquel año trajo algunas novedades importantes a los fiscales anticorrupción de Baleares que habían ido tirando del hilo del sumario Palma Arena, una costosa obra de los años de Jaume Matas como presidente, que dejó costosos agujeros en forma de comisiones y gastos sin justificar. Acababan de llegar hasta Pepote Ballester, el exdirector de Deportes. Ballester guardaba su correspondencia electrónica en un lápiz de memoria, que la policía intervino durante el registro de su despacho. En aquella memoria aparecía la correspondencia mantenida con los gestores del Instituto Nóos. Allí figuraban alusiones tales como “te ha comentado Iñaki” o “Iñaki me ha comentado que estarás disponible en tu despacho”. Para que no hubiera duda sobre la identidad de Iñaki, el policía puso la siguiente nota al juez: “Iñaki: se trata del Excmo. Sr. Iñaki Urdangarin, duque de Palma”. La novedad llegó a altas instancias de la Fiscalía Anticorrupción. Se abrió una pieza secreta y se continuó con la investigación.

Dos años después, los hechos señalan que algunas de las sociedades que en su día presidió Iñaki Urdangarin han sido investigadas y registradas su sedes sociales. También, que su principal socio, Diego Torres, ha sido imputado. De producirse la imputación judicial de Urdangarin, provocará consecuencias inesperadas en el entorno de la familia real, cuyos miembros coincidieron por última vez en público el pasado 12 de octubre en el desfile de las Fuerzas Armadas. El viernes, Urdangarín declaró que defenderá su honorabilidad e inocencia.

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