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Jiménez intenta blindar la relación con Marruecos

La ministra de Exteriores se despide de Rabat sin ver a Mohamed VI

Miguel González
Trinidad Jiménez se reúne con primer ministro marroquí, Abás Fasi
Trinidad Jiménez se reúne con primer ministro marroquí, Abás FasiJAVIER HERNÁNDEZ

Trinidad Jiménez concluyó ayer su primera y, salvo sorpresas, última visita a Marruecos como ministra de Asuntos Exteriores con una entrevista con el primer ministro Abbas El Fassi, pero sin ver a Mohamed VI. La audiencia real nunca figura en el programa de las visitas de cancilleres extranjeros, pero el rey suele recibirlos si está en el país. El problema es que se ausentó en viaje privado antes de la llegada de la ministra española y, pese a ello, esta decidió mantener su visita ya que era la última ocasión de hacerla antes de las elecciones, y “porque era necesaria para asentar las relaciones bilaterales, más allá de vaivenes políticos”, según fuentes diplomáticas.

Y el vaivén que se avecina en ambos países es considerable. Los españoles acudirán a las urnas el 20 de noviembre y los marroquíes lo harán cinco días después. En el país vecino serán las primeras elecciones con la nueva Constitución, que limita el poder del monarca y hace depender al poder ejecutivo del Parlamento.

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Jiménez visitará por primera vez Marruecos la semana próxima

Jiménez ya no será ministra a final de año y es probable que tampoco lo sean la mayoría de sus interlocutores marroquíes. Con todo, la visita ha servido, según fuentes de su entorno, para blindar la relación bilateral ante los cambios que se avecinan. Una victoria de los islamistas en Marruecos (aunque sean moderados) suscita inquietud en España y aún más recelos provoca en Rabat el previsible triunfo del PP. El último mandato de Aznar supuso un agudo deterioro de las relaciones entre los dos países —que llegaron al borde del enfrentamiento con el incidente de Perejil— y hace solo un año de la multitudinaria manifestación en Casablanca contra el PP.

Por eso, Jiménez ha insistido en calificar la relación con Marruecos como una “cuestión de Estado”. La presencia del ministro de Presidencia, Nizar Baraka, en la reciente convención del PP en Málaga evidencia que Marruecos busca tender puentes con Rajoy.

La situación, en todo caso, es muy diferente a la de hace ocho años. Mientras la economía española no remonta el vuelo, la marroquí crece a casi un 5% anual. Y Rabat acaba de conseguir un notable éxito diplomático con su elección como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2012-13. Se siente fuerte.

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La ministra se reunió ayer en Rabat con un grupo de empresarios españoles con intereses en Marruecos, ante los que defendió las “oportunidades de negocio” que se abren en el país y calificó de “casos aislados” las denuncias de extorsión de varias constructoras. También consideró “muy positivo” el plan de regionalización del país, pero lo desvinculó del contencioso del Sáhara que, insistió, debe resolverse “en el ámbito bilateral” entre Marruecos y el Frente Polisario.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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