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HACIA EL FINAL DE LA BANDA TERRORISTA

La izquierda radical se ha impuesto a ETA y ha decidido acercar su final

Los ‘abertzales’ muestran con gestos que el fin de la violencia es irreversible

Luis R. Aizpeolea
Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, en febrero en Bilbao, en la presentación de los estatutos de Sortu.
Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, en febrero en Bilbao, en la presentación de los estatutos de Sortu.LUIS ALBERTO GARCÍA

La izquierda abertzale se ha impuesto a ETA y ha decidido acercar su final. Es lo que subyace, según reconocen fuentes de la propia izquierda radical, en los pasos encadenados y desiguales que se han dado en el plazo de una semana en ETA y su entorno. Estos pasos son la asunción por la inmensa mayoría de sus presos de la declaración de Gernika, incluida la reclamación a la banda a que abandone las armas; la decisión de Ekin —el grupo de comisarios políticos de ETA dentro de la izquierda abertzale— de disolverse este mismo fin de semana y la decisión de la propia ETA de colaborar con la comisión internacional de verificación de su alto el fuego, en un comunicado publicado ayer por la tarde. Los dos primeros han sido bien valorados por el Gobierno. Pero el tercero, no.

La izquierda independentista y ETA han decidido, en una actuación simultánea, multiplicar los gestos de avance hacia el final de la violencia para mostrar a la opinión pública y al Estado la irreversibilidad de su decisión de que el terrorismo se ha terminado y, también, porque “ahora es posible hacerlo”. “Los primeros pasos de estos procesos son difíciles. Cuesta hacer la digestión. Pero una vez que se cruza el punto de no retorno todo es más fácil y más rápido”, señalan fuentes abertzales.

Dichas fuentes se refieren a la dificultad que tuvieron sus bases para asumir, en febrero, los estatutos de Sortu, en los que se rechazaba la violencia de ETA. Pero cómo una vez asimilados y cruzado ese punto de no retorno, los pasos son ahora más rápidos. Lo ha dicho, de modo expresivo, uno de sus dirigentes, Rufi Etxeberria: “No tenemos duda de que ETA ha tomado la decisión de dejarlo”.

A la izquierda abertzale le interesa que ese punto de no retorno sea reconocido por la opinión pública y las instituciones del Estado para que, en el caso de que en diciembre haya un cambio de Gobierno y llegue Mariano Rajoy a La Moncloa, lo tenga más difícil si pretende una marcha atrás. “Haga lo que haga el PP, si gana, nosotros no vamos a cambiar. Nuestra apuesta por las vías políticas y pacíficas es irreversible”, aseguran fuentes de los radicales.

En este sentido, la izquierda abertzale dará aún más pasos antes de las elecciones del 20-N, que tratará de rentabilizar electoralmente en su disputa con el PNV por la hegemonía nacionalista. Uno de los pasos que prepara, según algunas fuentes, es un documento con un pronunciamiento de la izquierda abertzale sobre las víctimas del terrorismo. Es una asignatura pendiente de los independentistas que ya aparece esbozada en los estatutos de Sortu, aprobados en febrero, y que le ha originado muchos problemas de credibilidad por la indefinición de sus cargos institucionales, como el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano.

Pero este proceso tiene un límite, según la izquierda abertzale. Cree que ETA no emitirá ese comunicado final hasta que los tribunales legalicen Sortu —el partido de la izquierda radical— y se materialicen garantías para sus presos con la revisión de la doctrina Parot. Ambas cuestiones dependen del Tribunal Constitucional y todo apunta a que no serán abordadas antes de los comicios del 20-N.

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“Si las elecciones se hubieran celebrado en marzo es posible que se hubieran producido esos avances y entonces hubiera llegado el comunicado final de ETA. Ahora es muy difícil”, admiten fuentes de la izquierda abertzale. Ciertamente, el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, no quiere que se repita la situación que vivió el alto tribunal con motivo de la legalización de Bildu antes de las elecciones del 22-M.

Hubo entonces una profunda división entre sus magistrados y una durísima campaña de la derecha política y mediática contra los que votaron a favor de dicha legalización. De modo que Sala solo abordaría ambas cuestiones, antes del 20-N, en el caso de que hubiera unanimidad entre sus magistrados, lo que no es el caso.

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