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López brinda a Zapatero un público reconocimiento por su labor ante ETA

El ‘lehendakari’ y el presidente lucen su sintonía tras los desencuentros mutuos

Javier Rivas
López y Zapatero salen ayer de Ajuria Enea.
López y Zapatero salen ayer de Ajuria Enea.RAFA RIVAS (AFP)

En las horas más bajas de sus dos legislaturas, políticamente abrasado, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero recibió ayer el bálsamo del reconocimiento por uno de los hechos que más claramente quedarán de su labor: haber presidido el Gobierno que vio el cese definitivo del terrorismo. Y el homenaje se lo brindó precisamente el lehendakari y líder del PSE, Patxi López, a cuyo Ejecutivo y partido Zapatero ha irritado y postergado varias veces los dos últimos años por la necesidad de que el PNV fuese su salvavidas en el Congreso.

López y Zapatero aprovecharon para exhibir su comunión dos actos de un alto contenido simbólico: la visita del segundo a Ajuria Enea, donde no acudía un presidente del Gobierno desde 1980, y, luego, un emotivo acto con más de 300 cargos públicos y candidatos socialistas en un hotel de Vitoria. Los dos ámbitos, precisamente, en que se han jugado las discrepancias mutuas: el Ejecutivo autónomo y el partido. “Ha habido un reconocimiento sincero, sin un mínimo reproche”, apuntaban horas después fuentes del Gobierno vasco.

La victoria de la libertad es la victoria de Euskadi y los vascos”, dice Zapatero

López, con quien Zapatero se reunía para hablar del proceso abierto por el fin de ETA 12 días después de recibir en La Moncloa para lo mismo al peneuvista Iñigo Urkullu, uno de los principales rivales políticos del lehendakari, no escatimó elogios al papel jugado por el jefe del Ejecutivo. “No vamos a olvidar todo esto. En Euskadi siempre serás un presidente y un amigo de los vascos”, recalcó casi nada más empezar la comparecencia pública de ambos ante los periodistas tras una hora de reunión en Ajuria Enea. Delante de sus correligionarios —“nuestra gente, tu gente, José Luis”—, López repitió el agradecimiento “como socialista vasco” y, después en euskera “de todo corazón”, mientras le regalaba cinco siemprevivas, como símbolo de la memoria de las víctimas y de la resistencia ciudadana.

Zapatero, quien recalcó que “la victoria de la libertad es la victoria de Euskadi” y sus ciudadanos, le devolvió el reconocimiento: “Lehendakari, me siento orgulloso de la tarea en pro de este tiempo que has empezado”, dijo en Ajuria Enea. “Patxi, siendo tu lehendakari lo mejor del País Vasco está aún por venir. Va a cambiar la historia de Euskadi”, abundó ante sus compañeros de filas. Y los dos rindieron homenaje a quienes, como los concejales socialistas, mantuvieron la bandera del partido en los años de plomo.

Cuando los móviles funcionan cada día, las reuniones públicas entre políticos sirven fundamentalmente como escenificación, pero ambos contertulios aprovecharon su hora en privado no solo para hablar de la situación de Euskadi, sino de la evolución de la crisis en Europa, las elecciones o la situación del PSOE, según fuentes del Ejecutivo autónomo.

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López propone un consenso para la construcción del “derecho a convivir”

Ambos coincidieron tanto en la necesidad de actuar con sosiego y prudencia —“No vamos a arreglar en 10 días de urgencia 40 años de violencia”, resaltó López— como en que las medidas que se adopten de ahora en adelante, buena parte de las cuales recaerán sobre el Ejecutivo que salga de las urnas de noviembre, se adopten con el máximo consenso entre los partidos. Este llamamiento a la unidad llega cuando los partidos vascos han sido incapaces de ponerse de acuerdo para salir a la calle a celebrar juntos el fin de la violencia, por las diferencias sobre todo entre socialistas y PNV. Y la celebración el próximo jueves en Euskadi del Día de la Memoria, instituido en 2010 para recordar a las víctimas de ETA, lleva serio camino de quedar marcado, por segundo año consecutivo, por la división. Dichas medidas “están en la mente de todos”, apuntó el lehendakari, pero sin llegar a citar ninguna en concreto. Eso sí, reiteró que el decálogo que presentó en el Parlamento vasco en septiembre, y que incluye entre sus medidas el acercamiento de los presos de ETA para favorecer la reinserción, contiene los “elementos fundamentales” para la nueva etapa. Zapatero le trasladó su pleno respaldo al mismo.

En medio de una campaña electoral que, como reconocían fuentes de ambos Gobiernos, mediatizaba mucho el mensaje que pudiese salir de la cita, entrar a hablar de medidas concretas “no sería elegante para quien vaya a gobernar y supondría una contradicción si estamos hablando de tranquilidad”, en palabras de medios de Ajuria Enea.

Con el PNV y la izquierda abertzale embarcados en una pugna por la hegemonía del nacionalismo con cotidianos mensajes sobre el reconocimiento del “derecho a decidir”, el lehendakari no dejó pasar la ocasión de fijar como objetivo futuro de Euskadi construir un “derecho a convivir”, el asentamiento de la tolerancia, la libertad y el respeto a la diferencia. Por encima de los planteamientos concretos, para ambos dirigentes socialistas ayer era el día de los principios, de enfatizar ideas como memoria, justicia o esperanza. Sobre todas las palabras de Zapatero pesó un evidente tono de final de ciclo, de presidente amortizado, pero quizá cuando más claro quedó fue cuando se dirigió a sus correligionarios de filas y les dijo: “Espero que me invitéis a esos maravillosos sitios que cuando aterrizo veo desde el aire”.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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